Las placas y las pistolas eran el disfraz perfecto, y la clave para el engaño funcionara. También los uniformes. Por eso aquel día, el 25 de septiembre de 2012, cuando Óscar y sus socios Tomás y Argimiro llamaron a la puerta de Aureliano y su familia, en la localidad murciana de la Sangonera, pudieron entrar en la casa con total tranquilidad. El argumento era que tenían que practicar un registro por un caso de tráfico de estupefacientes. Dentro ya comenzaron las amenazas. Tras un interrogatorio ficticio, incautaron un Iphone 4, 300 euros, un Samsung Galaxy III y diversas piezas de oro y joyas de la familia valoradas en 6.000 euros. Les desvalijaron por completo.
En realidad aquello no era una visita oficial de investigadores policiales, y ellos tampoco eran policías. Conformaban, por el contrario, una coordinada banda de ladrones. Entre todos ellos destacaban dos: un Policía Local del municipio de Abanilla y, Óscar, alias 'El Tirantes', cuya dedicación en la vida real era la de cabo en el Ejército del Aire.
En aquel supuesto registro uno de los asaltantes exhibía en todo momento la pistola, llegando incluso a colocarla encima de la mesa mientras preguntaba a los padres a qué colegio iban los niños. Entretanto, los otros dos compinches lo registraban todo para llevarse los objetos más valiosos de la casa. Con esa y otras tácticas similares conseguían perpetrar robos en viviendas y empresas una y otra vez.
A 'El Tirantes' las Fuerzas Armadas le abrieron un expediente por incurrir en una falta muy grave. Tiempo después, en 2018, la Audiencia Provincial de Murcia le condenó a más de siete años de cárcel por los delitos de robo, tenencia de armas, falsedad documental, usurpación de funciones y organización criminal.
Llegaron a completar un total de 15 atracos. Ahora, el Tribunal Supremo ha confirmado su expulsión del Ejército del Aire por formar parte de esta banda de ladrones que se hacían pasar por agentes de la Policía Nacional y que robaban en casas y empresas de la región de Murcia.
El cabo había recurrido la decisión adoptada hace un año por Defensa. El Supremo, según la sentencia a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, le otorga ahora la razón al ministerio. Se trataba de una falta muy grave, sancionada con la expulsión de los Ejércitos que conforman las Fuerzas Armadas.
Desde 2012
Óscar era uno de los miembros más activos de la organización. El cabo del Ejército del Aire se incorporó al grupo para participar de sus actividades en septiembre de 2012. Se le elegía a él, según la sentencia, en gran parte por su apariencia física.
El móvil era siempre económico. La organización empleaba un lenguaje muy concreto para referirse a los robos que iban proyectando a lo largo de aquellos años. Tenían su propia jerga. Hablaban de "pintar", "coger la pintura", "hacer el presupuesto" o "la cotización", "hacer la limpieza", "tener un piso para alquilar" o "hacerlo con papeles". Eran todo metáforas. Ninguno de aquellos trabajos desarrollados tenía visos de legalidad alguna.
La banda de falsos policías comenzó a operar a principios del 2012. Todos fueron detenidos en 2013. La banda planificaba los crímenes con cierta antelación. Falseaban sus documentos judiciales, fabricaban placas de policía con sus nombres, compraban armas y todo tipo de efectos para simular que formaban parte de una comitiva de la Policía Judicial. Tenía que parecer que realmente estaban investigando un crimen.
También seleccionaban previamente a las víctimas. Estudiaban posibles objetivos. Algunos de ellos eran personas que suponían que podían tener dinero o efectos de valor en sus casas. También planeaban saqueos a personas que podían estar vinculadas al tráfico de drogas. Cuando les robaban las sustancias estupefacientes luego las ponían ellos a la venta.
Cuando les detuvieron a todos, y registraron sus casas encontraron un auténtico arsenal: armas de fuego, bridas, una pistola tipo táser, grilletes, radiotransmisores, defensas, material informático y telefónico e incluso un inhibidor de frecuencia capaz de dejar sin cobertura telefónica a una amplia zona. También había multitud de documentos oficiales falsificados, órdenes judiciales de entrada y registro en domicilios, oficios de detención, folios con el sello del Cuerpo Nacional de Policía, incluso denuncias falsas.
Registro ilegal
El 14 de diciembre de 2012, la banda asaltó perpetró un asalto a una empresa alegando que allí trabajaban personas sin estar dadas de alta. Llevaban consigo un documento simulado con un listado de nombres. El cabo del Ejército del Aire iba equipado con la pistola eléctrica y unas esposas. Aquel asalto no fructificó, pero después vendrían muchos otros.
Todos ellos fueron detenidos en 2013 por agentes del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil. Cuando los investigadores registraron la casa del cabo del Ejército del Aire hallaron munición de diverso calibre, una balanza con restos de polvo blanco, un frasco con restos de marihuana, diversos anabolizantes y androgénicos, un puño americano, dos pendrives y un ordenador.