El final de la precampaña madrileña resultó ser errático para Ángel Gabilondo, descolocado por anuncios como el de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, de acometer tan pronto como en 2022 una "armonización fiscal". Algo que desbarataba su anuncio de no subir impuestos en Madrid.
Ahora, en las cuarenta y ocho primeras horas ya de campaña electoral, el candidato socialista trata de zafarse de la influencia de Ferraz, de su discurso e, incluso, de su posible tutela.
Lo hace dejando claro que "el candidato soy yo", como decía en una de sus primeras entrevistas televisivas, y marcando un perfil propio con medidas en positivo que afectan también al área económica. Este lunes, primero durante un desayuno informativo con Europa Press y luego en un acto callejero en Alcobendas, Gabilondo planteaba un cheque de 400 euros para las personas que sean beneficiarias de una pensión no contributiva.
Se trataría de un complemento anual extraordinario a imagen y semejanza del que hay, explicaba, en otras seis comunidades autónomas, si bien con cuantías inferiores, que oscilan entre los 150 y los 350 euros.
La decimoquinta paga
El candidato del Partido Socialista de Madrid (PSM) llegaba a hablar de la decimoquinta "paga extra" del año para estas personas, que cifraba en 42.000 en toda la Comunidad de Madrid, 27.000 por jubilación y 15.000 por invalidez. "Nos parece que esto es decisivo" subrayaba.
Algo que su equipo económico -que el viernes se reforzaba con la flamante incorporación de la ministra de Industria Comercio y Turismo, Reyes Maroto, postulada como vicepresidenta económica- estima en un coste de diecisiete millones de euros.
Además, el programa electoral del PSM contempla como otra de sus medidas estrella en el ámbito económico complementar el Ingreso Mínimo Vital impulsado por el Gobierno de Pedro Sánchez con 150 euros adicionales para todos sus beneficiarios. De esta manera, el tramo más bajo de esa ayuda pública pasaría, en la Comunidad de Madrid, de 469 euros a 619 euros.
"No tocaré la fiscalidad"
Y todo ello manteniendo su compromiso de que si lograse desalojar de la Puerta del Sol a Isabel Díaz Ayuso con una eventual suma de las fuerzas de izquierda en la Asamblea de Vallecas no habría cambios en la política fiscal.
No, por lo menos, hasta 2023, cuando los madrileños, como establece su Estatuto, estarán de nuevo convocados a las urnas, apenas dos años después de estos comicios convocados de manera anticipada por la presidenta madrileña.
"Yo ya he dicho, y es mi palabra, y mi palabra pública, que si soy presidente de la Comunidad de Madrid, no tocaremos la fiscalidad, nadie tendrá que pagar ni un euro más de fiscalidad, esta es mi palabra, y mi promesa" afirmaba en Alcobendas a preguntas de la prensa.
Un compromiso público en consonancia con su estrategia de tratar de arañar el apoyo a muchos de los madrileños que votaron a Ciudadanos en 2019, cuando los naranjas, encabezados entonces por Ignacio Aguado, hasta el pasado 10 de marzo vicepresidente madrileño, obtuvieron un 20% de los votos, uno de cada cinco de quienes acudieron a los colegios electorales.
En esa línea, Gabilondo ha planteado un veto de entrada a un acuerdo de gobierno con la candidatura de Podemos liderada ahora por Pablo Iglesias. O al menos, en sus propias palabras en una entrevista en La Sexta, "con este Iglesias".
Tanto el rechazo a gobernar junto a la formación morada, que tanto recuerda a cuando Sánchez dijo en 2019 que no "dormiría tranquilo" con los de Iglesias en su Gabinete, como el compromiso de no tocar los impuestos, se ampara en la "transitoriedad" del nuevo Gobierno, que en vez de cuatro años durará apenas dos, para celebrar elecciones dentro del calendario de casi todo el resto de comunidades autónomas.
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