El Partido Popular aprovechó el trampolín de la primera sesión de control del 2021 para volver a resaltar que Pablo Casado no es como Santiago Abascal, el presidente de un partido de extrema derecha que salva a Pedro Sánchez cuando el Gobierno está en apuros. "Ha pintado de verde su gobierno Frankenstein", se jactó el presidente del PP en la primera pregunta de la temporada que recibía el Gobierno.
A menos de dos semanas de medirse la cintura en las urnas, los de Casado se alinearon para subrayar que los polos opuestos, el Gobierno de coalición y Vox, se retroalimentan. El primero que disparó en la diana de Abascal fue Pablo Casado: "Tanto sacar la foto de Colón y se ha metido en la foto del Capitolio. Cualquier día le vemos disfrazado con cuernos de bisonte", dijo burlonamente un líder de la oposición alimentado por los aplausos de la bancada del Grupo Parlamentario Popular.
Sánchez aprovechó su turno para echar sal en la herida que más supura en el PP, un partido muerto de miedo por si Vox consigue más votos el 14 de febrero. "Es usted tan aparentemente moderado que hasta el señor Abascal le da lecciones de sentido de Estado", respondió plácidamente el presidente del Gobierno, provocando la risa de sus diputados.
El entorno del presidente del PP ve en ese abrazo del oso la misma "pinza" que Mariano Rajoy hizo con Pablo Iglesias cuando los conservadores eran los inquilinos de la Moncloa y los morados crecían a costa de dejar con menos espacio en la Cámara a los socialistas.
Casado subió unos decibelios en la contrarréplica, cuando ahondó en la idea de que el Gobierno se sirve de grupos "euroescépticos" como Vox y Bildu para sacar adelante su modelo de gestión de los fondos europeos. Tras darle el revés a Abascal, metió en un callejón sin salida a Sánchez cuando denunció que oculta el informe que redactó el Consejo de Estado sobre el real decreto de los fondos europeos.
Sánchez saltó el burladero y escapó de la plaza parlamentaria como pudo, acusándole de empezar 2021 "con la misma mala sombra que proyecta desde que dirige el PP". Los populares traían esbozada la estrategia de casa y se ciñeron al guion dictado, sin entrar en las provocaciones de los miembros del Gobierno.
Abrazo del oso
Tras el durísimo 'cara a cara' entre el PP y el PSOE, los de Vox se quedaron sin brillo en sus intervenciones. Abascal se limitó a denunciar las dificultades que su partido sufre en campaña en Cataluña y acusó al Gobierno de Sánchez de "incitar al odio y a la violencia".
El tono del presidente de Vox era mucho menos duro que el que usó Casado y no pasó desapercibido por el resto de rivales. En el fondo, Abascal es consciente de que es para Sánchez lo que en su día fue Pablo Iglesias para Mariano Rajoy: una simple herramienta para debilitar a su rival.
Pedro Sánchez no dudó en cebar la figura de Abascal piropeándole y estampando en el Diario de Sesiones una frase que pasará a la historia del parlamentarismo español. A juicio del presidente, Vox "demuestra tener más responsabilidad que el señor Casado" por haber permitido gracias a su abstención que se aprobase el plan gubernamental sobre cómo repartir los fondos que llegan de Europa para paliar los estragos económicos de la Covid.
Fondos europeos
Pablo Casado centró el foco en que la mala gestión de los fondos europeos acabará peor "que los EREs de Andalucía" y señaló a Sánchez por querer usarlos para "comprar voluntades". Tras su intervención, todos los demás miembros del Partido Popular que interpelaban a miembros del Gobierno recondujeron sus preguntas en busca del famoso informe que el Gobierno se resiste a sacar a la luz.
En segundo lugar, fue Cuca Gamarra la que preguntó a la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, por el misterioso documento que, aunque no es preceptivo, el Ejecutivo optó por no incluir en el expediente que entregó al Congreso de los Diputados para su tramitación. "Menos mal que Vox salió a su rescate en el momento que más claramente naufragaba su proyecto", sacudió la portavoz del PP en el Parlamento.
Hubo una tercera alusión al papel del Consejo de Estado que alguien leyó pero que nadie sabe dice tener en su poder. El secretario general del partido, Teodoro García Egea, preguntó irónicamente a Pablo Iglesias si lo tenía él en su despacho. Tras la respuesta vacía del vicepresidente segundo, García Egea mostró desde su escaño un folio con la palabra "informe", en mayúsculas y entre interrogaciones, provocando unas risas entre sus compañeros.
El gesto desquició a Iglesias, que se quejó de que el orador no se ajustara a la pregunta que había registrado y se saliera del guion marcado con una pregunta incómoda. "¿Usted no tiene la sensación de estar haciendo el ridículo, sacando una tarjetita y haciendo gestos desde el escaño? ¿Qué hace, señoría? Nosotros hacemos políticas. Ustedes aquí hacen el ridículo".