Las Fallas de Valencia podrían ser en julio, junto a la celebración de San Fermín que todavía no ha descartado Pamplona. Pero ni la Feria de Abril ni la Semana Santa de Sevilla tendrán lugar en el presente 2021. Así afecta por el momento la pandemia al calendario de algunas de las festividades más internacionales de España.
El aplazamiento de las Fallas de Valencia sorprende frente a la cancelación por la que ha apostado Sevilla, pero “tiene una explicación”, según argumentan fuentes del Ayuntamiento de la capital del Turia. “Más allá del turismo y de la actividad social, las Fallas conllevan una actividad industrial que podría ser compatible con determinadas restricciones”, explica el consistorio de Joan Ribó, que no confirmó el aplazamiento hasta el pasado jueves.
El consistorio se refiere fundamentalmente a los talleres de los artistas que crean las fallas, los monumentos que arden en las calles de Valencia y de otros muchos municipios cada 19 de marzo. En estos momentos todavía están por quemar las creaciones de 2020. La previsión inicial fue hacerlo en julio de 2020, pero la situación sanitaria lo desaconsejó. El negocio perdido fue de 700 millones de euros, según cifró la Generalitat Valenciana.
La suspensión definitiva contemplaba quemar los monumentos en marzo de 2021, pero con el compromiso de las comisiones falleras de invertir al menos un 75% del presupuesto en mejorar las creaciones. Un nuevo año de retraso complicaría aún más esta operativa, y es por ello que la Interagrupación Fallera solicita algún tipo de celebración que permita quemar las fallas que todavía no han sido pasto de las llamas. La Generalitat Valenciana se comprometió este viernes a estudiar esta propuesta.
El colectivo ve con buenos ojos el mes de julio, después de las Hogueras de San Juan (junio) en las que también trabajan muchos de los artistas falleros. “Nos pareció bien el cambio del año pasado, aunque no fue posible celebrarlas finalmente”, relata Guillermo Serrano. Todo podría complicarse si también se produce un aplazamiento en Alicante, como también contempla su ayuntamiento, de modo que tampoco se descarta recurrir al resto de los meses cálidos del año.
Sevilla cancela todo
Sevilla, por contra, se mueve en un escenario bien distinto. Por lo que respecta a la Feria de Abril, en 2020 se apostó por el aplazamiento porque estaba prácticamente montada al completo cuando se declaró en marzo el estado de alarma. La apuesta fue entonces esperar para comprobar cómo evolucionaba la pandemia. Pero en el presente 2021 está completamente descartada.
El alcalde socialista Juan Espadas confirmó la cancelación el pasado 17 de diciembre, hace ya casi un mes. Explicó entonces que “si se comenzara a suministrar la vacuna en unos días -tal y como ocurrió- la próxima primavera solo un 30% de la población estaría inmunizada ante la Covid-19”.
El carácter puramente social de esta fiesta impide siquiera plantear su aplazamiento. “No se dan las condiciones para que Sevilla celebre un evento como la Feria de Abril en el Real con grandes concentraciones y con imposibilidad de mantener todas las medidas de seguridad”, lamentó el primer edil sobre una fiesta que mueve alrededor de 900 millones de euros, el 3% del PIB de la ciudad.
En la misma línea, el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, suspendió a final de diciembre por segundo año consecutivo las salidas procesionales durante la Semana Santa de 2021. Lo hizo mediante un decreto que cancela todos los actos y celebraciones que hagan uso de la vía pública organizados por parroquias, hermandades y cofradías, asociaciones de fieles u otros grupos eclesiales.
En este caso es la estrecha vinculación al calendario religioso la que impide plantear su celebración en una fecha distinta, de modo que Sevilla no disfrutará de unos eventos que le reportan alrededor de 400 millones de euros, el 1,3% del PIB local. Cabe apuntar además que, con toda probabilidad, tampoco se celebrará la Romería del Rocío.
San Fermín y Tomatina
Otras fiestas populares españolas como San Fermín o la Tomatina se encuentran todavía a la expectativa. Su celebración en meses más cálidos, a priori con menos posibilidad de contagio y con la posibilidad de que se haya avanzado más en la vacunación, les hace mantener la esperanza. Pero los Ayuntamientos de Pamplona y Buñol tampoco esconden sus dudas de que ambas fiestas puedan celebrarse, máxime si se tiene en cuenta la alta concentración de personas que las caracteriza.
“Tenemos la ilusión de que algo ocurra en San Fermín, pero las cosas no pintan bien”, manifestó Enrique Maya, alcalde de Pamplona, el pasado 30 de diciembre. El dirigente, no obstante, aseguró que su gobierno prepara las fiestas como si fueran a celebrarse: “Imaginemos que puede haber San Fermín y no estuviéramos preparados, eso no puede ser. Toca preparar. Cuando alguien se presenta a un premio, tiene el discurso preparado, luego no le dan el premio y no lee el discurso. Lo que no puede ser es que te den el premio y no tengas el discurso”, comparó.
Por su parte, Juncal Carrascosa, alcaldesa de Buñol, trasladó este viernes a EL ESPAÑOL que en estos momentos el ayuntamiento ve “complicado” que se celebre en agosto la Tomatina, que atrae a la localidad a ciudadanos de todo el mundo para disfrutar de la tradicional guerra de tomates. “Es pronto. Ahora estamos en la tercera ola y no es momento para pensar en las fiestas. Dependerá mucho de la evolución de la Pandemia”, manifestó.