Cayetana Álvarez de Toledo continuará en el PP tras la decisión de Pablo Casado de cesarla hace apenas 15 días. Álvarez de Toledo asegura que por el momento ha decidido mantener el escaño "para saldar una deuda moral con los españoles de Cataluña que confiaron en el PP en el momento más difícil".
La exportavoz popular justifica su decisión y dice no resignarse "a que la política sea una habitación cerrada dominada por camarillas donde proliferan los amiguismos y las puñaladas".
"No me resigno a que la política sea una habitación cerrada, dominada por camarillas, donde proliferan el amiguismo y las puñaladas. Ni tampoco una actividad en la que la verdad sea considerada un lujo que no podemos permitirnos. En la que los ciudadanos sean adulados como clientes", añade y lamenta la visión que tiene Casado de su "manera de ejercer la política", en una entrevista en El Mundo.
Bajo su punto de vista un partido no debe ser como una secta: "Yo creo que la unidad sobre las políticas surge de la deliberación previa y no de la imposición. Un grupo no es una secta".
A este respecto asegura defender la pluralidad de opiniones o las "diferencias" en el seno del partido, como las existentes entre ella y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo: "¿Así que el Partido Popular quiere ensanchar su espacio electoral y resulta que Feijóo y yo no podemos convivir en el mismo partido? ¿De verdad? Entonces acabaremos fundando un partido por cada ciudadano".
"En Sánchez late una pulsión rupturista"
Sobre la actividad del Gobierno, Cayetana lamenta que el el PSOE no alcanzara "un acuerdo político de fondo con el PP y Ciudadano", y condena al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por lastrar ese camino: "Sé que Sánchez no es sólo un superviviente y un oportunista, sino que en él late una pulsión rupturista corrosiva".
En ese sentido, no cree que "haya margen para un acuerdo" de Presupuestos. "Alguien tiene que decirle no sólo a Sánchez sino también al conjunto de los españoles la verdad sobre las cuentas que España necesita", añade.
Finalmente, preguntada sobre si se arrepiente de la polémica generada cuando llamó "terrorista" al padre de Pablo Iglesias, la exportavoz defiende su argumento asegurando que ese día "impugnó la superioridad moral de la izquierda". "Lo más relevante que he hecho como portavoz del PP es impugnar la superioridad moral de la izquierda. En eso consistió aquel debate. Fue una impugnación de la superioridad moral de la izquierda, que se remata señalando que Pablo Iglesias forma parte de la aristocracia del crimen político".
"Su única réplica fue llamarme marquesa. Un recurso vulgar con el que pretendía afirmar mi inferioridad moral para así invalidar mis críticas. Yo le contesté que, efectivamente, los hijos no somos responsables de lo que hayan hecho nuestros padres y que yo soy marquesa igual que él es el hijo de un terrorista", añade.