Eran las siete menos cuarto de la tarde cuando el agente comenzó a advertir los gritos de auxilio en medio de la montaña. Apenas media hora antes, cuando aparcó su coche este miércoles al pie de la Ruta de las Tuberías, el termómetro del vehículo marcaba ya 8 grados bajo cero. Estaba fuera de servicio, disfrutando de la caminata. "Yo soy muy aficionado a la montaña, y me gusta salir de ruta siempre cuando cae la tarde. Yo tengo mi equipo, y en ese sentido salgo sin problema, pero hacía mucho más frío que en otras ocasiones".
Fue entonces cuando la llamada de cinco jóvenes que se habían perdido en la gélida noche de Navacerrada le sacó de su jornada deportiva y se puso manos a la obra con el fin de localizarlos.
El agente, en su día a día, está destinado en la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional, donde se llevan a cabo labores de inteligencia y de información, en buena parte en materia de la lucha antiterrorista. Debido a las labores que realiza en el cuerpo, al conversar con EL ESPAÑOL prefiere no ofrecer su nombre por preservar su identidad.
Sí que ofrece, en cambio, el relato del rescate de esas cinco personas, tres chicas de nacionalidad colombiana, y dos hombres, uno colombiano y el otro indio, que él mismo propició. De no haberles encontrado, explica, es muy probable que todos hubieran muerto allí de hipotermia.
Fue una jornada intempestiva en la que los primeros compases de la gran nevada de la borrasca Filomena comenzaron ya a sentirse en la capital y sus alrededores. El sendero que conduce hasta la ladera de la Garganta del Infierno, un lugar no apto para neófitos en materia de montañismo, fue el sendero que el policía escogió para disfrutar del aire puro en la tarde de Reyes. "Si ayer no les encuentro, estos chicos no sé si hoy hubieran despertado".
Había dejado su coche en el párking de Navacerrada y quedaba poco para que se hiciera de noche. Estaba a unos 2.000 metros de altura, en la zona de La Bola del Mundo. "Una hora hacia arriba y una bajada más corta. Estaba todo nevado. Me paro y voy haciendo fotos porque el paisaje se pone precioso. Cuando ya anochecía, empecé a escuchar las voces de un hombre".
Ante las repetidas llamadas, devolvió el grito tratando de identificar de dónde provenían aquellas voces. La zona estaba completamente cubierta de nieve y hielo. Al no recibir contestación, decidió dar aviso de alerta con su teléfono móvil al servicio de Emergencias 112 de la Comunidad de Madrid.
"Les avisé y luego ellos llamaron al grupo de montaña de la Guardia Civil y a los bomberos y a la Cruz Roja -prosigue el policía-. Yo a los chavales les preguntaba que dónde estaban, pero no me sabían indicar, así que seguí los gritos".
Sin comida ni bebida
Entretanto, el agente se dirigió hacia el lugar del que venían las voces. Estaba en la conocida Ruta de la Tubería, una senda que discurre por la antigua canalización del agua de la Sierra de Guadarrama. Encontró a los jóvenes al llegar a una ladera próxima. Había pasado una hora desde su aviso al 112.
Dice el policía que uno iban como quien baja a dar un paseo por la Puerta del Sol. Uno de ellos en chándal. Todos en ropa de calle y ninguno contaba con los utensilios necesarios para realizar senderismo en una montaña en la que acaba de caer una gran nevada. "Conforme me iba acercando por esta zona sin arboleda ni vegetación, muy expuesta, pregunté a gritos si veían mi luz. Me dijeron que llevaban perdidos desde las 5 de la tarde. Habían llamado al 112, pero se habían quedado sin batería en los teléfonos. No tenían comida ni bebida".
El agente les sacó de allí. "Les metí en un camino y les dije que se pusieran en fila india detrás mía. Fuimos saliendo de allí. Solo dijeron que tenían mucho frío y que se habían perdido en un par de horas antes y que no encontraban el camino de vuelta. Si no llegamos a sacarles no habrían superado la noche".
La Guardia Civil de Tráfico había vuelvo a cortar el día anterior, por quinta jornada consecutiva, la carretera M-601 a la altura de Cercedilla hacia el Puerto de Navacerrada por la gran afluencia de conductores a la zona. A pesar de los avisos de la Comunidad de Madrid y de la Delegación del Gobierno, que llevan pidiendo toda la semana a los madrileños que no vayan a la sierra, en gran medida por las malas condiciones meteorológicas, los cinco habían subido horas antes en autobús a la zona. Lo hicieron tan solo pertrechados tan solo con ropa de calle y zapatillas deportivas.
Desorientados y expuestos
Estuvieron unas tres horas desorientados. "No tenían vegetación alrededor. Estaban en una zona expuesta, sin ningún sitio donde poder cobijarse", dice el agente. Llevaban, eso sí, un mechero con el que se iban alumbrando, pero apenas les servía de gran cosa.
"Bajé por una pista natural pero el terreno estaba muy complicado por la nieve y el hielo acumulado", continúa el agente. Fue al encuentro de los jóvenes con la luz frontal encendida en la cabeza mientras se movilizaba a los Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM) de la Benemérita. Les ofreció agua, algo de comida. Ellos lo rechazaron.
Uno de ellos le dijo que tenía un esguince en el pie y bajó el camino de vuelta cojeando. Se encontraron entonces de frente con los compañeros de la Guardia Civil. Más tarde apareció el 112 y dos efectivos de la Cruz Roja. "Ya te digo yo que hubieran muerto. Tuvieron mucha suerte".