-¿Sabes? Es decir, que cuando te planteé aquello... ¿Te acuerdas? Como opción...
-Sí.
-¿Por qué? Porque yo no pienso en el cortoplacismo, yo pienso en tu futuro.
-Claro no.... Es la opción más... claro.
La Operación Kitchen (que fue bautizada así en sus notas informativas por el comisario José Manuel Villarejo) nació con la intención de captar a varios confidentes en el entorno de Luis Bárcenas. El primero y más importante fue el conductor, el chico para todo de la familia del extesorero del PP, Sergio Ríos Esgueva.
En las conversaciones que Villarejo grabó, y que figuran en el sumario del caso, se advierte el modo en el que el comisario trató de ganarse la confianza del hombre que los Bárcenas tenían al volante. Ahora, con el secreto ya despejado por el magistrado del Juzgado de Instrucción Número 6 de la Audiencia Nacional, podemos conocer el modo en que lo logró.
El chófer del extesorero, infiltrado en el círculo más próximo a Bárcenas, cobró durante dos años (2013 y 2014) unos 2.000 euros al mes a cambio de recabar información y localizar el inmueble en el que tanto él como su mujer ocultaban documentos con información explosiva y comprometedora sobre el Partido Popular. En total más de 50.000 euros por esa operación. A esa recompensa se sumó su acceso a la Policía.
El 2 de octubre de 2013, Villarejo se reunió con su topo, al que también llamaba 'El Cocinero'. Y le propuso esa idea de acceder al cuerpo de la Policía Nacional. Ríos respondió entusiasmado a la ocurrencia del comisario. "Tampoco quiero estar ni de vigilante ni toda la vida de conductor".
-Lo que tú tienes que pensar, macho, es que yo en primer lugar soy una tumba y en segundo lugar no soy bueno, soy la hostia en mi trabajo. Soy la polla de bueno porque llevo treinta años haciéndolo y nunca he fallado. ¡Nunca! Por eso las cosas más delicadas de este puto país me las encargan a mí. Ya sea la izquierda, la derecha, el centro, su puta madre, que no me fio de ninguno de ellos.
-Sí, porque todos van a lo suyo.
-Pero creo que lo has visto, voy directo, soy sincero de verdad, porque además he visto que es la única manera de funcionar en la vida, no me gusta otra forma de actuar y ya soy muy viejo para cambiar.
Jubilación garantizada
Por aquel entonces ya se habían iniciado en los Juzgados las pesquisas sobre la trama Gürtel. Fue ahí cuando el chófer fue captado por los comisarios Villarejo, Enrique García Castaño y Andrés Gómez Gordo, asesor de seguridad de Dolores de Cospedal cuando era presidenta de Castilla-La Mancha.
El triángulo que conecta a la ex secretaria general del PP con el caso lo completa su marido, Ignacio López del Hierro quien, según los investigadores, sería el enlace entre el ex comisario y su mujer.
López del Hierro, apodado 'El Polla', conservaba una sólida relación con "su tronco" Villarejo. Ambos la forjaron a lo largo de las últimas décadas. La complicidad entre policía y empresario fue tal que el agente se convirtió en los ojos y oídos del marido de Cospedal en muchas de las causas que afectaban al PP.
Esta pieza del caso Tándem se refiere al plan que habrían orquestado, según los investigadores, dirigentes del PP como Cospedal y altos cargos de Interior como el exministro Jorge Fernández Díaz para robar al extesorero Luis Bárcenas información comprometedora sobre la financiación del partido. García Castaño y Villarejo captaron para ello al chófer de los Bárcenas, Sergio Ríos, que fue recompensado con un sueldo fijo mensual procedente de los fondos reservados.
En los papeles sustraídos de casa de Luis Bárcenas, publicados en 2015 por este diario, aparece una mención directa a la supuesta relación entre Sergio Ríos y un alto cargo del gobierno de Cospedal en Castilla-La Mancha.
Alguien que le habría facilitado realizar un volcado del disco duro utilizado por el extesorero en el ordenador del partido y que había preocupado, y mucho, al Gobierno de Mariano Rajoy: "Sergio ha creado a través jefe presidencia Cospedal disco duro. Muertos de miedo".
Interior dispuso de 70 policías en la trama, según se desprende del sumario. Todos ellos, presuntamente, dedicados a seguimientos, a vigilancias, a visionado de cámaras de seguridad. La guinda la aportaría, precisamente, Sergio Ríos, el topo introducido por el clan de Villarejo en el entorno Bárcenas. Él habría sido quien sustrajo finalmente los documentos que buscaban. Su objetivo habría sido ocultarlos a los ojos de la justicia.
La investigación de la Unidad de Asuntos Internos desvela en el sumario cómo Villarejo contaba con una importante red de confidentes. Anotaba siempre las averiguaciones que iban realizando los suyos. Se refería a ellos como K1, K2, K3, K4, K5, K6 y K7. Además de estos informadores estaba el chófer, el principal topo en la trama.
-Tú ya estás ahí para siempre macho, tienes tu jubilación, tus historias.... Todo asegurado, ¿me entiendes? Y esa es mi filosofía tronco, no hay otra -le dice Villarejo a Ríos.
"Qué hija de puta"
Ríos no las tiene todas consigo, y por eso le admite a Villarejo que tiene sus reservas a la hora de actuar de ese modo. Que cree que se pueden acabar enterando de todo lo que están haciendo. El entonces comisario le escucha, y el chófer recuerda una frase que le dijeron tiempo atrás: "No te pilles las manos con ningún delito sin que te lo manden ellos".
Villarejo muestra interés en conseguir esas conversaciones grabadas del expresidente del Gobierno con Bárcenas. El chófer le dice que las tienen Luis y Rosalía, su mujer. Pero sabe que no será sencillo encontrarlas. "Ese tipo de conversaciones, macho, en ese pendrive, es algo que hay que darle al tarro para encontrarlo (...). Al ser tan pequeño lo puede tener en cualquier sitio".
Mientras le sigue informando, el chófer le cuenta cómo sigue llevando a la mujer de Bárcenas a cuantos sitios ella necesita. Y se lamenta de lo poco que le paga Rosalía:
-Y ésta sigue viéndola. ¿A ti te sigue pagando más o menos o...?
-Ahora ya estamos con las tonterías, lo que pasa ahora en teoría es que estoy unos días de vigilante y con eso me paga. Si no, ya me hubiera ido a tomar por el culo hace mucho tiempo.
-¿Que te paga? ¿Quinientos euros? Por ahí andará.
-Trescientos, un mes, seiscientos, te debo cien euros, te debo quinientos...
-¿Qué me dices? Qué hija de puta.
-Es que cuando salga el Señor, los cojones treinta y tres, a ver si Dios quiere que cuando salga el Señor ya estoy yo en Ávila (refiriéndose a la academia de preparación para el acceso a la Policía Nacional).
-Pero qué hija de puta -insiste Villarejo.
-¡A tomar por el culo! Y además, luego la llevas a un sitio a comprar jamón y se gasta noventa pavos. Es que vamos a ver...
Pese a la importancia de su papel en la trama, el chófer del extesorero popular se negó en su día a declarar a las preguntas del juez Manuel García-Castellón. El magistrado, por el momento, le imputa los delitos de robo y de malversación de caudales públicos.