En los últimos días antes de escapar de las garras del régimen de Nicolás Maduro, Leopoldo López se sentía ilusionado, con energía y ganas, "inasequible al desaliento". Pero para seguir luchando, el líder opositor venezolano sabía que tenía que marcharse de del país.
Dicen los suyos que la discreción para sacar a Leopoldo de allí tuvo que ser máxima. Según ha podido conocer EL ESPAÑOL a través de fuentes próximas a López, la estrategia diseñada para salir de Venezuela no la conocía ni su esposa, Lilian Tintori, ni tampoco sus tres hijos, a uno de los cuales todavía no conocía porque nació mientras su padre estaba encarcelado por el régimen chavista. Ninguno de sus familiares conocía la operación que, iniciada la semana pasada, iba a lograr que el opositor atravesara las fronteras de su tierra natal.
Tan solo "cuatro o cinco personas" de su círculo más cercano en Caracas conocía el plan que se ha llevado a cabo este último fin de semana y que ha desembocado con Leopoldo López descendiendo de un avión privado este domingo en Madrid.
Los datos recabados por este diario apuntan a un primer viaje en coche desde el propio edificio de la embajada en Venezuela. Después, en la segunda parte de la fuga, las posibilidades se abren hacia dos trayectos: por mar, en un barco particular, o por tierra, como destacan algunas fuentes consultadas, en busca de la frontera del sur hacia Colombia.
"Pensarlo en voz baja"
Desde allí se habría dirigido a la ciudad colombiana de Cúcuta, cruzando la frontera el pasado viernes, para luego poner rumbo a Bogotá, desde donde cogió un vuelo privado que le transportó a España. Otras fuentes han llegado a hablar de un viaje hacia Miami, pero ese extremo por el momento se desconoce.
Otros medios como Radio Caracol incluso han hecho referencia en las últimas horas a que el dirigente venezolano, habría llegado a realizar uno de los tramos en moto, y otro a pie.
"Los tentáculos de las redes de inteligencia de Maduro son muy largos, es lo único que funciona en el país, seguramente con apoyo cubano y ruso. Por eso Leopoldo sabía que, como decimos aquí, si quería salir tenía que ser discreto, tenía que 'pensarlo en voz baja'". De ese modo explica a este periódico una persona de máxima confianza de López el sigilo con el que tuvo que desarrollarse todo en las últimas semanas.
López se encontraba allí, en el edificio de la embajada situada en el exclusivo Country Club, desde el 30 de abril de 2019, después de participar en un fallido levantamiento militar junto al presidente del Parlamento venezolano, Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por cerca de 50 países, España entre ellos.
Un fortín
Fuentes conocedoras de las circunstancias de la embajada explican que la seguridad a la que estaba sometida la convertían en un auténtico fortín. Un lugar, sitiado por completo, que resultaba prácticamente imposible de abandonar. La zona, un complejo residencial de chalets, posee tan solo dos salidas por carretera, ambas vigiladas hasta el extremo por los hombres del régimen de Maduro. Nadie, o casi nadie, podía entrar o salir de allí sin ser visto.
En las primeras horas tras la huida de López, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) de Venezuela detuvo a uno de los vigilantes privados de seguridad y a una de las cocineras de la embajada ante la sospecha de que pudieran haberle ayudado en su fuga. Ambos fueron liberados horas después, según ha podido saber este diario. El Ministerio de Exteriores ya ha condenado esas detenciones con un comunicado emitido este lunes.
Fuentes conocedoras de la situación interna de la embajada creen que no se producirán mayores represalias y que los trabajadores de la embajada no recibirán ningún tipo de represalias. "Están bien todos. Si analizamos los arrebatos que tiene habitualmente, era de esperar que los dejase en libertad. Es una de las actuaciones habituales suyas para hacerse notar en los primeros compases tras la huida", añade la misma fuente.
El opositor venezolano fue arrestado en el año 2014 en Caracas y sentenciado a casi 14 años de cárcel acusado de liderar los actos violentos en las marchas antigubernamentales que se llevaron a cabo ese año. Cinco años después, tras un periplo por la prisión de Ramo Verde y un arresto domiciliario, llegó a la residencia del embajador español, donde permaneció en calidad de huésped hasta este sábado.
Poner tierra de por medio con el régimen que le mantenía encarcelado era quizás una de las cosas que más ansiaba Leopoldo López. Eso sí, el abandonar Venezuela, comentan fuentes cercanas a la familia, ha debido de ser "una decisión que le ha costado mucho tomar".
Los suyos hablaban con él prácticamente a diario en las últimas semanas. Siempre a través de Skype, López se exhibía enérgico y con fortaleza, nunca abatido. "Su carácter extraordinariamente fuerte le ha hecho aguantar todos estos años".
López mantenía una buena relación con Iván Duque, presidente de Colombia -tiene línea directa telefónica tanto con el líder opositor como con otros miembros de su familia-, el país al que llegó tras cruzar la frontera venezolana.
Ahora en España le han acogido muchos rostros conocidos: sus padres, su mujer y sus hijos, su abogado, Juan Carlos Gutiérrez, su amigo y también abogado Javier Cremades, el equipo de prensa de su partido en Madrid y muchos otros conocidos con los que todos estos años solo ha podido tratar a través de la pantalla de un ordenador. Ahora ya se han reunido todos otra vez.