Continúa el tira y afloja en el seno de la coalición de Gobierno a cuenta de la negociación presupuestaria. La voluntad de Podemos de priorizar al bloque de la investidura y, por otro lado, la del PSOE de incluir a Ciudadanos en el diseño de las Cuentas Públicas provoca una tensión entre los socios tanto en los contenidos de la negociación como en las formas, nada baladíes en este tipo de procesos. El enfado es máximo entre los de Pablo Iglesias por lo que consideran una "falta de respeto" hacia los grupos minoritarios, de izquierdas y nacionalistas, que facilitaron en enero la investidura.
Fuentes del partido morado aseguran que estos partidos "deberían ser algo más que monos de feria", después de que el PSOE les convocara el miércoles a última hora de la noche, pasadas las once, para los encuentros que este jueves mantenían en el Congreso de los Diputados la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el número dos de Iglesias en la vicepresidencia segunda, el Secretario de Estado Nacho Álvarez.
Unos encuentros que daban preferencia a Ciudadanos, al que se recibía en primer lugar, incumpliendo así el orden pactado entre Iglesias y Pedro Sánchez. De lo improvisado de la ronda da cuenta el plantón del PNV, que desde Podemos consideran "normal". "Los grupos de la investidura son de fuera, no se les puede llamar por la noche para un encuentro en Madrid a primera hora, cuando a lo mejor están en Bilbao o en otro sitio, mientras que los dirigentes de Ciudadanos sí están en Madrid" comentan con indignación.
Hasta el momento, las reuniones con los socios preferidos por Podemos se habían llevado con discreción, pero el miércoles por la noche el equipo de Montero le comunica a Álvarez que este jueves las entrevistas serían con luz y taquígrafos, incluida la mantenida con Ciudadanos, la primera con los de Inés Arrimadas en la que participaba la mano derecha de Iglesias.
Pese a todo, en Podemos confían en que el proceso negociador llegue a buen puerto con o sin Ciudadanos. Iglesias considera, como ha reiterado en público, que el partido naranja trata de desmarcarse de la foto de Colón, o más precisamente de la cercanía a Vox, y que por eso estarán obligados a la larga dar el sí a los Presupuestos. Aunque al mismo tiempo desconfían de los sectores del PSOE que, afirman, prefieren al partido naranja que a otros aliados como ERC o Bildu.