Tres meses y tres días sin comunicación: todos los puentes están rotos entre Sánchez y Casado
El presidente y el líder del PP no se reúnen desde el 2 de septiembre. Casado telefoneó el 26 de octubre, pero Sánchez no atendió ni devolvió la llamada.
6 diciembre, 2020 02:57Noticias relacionadas
Pedro Sánchez disfruta de su semana más plácida desde que llegó a La Moncloa. El Congreso de los Diputados ha dado luz verde a las primeras cuentas públicas del Gobierno de coalición que preside y lo ha hecho con 188 votos a favor: 21 apoyos más que en su propia investidura.
El presidente del Gobierno apuntala así su estancia en el banco azul y ha decidido hacerlo asentándose sobre el bloque de izquierdas, incluyendo en la ecuación a ERC y EH Bildu. En Moncloa no se mira hacia Génova para nada: el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, Pablo Casado, se reunieron por última vez el 2 de septiembre. Entonces habían batido otro récord: llevaban sin verse desde el 17 de febrero, casi un mes antes de que se decretara el estado de alarma por la pandemia.
Aquel día, Casado pidió a Sánchez que creara una Agencia Nacional para la Recuperación, integrada por personas independientes, para gestionar los fondos europeos destinados a afrontar la crisis.
El líder del PP llegó a deslizar que había un principio de acuerdo y habló incluso de que podría liderarla alguien del perfil de Jaime Caruana o Pedro Solbes. En Moncloa rebajaron a la mínima expresión las expectativas de mostrar un posible acuerdo entre PP y Gobierno. Y finalmente, esta inyección europea la va a gestionar directamente el equipo de Sánchez en Moncloa.
Pasado el verano, la epidemia volvía a cebarse cruelmente con los españoles y el Gobierno planeó aplicar otro estado de alarma pero más prolongado en el tiempo. El PP se ofreció para brindarle su apoyo al Ejecutivo, a cabio de dos condiciones: que el estado de alarma durara dos meses y el PSOE apoyara en el Congreso el plan jurídico alternativo de los conservadores.
Para intentar cerrar este acuerdo, Casado se puso en contacto con Pedro Sánchez el 26 de octubre a las 8.30 de la mañana, pero el presidente no atendió la llamada del líder de la oposición. Tampoco se la devolvió nunca. Ante el silencio de Moncloa, Casado hizo pública la propuesta, que se debatió en el Parlamento el 17 de noviembre y fue rechazada por una aplastante mayoría.
Negociación
En esas fechas, el Gobierno ya estaba metido de lleno en las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado. Cada vez que pueden, los populares recuerdan que Sánchez gobierna con las cuentas públicas del exministro del PP Cristóbal Montoro. Un mantra que Moncloa se propuso enterrar cuanto antes.
Las largas negociaciones de las cuentas públicas tampoco han servido para abrir canal de comunicación alguno entre el equipo económico del Gobierno y el del Partido Popular. La vicesecretaria del PP y expresidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, era la interlocutora elegida por Casado para negociar los Presupuestos.
Los conservadores solo tenían la opción de oponerse a las cuentas de Pedro Sánchez y por eso presentaron una enmienda de totalidad. Una vez que el Gobierno superó ese trámite, los conservadores presentaron más de 1.500 enmiendas al articulado, con el "espíritu" de negociarlas y lograr que se incluyeran.
El PSOE, sin embargo, ya tenía amarrada la mayoría necesaria para aprobar las cuentas y se mantuvo impasible en su plan de no pactar nada con el PP: "El objetivo era arrinconarnos y fotografiarnos junto a Vox permanentemente", reflexionan fuentes conservadoras. De poco sirvió la voluntad de diálogo que intentó mantener el Grupo Parlamentario Popular en la Comisión de Presupuestos, porque se tumbaron todas sus propuestas.
Parte jurídica
La única puerta abierta que se mantiene abierta en Moncloa para recibir al Partido Popular es para abordar la renovación de las instituciones que llevan años en funciones. Consciente de que para renovar órganos tan importantes como el Consejo General del Poder Judicial es necesario su voto afirmativo, Pablo Casado se hace valer y no rebaja sus exigencias.
Para acceder al acuerdo, el PP insiste en que Unidas Podemos tiene que quedar fuera de la ecuación. La relación entre el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y el consejero de Justicia de Madrid, Enrique López, es "fluida" y "buena", cuentan desde el PP.
"Coinciden en reuniones, en conferencias sectoriales o en algún premio. El lunes pasado fue la última vez". Pero no hay ningún intercambio de papeles que haga entender en Moncloa que la renovación de los órganos judiciales está más cerca que nunca. En este caso, el portazo lo da el Partido Popular.