La prisión de Logroño es el centro penitenciario al que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, está ordenando trasladar más etarras desde otras regiones de la geografía española. Hasta un total de 18 de los 87 miembros de la banda terrorista a los que se ha ordenado aproximar a cárceles vascas desde el verano de 2018 recalaron o recalarán en ese recinto riojano, limítrofe con la provincia de Álava.
En estos momentos, según informan fuentes penitenciarias, solo 7 miembros de la banda terrorista, 6 hombres y una mujer, se encuentran en ese centro. El resto, por diversas cuestiones, como las dificultades generadas por el coronavirus, todavía no han podido ser movilizados de las prisiones en las que se encuentran.
Esta semana se ha decidido aumentar su presencia en La Rioja con otra nueva tanda de 8 etarras. En el historial de cuatro de ellos figuran delitos de sangre. Otros cuatro tienen todavía por delante más de la mitad de la condena por cumplir.
Entre ellos está Mikel Xabier Ayensa Laborda, condenado en 2003 a 30 años de prisión como responsable del atentado que le costó la vida al político de UPN Tomás Caballero Pastor, padre del actual presidente de la Fundación de Víctimas del Terrorismo (FVT). También asesinó al militar Francisco Casanova Vicente.
De Ayensa Laborda dice Interior que "acepta la legalidad penitenciaria y ha enviado escrito en el que rechaza el uso de la violencia y reconoce el dolor causado". También liga su decisión de pasarle al segundo grado con razones que no pueden darse a conocer por estar sometidas a Ley de Protección de Datos.
Traslado progresivo
Los otros presos que se ha decidido acercar este martes pasado son Ibai Ayensa Laborda -hermano de Mikel Xabier-, José Antonio Borde Gaztelumendi, Aitor Esnaola Dorronsoro, Karmelo Lauzirika Orive, Itziar Alberdi Uranga, Juan Jesús Narváez Goñi y José Juan García González.
El listado completo y el análisis de todos los traslados figuran en un documento al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL y que ha sido confeccionado por el Observatorio de Política Penitenciaria de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT).
En él se detalla también el modo progresivo en que Interior ha ido acercando a prisiones vascas a etarras desde otras zonas de España: 5 a San Sebastián, 3 a Álava, 2 a Bilbao y 1 a Vitoria.
Entre esos nombres hay etarras tan sanguinarios como José María Arregui Erostarbe, Fiti, miembro de la dirección de la banda que cayó en Bidart en 1992, "inductor", entre otros, del atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza.
Otros dos fueron enviados a Pamplona, y el resto de provincias limítrofes que acogen a terroristas son Burgos, Soria, Cantabria y, como queda dicho, Logroño, en cuyo centro penitenciario más etarras encuentran refugio.
Grupos de presos
Según denuncian desde AVT, los traslados a prisiones vascas o cercanas al País Vasco están teniendo como consecuencia la creación de "importantes grupos de presos etarras" en esas prisiones del norte del país.
La cárcel de Logroño también es el presidio en el que Arnaldo Otegi permaneció encerrado. Por el momento, los siete que allí cumplen condena mantienen un buen comportamiento. "Son gente educada, reclusos disciplinados. No causan problemas", dicen en fuentes penitenciarias. Tres de ellos comparten módulo, y otros tres, otro. Por último, la mujer de la banda reside en el módulo de mujeres.
Los que habitan el módulo 5 cumplen tareas de higienización. Su principal ocupación es la limpieza de todas las estancias del recinto, desde las galerías hasta el patio y los baños. Varios de ellos pasan el tiempo estudiando, aseguran en fuentes penitenciarias, pues están matriculados en universidades con cursos a distancia.
"Firmar un papel"
Ante la intensificación de los acercamientos de etarras a cárceles próximas al País Vasco, el Departamento Psicosocial de la AVT vuelve a encontrarse con la espinosa e incómoda tarea de llamar a los familiares de las víctimas para comunicarles la noticia.
"Queda patente que la empatía de nuestro Gobierno se inclina más hacia los asesinos que hacia sus víctimas, haciendo gala de una humanidad con los asesinos que ellos nunca han mostrado. Porque no, no vale con firmar un papel diciendo que se condena la violencia y se lamenta el dolor causado", comentan a EL ESPAÑOL.
Los representantes de la AVT insisten en que el hecho de pedir perdón no es suficiente. "Eso hay que demostrarlo en sede judicial colaborando con la Justicia, verdadero síntoma de arrepentimiento para poder valorar el pronóstico favorable de reinserción", explican desde la asociación.