El guardia civil Ángel Antonio Ambrosio, 'Tono' para los amigos, tenía 47 años cuando la tarde del 2 de febrero fue arrollado en un control por una furgoneta. Falleció en el acto.
Tono cumplía con su jornada de servicio en la carretera que lleva a la localidad de Mieres (Asturias). Eran las 18.25 horas. El conductor de una Renault Máster se saltó la señalización, aceleró y atropelló al instante a tres guardias. También a una cuarta persona, un conductor al que se le había dado el alto minutos antes.
Todos fueron atendidos en el lugar. Por Tono nada se pudo hacer. Al resto se les trasladó al Hospital Álvarez Buylla, de Mieres. Pronto recibirían el alta. Sólo habían sufrido heridas leves.
Tras conocerse la noticia, y después de que los medios de comunicación locales y nacionales se hicieran eco de ella, comenzaron a sucederse comentarios en las redes sociales. Muchos de sentimiento y recuerdo hacia Tono, un agente muy querido entre sus compañeros.
En cambio, varios usuarios realizaron comentarios en Facebook que les acarrearon denuncias por delitos de odio. En sus mensajes se alegraban del fallecimiento.
A raíz de ello, el Juzgado de Instrucción Nº 1 de Cervera de Pisuerga (Palencia) ha abierto diligencias previas. La denuncia partió de la asociación Independientes de la Guardia Civil (IGC). Se espera que en próximas fechas otros juzgados actúen de igual forma con otras denuncias.
Uno de los usuarios escribió este comentario: “Solo 1, mierda algo se esta haciendo mal (sic)”. La frase iba acompañada de una serie de emoticonos.
Este usuario, identificado por su perfil de Facebook y presuntamente residente en la localidad de Guardo (Palencia), es el primero en ser investigado por la Justicia. Desde la asociación IGC esperan llevar a los tribunales a otros usuarios por proferir comentarios de corte similar a raíz de lo ocurrido.
"No hay barra libre"
Tono era una persona muy querida en el concejo de Mieres, de donde era natural y donde estaba actualmente destinado. Trabajaba en la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC) de la Comandancia de Oviedo desde 2003.
Cuando ocurrió la tragedia, el municipio se encontraba cerrado perimetralmente debido a las medidas adoptadas para frenar los contagios de Covid-19. La Guardia Civil identificaba a los conductores para comprobar si su destino se correspondía con su padrón o si su viaje se debía a una causa justificada.
Desde IGC destacan que no es la primera vez que se toman medidas ante esta clase de comentarios. Ya en 2016, en Valladolid, y en 2019, en Ávila, dos personas fueron detenidas por hechos similares como presuntos autores de sendos delitos de odio.
La asociación ha aseverado que van a luchar "para que esto no ocurra, y transmitir que nosotros velaremos por que no se convierta la libertad de expresión en el ataque directo a los agentes de la Guardia Civil".
Una de las cosas que quieren dejar clara es que las redes sociales "no deben de ser una barra libre de insultos y odio bajo un presunto anonimato". Para ellos, estos hechos no pueden convertirse en "la tónica habitual contra la Guardia Civil por parte de quienes tienen animadversión" al Cuerpo.