La Guardia Civil abatió a tiros a Joel G. B., un joven de 30 años de Andorra (Teruel) que sufría problemas mentales. Los hechos sucedieron a las 17.00 horas de este lunes, cuando la madre del fallecido, Herminia B. A., llamó al 112 para pedir ayuda: su hijo estaba sufriendo un brote psicótico y había amenazado al padre, José G. G., con un destornillador.
Dos patrullas de la Guardia Civil y una ambulancia se desplazaron hasta la residencia habitual de la familia. Los cuatro agentes y el equipo sanitario permanecieron durante más de dos horas en la vivienda, intentando calmarlo y hacerle entrar en razón.
Testigos presenciales del suceso relataron que "se puso muy violento. No han podido reducirlo, ha atacado a un guardia con un cuchillo y le han disparado". Los sanitarios intentaron reanimar al joven durante más de una hora en la ambulancia que esperaba en la puerta de su casa, pero finalmente falleció.
La versión que ha trasladado la Guardia Civil es que, en un momento dado, el chaval se abalanzó sobre ellos con el cuchillo en una mano y el destornillador en la otra. Tres agentes consiguieron esquivar la agresión y el cuarto sufrió varios cortes en la chaqueta. De hecho, aseguran que salvó la vida porque llevaba puesto el chaleco antibalas.
El agente se defendió del ataque utilizando el arma reglamentaria. Una de las balas rozó la pierna de Christian G. B., hermano mayor de la víctima, que fue trasladado al centro hospitalario de Alcañiz (Teruel) para ser atendido, aunque su vida no corre ningún peligro. Otro disparo acabó con la vida de Joel.
Hasta el lugar de los hechos se trasladó la Policía Judicial de la zona para levantar el cadáver y recabar las pruebas necesarias para completar la investigación. La familia de la víctima considera que el desenlace pudo haber sido otro. De hecho, el padre del fallecido compartió en las redes sociales su sentir: "Lo han asesinado unos incompetentes de guardias civiles".
La consternación ha vuelto a sorprender a este municipio de Teruel, que encadena cuatro trágicos sucesos de gran magnitud desde que en diciembre de 2017 Igor el Ruso asesinara a sangre fría a tres de sus vecinos. Desde entonces se ha cuestionado el papel que desempeñó aquellos días la Benemérita para detener a Norbert Feher, un criminal internacional que venía huyendo desde Italia y que casi mata a otros dos paisanos nueve días antes de los crímenes.
Cuatro hechos trágicos
En agosto de 2019, este municipio del Bajo Aragón se coló de nuevo en las portadas nacionales cuando un hombre mató con un cuchillo a su hijo, que intentaba defender a su madre de un ataque, y acto seguido se suicidó tirándose por el balcón.
En junio de 2020, la Guardia Civil consiguió detener en esta localidad turolense al Rambo de Requena, un joven de 28 años con antecedentes por robos y ocupaciones ilegales que estaba en busca y captura durante varias semanas. Tras atacar a un agente en Muniesa (Teruel), la Benemérita consiguió reducirlo con un tiro limpio en la pierna horas después en Andorra.
Los vecinos se despertaron este martes consternados por la noticia e irremediablemente el suceso se compara con los anteriores. La pregunta que salta de teléfono en teléfono es cómo es posible que cuatro guardias civiles no fueran capaces de reducir a un enfermo mental. "Era esquizofrénico, no era un asesino", subrayan.