Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso han convertido a Madrid en la gran batalla política entre Gobierno y el Partido Popular. El presidente del Gobierno mantiene intacta la teoría de que Madrid necesita un estado de alarma para rebajar los altísimos datos de contagio y la presidenta de la Comunidad pide levantar esta situación de excepcionalidad y volver a los confinamientos por áreas sanitarias. A su juicio, los datos de las últimas semanas avalan que el cierre por barrios y no por localidades era suficiente para doblegar la curva.
Las dos administraciones, de momento, mantienen inquebrantables sus posturas. Por un lado, en Moncloa guardan bajo siete llaves si pedirán al Congreso la prórroga de un estado de alarma que decaerá automáticamente el 24 de octubre si el Ejecutivo no pide y consigue el respaldo mayoritario del Parlamento. Y, por otro, los servicios jurídicos de la Comunidad de Madrid estudian si acuden al Tribunal Supremo para pedir el levantamiento de la alarma porque, a su juicio, es desproporcionada y “arbitraria”.
El Gobierno y la Comunidad de Madrid reunían a su grupo covid este martes a las siete de la tarde para analizar juntos la evolución de la pandemia en la región. A la cita estaban convocados los ministros de Sanidad (Salvador Illa) y la de Política Territorial y Función Pública (Carolina Darias), además del vicepresidente de Madrid, Ignacio Aguado, y el consejero de Sanidad madrileño, Enrique Ruiz Escudero. Tras dos horas de frenético debate, ninguna administración alteró ni un milímetro su posición.
El Gobierno trasladó a Madrid "el ánimo de colaboración para doblegar la curva en Madrid. El objetivo no es bajar de 500 casos por 100.000 habitantes, sino alcanzar una cifra más baja, en torno a los 100". El equipo de Ayuso pidió sacar una orden en 24 horas para volver a confinar por áreas sanitarias: "El ministerio mantiene el estado de alarma por motivos políticos", se quejaron desde la Puerta del Sol ya entrada la noche.
De 500 a 200
Madrid afrontaba este encuentro esperanzada, gracias a las últimas cifras registradas: la región acumulaba 501 contagios por cada cien mil habitantes y la línea roja impuesta por el Gobierno se sitúa en los 500. El jarro de agua fría cayó a primera hora de la mañana, cuando el ministro Illa anunció por sorpresa en una entrevista radiofónica que el Gobierno no se planteaba levantar el estado de alarma, al menos, hasta que la región se situara “en los 200 o en los 100 casos”. El equipo de Ayuso no contaba con este mazazo del que no había sido ni informado previamente.
El Ejecutivo madrileño no esperó a la reunión con el Gobierno y convocó una rueda de prensa en la que participaron la propia presidenta, el alcalde de Madrid y el consejero Ruiz-Escudero. Los tres mandatarios criticaron la estrategia “política” de Sánchez “contra” Madrid y pidieron reiteradamente el levantamiento urgente del estado de alarma. Avisaron, además, que lo reclamarán cada día hasta que Moncloa ceda y adelantaron que los servicios jurídicos de la Comunidad de Madrid ya están estudiando todos los escenarios. No se descarta, incluso, elevar el choque al Tribunal Supremo para que el Alto Tribunal decida quién tiene razón.
Diálogo
Ayuso criticó el “falso mantra del diálogo” entre Moncloa y Sol y puso en valor la estrategia para doblegar la curva que impulsó su equipo: confinar quirúrgicamente, por áreas sanitarias, pero evitar perimetrar localidades enteras: “Están funcionando. No tiene sentido una intervención atropellada. Es la peor decisión”, arremetió antes de respaldarse en el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) -que tumbó las restricciones que impuso el Gobierno- para reforzar la idea de que el camino correcto es el que eligió Madrid y descartó Moncloa. “Diálogo es aceptar los fallos de los tribunales, tanto si son favorables como si no lo son”.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, tampoco escatimó en descalificativos hacia Moncloa: “Ya no se dan los requisitos que el Ejecutivo puso encima de la Mesa: Madrid tiene menos de 500 casos por cada cien mil habitantes y en 16 de los 21 distritos la cifra es inferior”. El portavoz nacional del Partido Popular habló metafóricamente de que Madrid está “secuestrada” y de que Sánchez ha tomado a sus ciudadanos “como rehenes”.
Almeida estuvo especialmente molesto con que Illa se sacara de la manga este martes, sin explicar por qué, que la referencia ahora bajaría hasta los 200 casos por cada cien mil habitantes en vez de 500. “Ha cambiado las reglas del juego”, remarcó. Y pidió las explicaciones oportunas.
La OMS
Tras la exposición pública de Ayuso, Almeida y Ruiz-Escudero, Salvador Illa optó por comparecer para parar los dardos que le lanzaron desde la Puerta del Sol. El ministro de Sanidad se refugió en que “vienen semanas muy duras” para no arrugarse ante la amenaza de Madrid de ir a los tribunales. “No lo digo yo, lo dice la OMS y la Unión Europea. Vamos a ver qué medidas nos proponen para bajar no de 500 ni de 400, sino de 200 y llegar a los cien casos de incidencia acumulada”.
El responsable nacional sanitario tampoco escatimó en descalificaciones hacia el Ejecutivo madrileño e insinuó que el equipo de Ayuso maquilla las cifras para bajar el número de contagios. “Me preocupa alguna cosa de la gestión de Madrid. No digo que sea negligencia, pero hay un retraso en las notificaciones por el volumen de contagios”. Además, el ministro quiso dejar claro que la Comunidad ha reducido significativamente las pruebas PCR.
Tras sendas ruedas de prensa, Ayuso se reunió con el líder de la oposición en Madrid, Ángel Gabilondo, en la Real Casa de Correos. Él había solicitado una reunión urgente apenas unas horas antes. Tras la cita, la presidenta publicó en sus redes sociales una fotografía del encuentro, en un intento de remarcar las diferencias entre un líder, Ángel Gabilondo, y otro, Pedro Sánchez.
De la cita, Ayuso subrayó que "hemos buscado puntos de encuentro como representantes de los madrileños, una autonomía que debe recuperar lo antes posible sus competencias en materia sanitaria. Seguiremos hablando, es fundamental".