La astucia y el ingenio son cada vez mayores en el mundo del narco. Los métodos adoptados en los últimos tiempos por los traficantes para custodiar sus reservas de droga están alcanzando tales cotas de ingenio que la Guardia Civil se ha visto obligada a advertir a sus unidades del peligro que pueden llegar a entrañar.
En los últimos tiempos, diversas operaciones en todo el país han detectado cómo los narcotraficantes han decidido elaborar sistemas tan sofisticados como artesanales para proteger el material y las sustancias que mantienen ocultas y con las que luego se lucran al venderlas en todo el territorio nacional.
Dispositivos antiapertura integrados por armas de fuego artesanales. Escopetas cargadas apuntando a las entradas de invernaderos repletos de marihuana. Mecanismos de disparo activados que se accionan nada más abrir la puerta del escondrijo. Un informe enviado por la Benemérita al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL advierte a todas las unidades de la importancia de avisar a los efectivos del Equipo de Desactivación de Explosivos (EDEX) para su intervención en caso de encontrarse ante una situación de estas características.
El documento, elaborado por la Jefatura de Unidades Especiales y de Reserva Servicio Desactivación Explosivos y Defensa NRBQ, detalla el modo en que los traficantes tratan de mantener alejados a los intrusos y herir a quienes traten de acceder a alguno de sus dominios.
"Ante la posibilidad de que no se trate de casos aislados, sería conveniente sensibilizar a las Unidades encargadas de inspeccionar lugares que sean objeto de registro por motivos similares o de otra índole delictiva". Ante la menor sospecha de que exista un artilugio de ese tipo, tienen que llamar al grupo especialista en la materia.
Primeros indicios
Los primeros indicios de este modo de preservar sus propiedades los obtuvieron hace dos años. En octubre de 2018, un individuo ingresó en urgencias de un hospital de Almería con una herida de arma de fuego. El hombre dijo que había recibido un disparo en su pierna izquierda cuando se disponía a entrar en un invernadero repleto de plantas de marihuana ubicado en la zona de Rambla Tabernas del Paraje Tuberas, situado en el término municipal de Gador (Almería).
En las investigaciones relacionadas con los hechos, se pudo comprobar que el acceso al invernadero en cuestión estaba trampeado. Allí encontraron un aparato antiapertura integrado por tres armas de fuego artesanales. Todas apuntaban hacia la puerta, directas a repeler de forma autónoma a cualquier invasor.
En el interior del invernadero fueron halladas varias plantas de marihuana. Los especialistas en desactivación de explosivos del EDEX del Cuerpo de Almería pudieron verificar que el acceso al invernadero, que disponía de una única puerta de entrada, se encontraba trampeado con un sistema anti-apertura. Funcionaba con un mecanismo de “alivio de presión”.
El dispositivo lo integraban tres armas de fuego artesanales que disparaban cartuchos de caza del calibre 12. Al abrirse la puerta las armas accionaban sus respectivos gatillos y abrían fuego sin que nadie tuviera que manipularlas.
Los agentes constataron que, para diseñarlo, los narcos no habían necesitado gran cosa: las tres escopetas, una cinta de tela, de las empleadas para subir y bajar persianas, una caladora eléctrica, cableado paralelo multifilar, un interruptor eléctrico de pared y un interruptor de alivio de presión.
Las tres armas se encontraban en el interior del invernadero, fijadas mediante bridas metálicas, a una barra que colgaba de la estructura de la instalación. Las armas cubrían diferentes alturas y ángulos de entrada para asegurarse de que cualquier intruso fuera alcanzado por alguno de los disparos.
El sistema incorporaba además un interruptor de pared como "seguro", para conectar y desconectar el sistema anti-apertura. Una vez pulsado dicho interruptor, el sistema quedaba a la espera de que alguien abriera la puerta y el interruptor de alivio de presión cerrara el circuito, haciendo que la corriente pusiera en funcionamiento la caladora y se produjera el disparo de las armas.
Los técnicos pudieron comprobar, igualmente, que dos de las armas habían sido disparadas, alcanzando una de ellas a la víctima atendida en el hospital, mientras que la tercera había fallado por un defecto en la confección, encontrándose aún en su interior un cartucho de caza del calibre 12.
Replicando el sistema
No iba a ser la última vez que se encontrasen un artefacto de esas características. Hace tan solo dos meses, tras la detención de una persona relacionada con el tráfico de drogas en Villar de Olalla (Cuenca), se detectó un sistema de disparo artesanal anti-intrusión muy similar. También estaba diseñado para proteger el acceso a un cultivo de marihuana ubicado en una finca de su propiedad.
La confección de dicho dispositivo se componía de objetos tan cotidianos como un simple tronco de madera -la base para fijar el resto de piezas-, y un tubo metálico -que alojaba en uno de sus extremos un cartucho de caza calibre 12-. El tubo se hallaba incrustado en un rebaje efectuado en la parte superior del tronco de madera. Además, su dueño lo había sujetado con varias piezas metálicas atornilladas a la madera.
El engranaje mecánico estaba, además, completado con una trampa para cazar ratones con la que se accionaba el disparo. Un clavo como percutor, varios cordeles para la tracción bastaban para provocar que el arma abriera fuego. Pura artesanía del mundo del crimen.
Por esta forma de protegerse, la Benemérita advierte ahora a sus unidades de que extremen el cuidado y vigilen con atención cuando descubran esta clase de almacenes. La profesionalización y las argucias de los maleantes en todo el territorio están llevando a los agentes a especializarse cada vez más. Y a andar con el ojo avizor.