La reivindicación de "soberanía" sobre Gibraltar que durante décadas ha llevado España en los organismos internacionales deja paso a la "interdependencia". Una palabra, esta última, que repetía varias veces Arancha González Laya al anunciar el principio de acuerdo con el Reino Unido sobre el Peñón, ahora que con el inicio del año el Brexit se consuma tras el último acuerdo de Nochebuena entre Londres y la Unión Europea (UE).
Para la ministra de Asuntos Exteriores, los negociadores de las tres partes implicadas -las británicas, las autoridades gibraltareñas y las españolas- podrían haber tenido "una larga discusión sobre qué significa la soberanía en el siglo XXI" pero, afirmaba, "lo que hemos hecho con este acuerdo es gestionar nuestra interdependencia y hacerlo a través de la corresponsabilidad".
Una manera de echar por tierra, por considerarlo un asunto demasiado teórico o quimérico, la labor diplomática llevada a cabo durante décadas por nuestro país para acabar con la anomalía que el estatus del Peñón supone en el contexto internacional.
Exministros opinan
Uno de los antecesores de Laya en otro gobierno del mismo color político, Carlos Westendorp, en conversación con EL ESPAÑOL, señala el "anacronismo" que supone la existencia de una colonia como la que tiene el Reino Unido en la Península Ibérica.
El que fuera último titular de Exteriores con Felipe González cree que el principio de acuerdo alcanzado en las últimas horas de 2020 supone, sobre el contencioso de Gibraltar, algo parecido a lo que supuso la entrada de España en la Comunidad Europea en los ochenta. "Que los dos reclamamos la soberanía está establecido. España lo hizo con la entrada en el Mercado Común y ahora Johnson [Boris] con este acuerdo, pero al revés" sentencia.
Otro ex ministro de Exteriores, el popular José Manuel García-Margallo, afirma, también en conversación con este diario, que "se ha acabado con la tesis de la ONU" según la cuál Reino Unido es la potencia descolonizadora. "De repente, Gibraltar se convierte en un ente soberano. No aceptan ni siquiera que los agentes que controlan las fronteras sean españoles" afirma con escándalo.
González Laya informó de la presencia de agentes de Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, tanto en el puerto como en el aeropuerto. La titular de Exteriores no especificó si en algún momento, incluso terminado el periodo de transición de cuatro años que comienza a partir de ahora, tomarán el relevo las Fuerzas de Seguridad de España.
La también antigua responsable de la diplomacia española, Ana Palacio, que ocupó la cartera de Exteriores en el último Gobierno de José María Aznar, muestra su perplejidad por el hecho de que no exista aún un texto del acuerdo al que remitirse. Más aún, asegura a EL ESPAÑOL, cuando se trata de "un codicilio" al pacto del Brexit firmado el pasado día veinticuatro entre el primer ministro Johnson y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
El "muro" de Gibraltar
De las palabras de Laya, e incluso de las de Pedro Sánchez en el mensaje en Twitter con el que celebró el principio de acuerdo, que ahora deberá concretarse en un Tratado negociado con la UE, se desprende que la prioridad del Gobierno es la situación del Campo de Gibraltar.
Ambos hablaban de una zona de "prosperidad compartida", orillando la reivindicación soberana que sí hacían explícita las autoridades británicas, incluido el propio Johnson.
Es decir, que la situación de los miles de españoles que cruzan la Verja diariamente para trabajar por cuenta de empleadores gibraltareños, y que ahora tendrán más fácil el acceso a su lugar de trabajo, prima sobre consideraciones de política diplomática.
Una estrategia que tiene su refrendo en la hiperbólica reacción al acuerdo del presidente de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, Juan Lozano, quien comparaba la negociación entre España y Reino Unido por la que se acabará con la Verja con la caída del Muro de Berlín en 1989.