Junto con la Legión, la Patrulla Águila dibujando la bandera de España en el cielo de Madrid es uno de los acontecimientos más esperados en cada desfile militar del 12 de octubre. Este año, para salvaguardar la distancia social y por motivos sanitarios, no se celebrará un desfile a pie sino que será este escuadrón acrobático el que pondrá la nota de color.
El 4 de junio de 1985, 5 pilotos de la Academia General del Aire se pusieron a los mandos de otros tantos CASA C-101 que, por aquel entonces, acababan de salir de la factoría que el fabricante -luego absorbido por Airbus- tenía en Getafe. El primer contacto con la aeronave se produjo para demostrar de lo que era capaz y tras el rotundo éxito de las exhibiciones comenzaron a realizarlas regularmente.
La primera vez que los CASA C-101 dibujaron la bandera española fue el 12 de octubre de 1992 sobre Sevilla y desde entonces ha sido uno de los eventos más importantes en tan señalada fecha del calendario. Tras más de 25.000 horas de vuelo acumuladas y varios accidentes fatales de por medio, los 'Mirlo' como así los denominan cariñosamente, están cerca de no volver a levantar el vuelo. El Ejército del Aire comenzará en los próximos meses a recibir las primeras unidades de los Pilatus PC-21, que están llamados a relevar a los ya veteranos C-101. Unas aeronaves que irán dedicadas al aprendizaje de los pilotos que luego volarán en misiones reales.
Relevo de la Patrulla
Tras más de 35 años de servicio y no siendo el avión más veterano de existente en el Ejército, los futuros estudiantes de piloto harán sus prácticas de vuelo en la carlinga del Pilatus PC-21. El fabricante Pilatus, con sede en Suiza, desarrolló el primer prototipo del PC-21 a finales de los años 90 produciéndose el primer vuelo de la aeronave en julio de 2002.
Esta aeronave es una de las más modernas en su clase y ha sido elegida por fuerzas aéreas de todo el mundo para el entrenamiento de los alumnos piloto. De esta forma, sirve en el ejército de la propia Suiza, en el de Arabia Saudí o en el de Australia, entre otros. Y a partir de ahora hay que meter al Ejército del Aire español, que recibirá su primera unidad antes de finalizar este mismo año. El pedido total de aeronaves para España asciende a 24 a entregar entre 2021 y 2022 habiéndose construido más de 200 de este modelo para todo el mundo.
El valor que tiene esa Pilatus PC-21 es que permite un entrenamiento completo de los pilotos a un coste notablemente menor que en un avión de reacción tradicional, como es el C-101. Y no solo por la cantidad de combustible. Los aviones con motores turboprop (aviones de hélice impulsados por una turbina) son más económicos desde el punto de vista del mantenimiento, siendo este tipo de motores los elegidos para aeronaves de corto radio, como los ATR de Air Nostrum.
En lo relativo a las especificaciones, el Pilatus PC-21 cuentan con un par de tripulantes (piloto e instructor, normalmente), un peso vacío de poco más de 2 toneladas y uno máximo al despegue que puede llegar a los 4.250 kilogramos en la operativa normal (3.100 kilogramos en modo 'acrobático').
El motor es un Pratt & Whitney Canada PT6A-68B que desarrolla 1.600 caballos de potencia y que podemos encontrar en otros aviones similares como en el Embraer EMB-314 Tuper Tucano, otra aeronave de entrenamiento militar. El modelo raíz del motor se creó en los años 60 y ha ido en constante evolución hasta nuestros días, siendo uno de los más fiables.El Pilatus PC-21 tiene una velocidad máxima de 685 kilómetros por hora y una autonomía de 1.300 kilómetros.
Aviones más antiguos
El Mirlo no es, ni mucho menos, la aeronave más antigua de la flota del Ejército del Aire. En ella podemos encontrar al veteranísimo Northrop F-5M, el caza de enseñanza antes de que los alumnos se embarquen en los Eurofighter Typhoon o en los F-18. Este caza, fabricado por CASA en Getafe bajo licencia de Northrop, levantó por primera vez el vuelo en 1959 y entró en servicio en España en 1970.
El F-5M sirve en el Ala 23 con base en el aeródromo militar de Talavera la Real, que comparte pista con el aeropuerto civil de Badajoz. Con casi 10 toneladas de peso máximo al despegue, el caza puede romper la velocidad del sonido y volar a 1.445 kilómetros por hora, eso sí, durante poco tiempo. La autonomía del F-5 es uno de sus puntos débiles debido a la antigüedad de sus motores, un par de General Electric diseñados en los años 50.