La jugada de Inés Arrimadas de derribar el Gobierno de Murcia y la decisión inmediata de Isabel Díaz Ayuso de adelantar elecciones para bloquear otra moción de censura en Madrid se ha convertido en una operación de alto riesgo, sobre todo, para Pablo Casado.
El Partido Popular ha perdido una de las joyas de su corona, el Gobierno de Murcia, donde llevaban en el poder desde hace casi tres décadas. Los conservadores han respondido a esta "traición" lanzando una OPA hostil a todos los "militantes" y "simpatizantes" de Ciudadanos que se sientan desencantados con la decisión tomada por Arrimadas.
La dirección nacional del PP ha dado la orden a todos sus dirigentes territoriales de intentar pescar en este río revuelto para "mostrar a Ciudadanos como un partido hundido que lo único que da es palos de ciego y su único objetivo es sobrevivir".
Pero lo cierto es que el tsunami que ha provocado la decisión de Arrimadas achica el círculo a Pablo Casado, que se juega todo a la carta de Madrid. Isabel Díaz Ayuso tomó la decisión de "apretar el botón nuclear" de manera unilateral, y así se lo hizo saber a Génova, que sólo pudo darle el visto bueno.
Aplausos socialistas
El efecto dominó iniciado en Murcia y que reventó las costuras de las alianzas entre el PP y Ciudadanos causó estupor en la dirección naranja y una sorpresa satisfecha en el seno del PSOE. La operación Murcia se venía gestando desde hace semanas, tal como confirman fuentes de la negociación, y el lado socialista contaba con la posibilidad de que Ayuso reaccionara así. Pero no tan pronto.
Es cierto que el PSOE no tiene candidato, que por ahora se mantiene en "modo moción" con Ángel Gabilondo de cartel. Pero también es verdad que Casado queda arrinconado: si a Ayuso le va bien, es malo para el líder popular, y si le va mal, también. Las fuentes del Gobierno consultadas por este periódico aplauden este "efecto secundario", que entraba dentro de los cálculos, aunque no era el objetivo final.
Porque la jugada complica su futuro al presidente popular, que hace un mes decidió con su equipo más cercano prohibir cualquier gobierno del Partido Popular con Vox, una vez que él mismo levantó un muro inquebrantable a Santiago Abascal en la moción de censura infructuosa que presentó en el Parlamento en octubre el líder de Vox contra el Gobierno de Pedro Sánchez.
En Madrid, todas las encuestas pronostican una subida en votos y escaños tanto para el Partido Popular como para Vox, pero los pronósticos demoscópicos indican que el bloque de centroderecha necesitaría todavía a Ciudadanos para mantenerse en la Real Casa de Correos.
La candidata de Pablo Casado retuvo para el PP la Real Casa de Correos por la mínima en las elecciones de mayo de 2019. Necesitó un Gobierno de coalición con Ciudadanos y el apoyo externo de Vox para mantener a los populares en el poder. Ayuso, que se ha presentado ante los madrileños como candidata de unas elecciones en la se elige entre el socialismo o ella -"socialismo o libertad"-, necesita 67 votos a favor de un Parlamento que cuenta con 135 diputados.
Los cálculos electorales que hacen en la Puerta del Sol son que la presidenta de la Comunidad de Madrid "ha crecido mucho" durante la pandemia y se ha convertido en un dique de contención a las políticas de Pedro Sánchez. La decisión de Ayuso de mantener abiertos los comercios, los bares y los restaurantes -en contra de la decisión gubernamental- la ha convertido en un referente político para sectores profesionales que llevan meses con las persianas bajadas por la crisis sanitaria y son los que más han sufrido las restricciones.
Referente
"Su figura ha crecido tanto que ya es un referente hasta fuera de la Comunidad de Madrid", exponen personas de su círculo cercano. Los cálculos electorales "son impredecibles" porque este año pandémico ha sido "muy distinto para todos". Sin embargo, en la Real Casa de Correos cuentan con una "subida exponencial" tras la gestión de Ayuso en Madrid: "Le alaban tanto dentro como fuera del país", subrayan.
Los pronósticos electorales que SocioMétrica hizo para EL ESPAÑOL en octubre hablaban de que PP y Vox podrían obtener 56 escaños, a 11 de la mayoría absoluta, y que Ciudadanos sacaría 16 diputados. El panorama, sin embargo, ha cambiado radicalmente este miércoles con el adelanto electoral sin contar con los liberales.
Tras disolver el Parlamento, la siguiente decisión que ha tomado Ayuso ha sido destituir a los seis consejeros de Ciudadanos que formaban parte de su Gobierno, incluido su mano derecha y vicepresidente, Ignacio Aguado. Los naranjas se han dedicado el resto del día a desacreditar la decisión de la presidenta y en el PP consideran que es fruto de su "desesperación: podrían quedarse sin representación, fuera del Parlamento".
Conseguir mayoría absoluta con Vox es todavía un sueño para los ocupantes de la Real Casa de Correos, pero la campaña electoral ha comenzado este miércoles, con el anuncio del adelanto electoral. Sueño y pesadilla para Casado, que vería desacreditada su apuesta de prohibir pactos de gobierno con el partido de Abascal al tiempo que daría argumentos al Gobierno de coalición Sánchez-Iglesias, en su discurso machacón que iguala al PP con Vox.
Este mismo miércoles, el presidente del Gobierno trataba con displicencia al líder de la oposición: "Deje de ser el aperitivo del plato fuerte que viene después en cada sesión de control", le espetó antes de atender la pregunta de Santiago Abascal.
El triunfo
Sin embargo, poco después -en su primer discurso como candidata- Ayuso se disculpaba ante los madrileños por el espectáculo y vendía la decisión como la única alternativa que tenía encima de la mesa para evitar que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias replicaran su fórmula en Madrid.
Entretanto, el Partido Popular sale a este combate electoral con un claro objetivo: dejar a Ciudadanos "en los huesos" y ganar espacio a derecha e izquierda. El resultado todavía es impredecible porque la carrera hacia el 4 de mayo acaba de comenzar... Mientras se dilucida si hay elecciones o mociones de censura. El espíritu que recorre todos los estamentos del Partido Popular es de "triunfo: salimos a ganar".
A las ocho de la tarde, Génova declaró abiertamente la guerra a Inés Arrimadas y abrió las puertas del Partido Popular a "todos aquellos desencantados" con el volantazo de la presidenta de Ciudadanos. El equipo de Pablo Casado ha dado la orden a todos sus dirigentes para que, a partir de este mismo miércoles, capten a cualquier persona afín a los naranjas que estén en contra de Sánchez e Iglesias. Las dos únicas opciones que presentan son "el PP o el caos".
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