Este año, el Rey Felipe VI ha transmitido por séptima vez el tradicional mensaje de Navidad de la Casa Real. En el transcurso de estos seis años se han visto modificados tanto su discurso como el propio escenario.
Desde su primera aparición, el Monarca tuvo que hacer referencias más o menos veladas a escñandalos familiares, empezando por su hermana Cristina hasta este años, por la salida de su padre, Juan Carlos de España. Además, Cataluña ha sido un tema omnipresente desde aquel diciembre de 2014, año en el que se produjo la consulta del 9-N impulsada por el expresidente de la Generalitat Artur Mas.
También la fragmentación política, la corrupción y, sobre todo, el paro juvenil han sido cuestiones recurrentes en sus intervenciones.
2014: "La Justicia es igual para todos"
En 2014, el Rey Felipe VI dio su primer discurso navideño desde el Palacio de la Zarzuela tras la abdicación de Juan Carlos I. Ese año fue difícil para el recién estrenado Monarca: el procesamiento de su hermana, la infanta Cristina, y de su cuñado Iñaki Urdangarin en el 'caso Nóos' pusieron el foco sobre su familia sólo un mes después de que, el 9 de noviembre, la Generalitat de Cataluña, entonces presidida por Artur Mas, convocara una "consulta popular" en rebeldía por la negativa del Gobierno a permitir la celebración de un referéndum independentista.
En aquella ocasión, el Rey se refirió de forma contundente a la lacra de la corrupción y el desprestigio de las instituciones: “Necesitamos una profunda regeneración de nuestra vida colectiva. Y en esa tarea, la lucha contra la corrupción es un objetivo irrenunciable”. Y aunque no se refirió directamente a su hermana, sí recalcó que "vivimos en un Estado de derecho, y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la Ley. La Justicia es igual para todos".
2015: "La pluralidad política aporta sensibilidades"
En 2015, y desde el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid, el Rey instó al "diálogo" tras la fragmentación parlamentaria que trajeron las elecciones del 20-D, en las que Podemos y Ciudadanos entraron de lleno en el escenario político. “La pluralidad política, expresada en las urnas, aporta sin duda sensibilidades, visiones y perspectivas diferentes; y conlleva una forma de ejercer la política basada en el diálogo", expresó.
Otra vez fueron relevantes las palabras sobre Cataluña del Monarca, que censuró la imposición de una idea sobre la voluntad de los demás. “No debemos olvidar que la ruptura de la Ley, la imposición de una idea o de un proyecto de unos sobre la voluntad de los demás españoles, sólo nos ha conducido en nuestra historia a la decadencia, al empobrecimiento y al aislamiento. Ése es un error de nuestro pasado que no debemos volver a cometer”.
2016: "Una España de brazos abiertos"
En su tercer discurso como Rey de España, Felipe VI volvió a La Zarzuela pero en aquella ocasión retransmitió el discurso desde su propio despacho como un símbolo del trabajo constitucional realizado como Jefe del Estado en 2016: cinco rondas de consultas con los partidos en 10 meses hasta que el expresidente Mariano Rajoy logró formar Gobierno.
Ese año volvió a hablar del proceso independentista y aseguró que no sirve de nada saltarse la ley: “Vulnerar las normas que garantizan nuestra democracia y nuestra libertad sólo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de la sociedad”.
Aunque no mencionó a Cataluña directamente, su mensaje de fondo fue claro: “Son tiempos para profundizar en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas”.
2017: "No pueden imponer sus ideas frente a los demás"
El 3 de octubre de 2017, Felipe VI se pronunció desde su despacho en el Palacio de la Zarzuela sobre la consulta unilateral impulsada por la Generalitat de Cataluña el 1 de octubre, tan sólo dos días antes. En un duro discurso, pidió al Gobierno de Mariano Rajoy ejercer su responsabilidad. Cuando pronunció su mensaje de Navidad dos meses más tarde desde el Salón de Audiencias de la Zarzuela, habían pasado tan solo tres días desde las elecciones autonómicas catalanas, convocadas por Moncloa tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
El Rey recordó entonces a los partidos separatistas que no pueden “imponer las ideas propias frente a los derechos de los demás” y pidió al Govern que resultara de los recientes comicios autonómicos que abandonara el “camino de la exclusión y el enfrentamiento”, respetando la “pluralidad” de los catalanes, en favor de “la convivencia, la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo”.
2018: "Tenemos una deuda con nuestros jóvenes"
El año pasado, Felipe VI también se dirigió a la ciudadanía desde el Salón de Audiencias de la Zarzuela y pidió una España en "convivencia" donde "las reglas que son de todos sean respetadas por todos". En ese sentido, se refirió al "rencor y el resentimiento" como actitudes que "forman parte de nuestra peor historia y no debemos permitir que renazcan". La frase se interpretó como una alusión a Cataluña o a la creciente polarización de la política española, que comenzaba a vivir el auge de Vox.
El jefe del Estado hizo una mención especial a la lucha contra la violencia de género después del asesinato de la profesora Laura Luelmo; también tuvieron especial importancia en su discurso las dificultades de la juventud para encontrar trabajo, en uno de los países con la mayor tasa de desempleo juvenil: "Como sociedad tenemos una deuda pendiente con nuestros jóvenes. Somos responsables de su futuro y las circunstancias de hoy en día no son, ni mucho menos, las más fáciles".
2019: "Diálogo con respeto a nuestra Constitución"
Don Felipe retrasó todo lo que pudo la grabación de su mensaje de Navidad en el 2019 de las cinco convocatorias electorales. PSOE y Unidas Podemos ya habían anunciado su principio de acuerdo, pero cualquier momento podía ser bueno para que las negociaciones dieran a luz un pacto de coalición y el Rey no se sintió totalmente libre para hacer su trabajo. Porque la investidura no sólo metería en el Ejecutivo a un partido activamente republicano, sino que se sustentaría en apoyos de formaciones destituyentes, como los separatistas vascos y catalanes.
Aun así, Felipe VI expresó sus "serias preocupaciones" para España. Entre ellas, el impacto de la tecnología en la "cohesión social" hasta ahora sólida, el "deterioro de la confianza de nuestros ciudadanos en las instituciones" y "desde luego, Cataluña".
Aunque en un lenguaje poco concreto, dada la inestabilidad institucional, el Rey lanzó varias advertencias. La primera, sobre el diálogo político, que pidió que se desarrollara siempre desde el "respeto a nuestra Constitución". Y recordó que la Carta Magna ya "reconoce la diversidad territorial" del Estado, a pesar de la crítica de los partidos nacionalistas, y "preserva la unidad que nos da fuerza". "Todo cuanto hemos logrado no se ha generado de manera espontánea" sino que ha sido posible "gracias a nuestra Constitución", remachó.