Centenares de personas recibieron la noche del pasado miércoles en Bilbao al etarra Ibon Gogeaskoetxea, uno de los máximos dirigentes de la banda terrorista ETA desde el punto de vista militar a lo largo de sus últimas décadas.
En uno de esos homenajes conocidos como 'ongi etorri', armados con pancartas, ikurriñas e incluso bengalas vecinos y simpatizantes recibieron a uno de los más destacados miembros de la organización.
Gogeaskoetxea fue detenido hace diez años. En febrero de 2010, en Normandía, en aquel momento la Guardia Civil y la Policía Nacional le consideraban el número uno de la banda. Cumplía desde entonces prisión en Francia. Pesaba sobre él una condena de 14 años por pertenencia a organización terrorista.
Gogeaskoetxea nació en Guernica (Vizcaya) hace 55 años. Era el máximo dirigente de la banda y también formaba parte de su comité directivo.
Entre los múltiples atentados en los que participó, destaca el del museo Guggenheim en 1997, también en Bilbao, donde intentó sin éxito asesinar al rey Juan Carlos I junto al resto de miembros de su comando, entre los que figuraba su propio hermano.
Según han denunciado distintas asociaciones de víctimas, el homenaje a su salida de prisión habría sido promovido por Sortu.
Desde el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), han vuelto a alzar la voz ante esa nueva aglomeración festiva, ya tan habitual en las localidades del País Vasco cuando un etarra abandona la cárcel tras cumplir su condena. "Hay quienes no mantienen ninguna distancia social ni física con los asesinos de ETA y sus cómplices".
El atentado del Guggenheim
Ibon Gogeaskoetxea y su hermano Eneko desaparecieron en octubre de 1997 después de que el comando Katu, del que ambos formaban parte,fuera desarticulado por la Ertzaintza. Fue semanas después de que fallasen en un grave atentado que no llegaron a consumar.
Su objetivo era disparar 12 granadas contra el museo de arte contemporáneo, emblema desde entonces de la ría de Nervión y de la ciudad, el día en que iba a ser inaugurado por el Rey.
Kepa y Eneko, en unión de su hermano Ibón, ahora homenajeado por sus adláteres abertzales, prepararon tres jardineras grandes con diez granadas anticarro y dos minas antipersona. Las trasladaron hasta las inmediaciones del museo el día 13 de octubre.
Una vez en el lugar de los hechos, Ibon y el resto de componentes del comando dispusieron en los jardines del recién construido museo una de las jardineras cargadas de material explosivo. Antes de que pudieran trasladar las otras dos, varios miembros de la Ertzaintza advirtieron lo que estaban haciendo y les exigieron la identificación.
No prestaron atención. Los etarras también iban armados. Abrieron fuego contra los agentes antes de huir de las inmediaciones del museo. Los disparos alcanzaron al ertzaina José María Aguirre Larraona, quien falleció a causa del ataque.
La juez apreció indicios de delitos contra la Corona en grado de tentativa, terrorismo con resultado de muerte, y depósito de armas y explosivos.