Parecía que la noche del 7 de octubre, hace apenas unos días, iba a ser una más. No sólo en la isla de Mallorca, o en el centro de Palma. El ocio nocturno no está permitido, y únicamente los establecimientos que ofrezcan comida pueden extender su actividad hasta la 1 de la madrugada, según la normativa autonómica aprobada por el Gobierno de la socialista Francina Armengol. Todo en orden.
Pero en el bar Hat, a apenas unas calles del Ayuntamiento de la ciudad, el jolgorio parecía no tener fin. El reloj avanzaba y la diversión continuaba. Así que, a instancias de los vecinos, la Policía Local se presentó en la sala a las 2 de la mañana. La pandemia de la Covid-19 sigue agitando la vida nueve meses después, y la incidencia no se ha rebajado. Las medidas son claras.
Cuál fue la sorpresa de los agentes cuando, al sancionar al dueño del local, éste arguyó una razón absolutamente inesperada por la que no había bajado la persiana antes: en el interior del bar se encontraba la propia Armengol.
Sí, la presidenta de todos los baleares. Sí, la líder que legisla y, aparentemente y según la réplica del hostelero, avanzada por el periódico mallorquín Última Hora en exclusiva, incumple.
"No cerró" porque estaba ella
La denuncia de las autoridades recoge que el dueño del bar “quiere manifestar su desacuerdo con la denuncia manifestando que no cerró antes porque dentro del local había una autoridad (la presidenta del Gobierno Balear)”.
Según se explica en el documento, para cuando los agentes llegaron al bar, en el interior se encontraban 9 personas. Ninguna de ellas era la baronesa socialista. Ella, para ese momento y según indica el citado medio, estaba fuera, en la calle, junto a otros miembros de su gabinete.
Lo cierto es que ninguno de los clientes del local fue identificado cuando la Policía procedió a la multa y clausura del establecimiento, puesto que, jurídicamente, es una actuación contra el bar, que es el responsable del presunto incumplimiento de la normativa.
La noticia ha sacudido el tablero político balear. El líder de la oposición, el presidente del PP autonómico, Biel Company, ya ha reclamado la dimisión de Armengol “por salud democrática que ella tanto predica, debe aplicarse el cuento. Ha intentado darnos a todos lecciones de ejemplaridad en estos años, hoy debe aplicárselos ella misma”, ha aducido.
El Gobierno balear ha tratado de defenderse mediante un comunicado público, en el que aducen que, si Armengol estaba allí, se debía al "desmayo" de su director de comunicación por "ansiedad laboral".
"El pasado martes día 6 de octubre, la presidenta reunió, en una cena de trabajo, a un equipo de colaboradores para analizar cuestiones relativas a la acción del Govern. La reunión se produjo en la terraza del Restaurante Cor, ubicado en la plaza del Comtat de Rosselló de Palma, a 450 metros de la residencia privada de la presidenta", continúa el escrito.
En la cena, afirman, participaron la consellera de Presidencia, Cultura e Igualdad, Pilar Costa; el conseller de Modelo Económico, Turismo y Trabajo, Iago Negueruela; el conseller de Movilidad y Vivienda, Marc Pons; así como el director del gabinete de la presidenta, Joaquim Torres, y el director general de Comunicación, Álvaro Gil. "Una vez terminada la cena abandonaron la terraza para dirigirse a sus residencias. De camino hacia éstas, la presidenta, el conseller de Movilidad y Vivienda, y el director general de Comunicación siguieron la conversación".
A unos metros del domicilio de la presidenta, "encontraron un establecimiento abierto, concretamente el Hat Bar, y entraron. Un rato después, alrededor de la una de la noche, la presidenta y sus acompañantes abandonaron el establecimiento". "En el momento de salir, el director general de Comunicación sufrió un desmayo producido por la medicación que recibía desde aquella misma semana por ansiedad laboral, un episodio que se repitió en otra ocasión en días posteriores".
"Su desmayo hizo que los tres continuasen en la calle, a pocos metros del domicilio de la presidenta, a la espera de que se recuperara. Al cabo de un tiempo, la Policía Local de Palma llegó a la calle, por lo que se explicó a los agentes la situación. Por lo tanto, si se produjo una actuación de agentes de la Policía Local de Palma en el establecimiento, ésta se produjo cuando la presidenta y sus acompañantes ya no estaban en el local".
La normativa que ella aprobó
Fue la propia presidenta balear la que señaló esta misma semana, durante el anuncio de las nuevas restricciones en las islas de Mallorca e Ibiza en sede parlamentaria, que el Ejecutivo regional era consciente de que “los contactos sociales están en el origen de muchos contagios y estos es lo que tenemos que seguir evitando”.
En la actualidad, la incidencia acumulada de Baleares es de de 140 casos por cada 100.000 habitantes, lo que le situaría en la zona media de la tabla por regiones.
Así está la cosa, tal y como ha legislado la propia Armengol: en Mallorca e Ibiza, las reuniones sociales se limitan a 6 personas. En Formentera y Menorca continúa el baremo en 10.
Se mantienen el resto de restricciones. Tanto la restauración como las tiendas tienen aforos máximos -del 75% o del 50%, en función de la capacidad del local-. No se puede fumar en la calle y recintos públicos -los parques y las playas están cerrados de 21 horas a 7 de la mañana-. Tampoco practicar deportes de contacto, o comer o beber en el transporte público.