El número productivo básico instantáneo (RT) es un indicador que mide cuántos nuevos casos de Covid-19 genera una persona infectada. Un medidor que se ha reducido a la mitad tras haber alcanzado su pico máximo de esta tercera ola el 9 de enero.
Esto significa que el carácter contagioso del virus ha mermado y, a fecha del 4 de febrero, cada contagiado de SARS-CoV-2 genera 0,74 casos más. Una cifra que es la mitad que la fechada el 9 de enero, cuando el número reproductivo era de 1,38.
La cifra es importante pues, como explican los expertos, permite medir la transmisión de la infección de la Covid. Y es que, para que se produzca la epidemia, el valor R0 debe ser mayor que 1 y, cuando se sitúa por debajo de esta cifra, se considera que se está controlando la infección.
Según el estudio realizado por el Instituto de Salud Carlos III, la desescalada del número de reproducción ha sido vertiginosa desde ese 1,38 de principios de enero. Unos 13 días más tarde (22 de enero) el R0 en España estaba en un 1,01 y, en otros 10 días había bajado hasta el citado 0,74.
La caída tan rápida se debe a las medidas de aislamiento puestas en práctica por muchas comunidades autónomas. Cerrando las posibilidades de contacto entre personas, el virus reduce su capacidad de infección.
De hecho, este número reproductivo básico tiene una tendencia en forma de olas. Sigue la propagación de la Covid y va marcando aquellos puntos en los que se fueron contagiando cada vez más ciudadanos.
Atendiendo al gráfico elaborado por el Instituto de Salud Carlos III desde el 15 de marzo, cuando el R0 superaba el 2,5 (es decir, cada persona infectada contagiaba a más de dos personas) la caída ha sido gradual alcanzando sus mínimos en los periodos de máximo confinamiento. Concretamente, el dato más alto registrado fue el 9 de marzo con un R de 2,74.
Por un lado, la primera bajada por debajo de 1 se produjo durante el estado de alarma de los meses de abril y mayo. Fue a mediados de este mes, sobre el 15 de mayo y coincidiendo con la desescalada en su primera fase cuando el R0 se disparó hasta el 1,32.
Este dato, que está interpretado respecto a la fecha estimada de los contagios de los sujetos, deja claro la influencia del contacto social y la reproducción del virus SARS-CoV-2. En cuanto comenzó la desescalada y la gente se pudo juntar más, subió la cifra.
Otros repuntes coinciden con brotes posteriores a la temporada de verano. La cantidad de nuevos casos procedentes de cada contagiado original se fue incrementando en julio y después se produjo un pequeño descenso en el mes de agosto.
La evolución desde marzo
Como la sociedad española venía de un confinamiento total, el número reproductivo tuvo una curva (tanto de crecimiento como de recesión) muy prolongada. Es decir, no tenía una bajada o una subida tan radical como la que se ha vivido en las olas epidémicas de octubre y enero.
Precisamente en octubre se alcanza el segundo pico. En apenas un mes, un contagiado de Covid en España pasó de infectar a menos de una persona (finales de septiembre) a contagiar a 1,34 (finales de octubre).
Fue en ese momento, durante la segunda quincena de octubre, cuando las comunidades autónomas comenzaron a tomar medidas que fueron reduciendo los contactos. Cierres perimetrales de comunidades autónomas y limitación de número de asistentes que se tradujeron en una bajada del R0 hasta alcanzar el 0,8 en noviembre.
Precisamente desde el mes de diciembre hasta el 23 de enero, cada español contagiado infectada con el coronavirus Covid-19 a más de una persona. La cifra, finalmente, se ha bajado con el efecto de las medidas de contención de la tercera ola y con el porcentaje de vacunados.
Así, el número reproductivo básico se convierte en un reflejo de las medida de contención de la Covid-19 tomadas por las comunidades autónomas y el Gobierno central. El objetivo, según insisten los expertos, es mantenerlo por debajo de 1 para que, junto con una incidencia acumulada controlada, la epidemia no vuelva a un estado de “transmisión comunitaria”.