En un momento del debate electoral de Telemadrid, Isabel Díaz Ayuso y Pablo Iglesias se enzarzaron en torno a la gestión de las residencias de ancianos en los primeros meses de la pandemia.
"¿A cuántas residencias fue usted siendo el responsable del mando único? Sólo la UME nos ayudó por parte del Gobierno de España", le espetó la candidata del PP y presidenta madrileña.
A lo que Iglesias respondió: "¿Sabe quién daba las indicaciones a la Unidad Militar de Emergencias de dónde había que desinfectar las residencias? La Vicepresidencia Segunda de Derechos Sociales era la que daba las indicaciones de cuáles eran las residencias que había que desinfectar".
Fuentes del Ministerio de Defensa consultadas por EL ESPAÑOL instantes después de producirse esta afirmación, desmintieron categóricamente que fuera Iglesias, en su etapa como vicepresidente, el encargado de dar las órdenes a la UME en la Operación Balmis, dirigida a actuar contra la pandemia.
"Los militares sólo reciben órdenes de la ministra de Defensa y de la cadena de mando", aseguran esas fuentes.
La UME se convirtió en un arma fundamental en la batalla contra el coronavirus. Sus integrantes resultaron esenciales junto al Ejército de Tierra, el Ejército del Aire y la Armada Española para luchar contra el virus en todo el territorio.
Desde la Consejería de Justicia, Interior y Víctimas de la Comunidad de Madrid también desmienten al líder de la formación dorada: "No intervino nunca. No le vimos el pelo en una sola reunión".
Aseguran que en coordinación con Sanidad y Políticas Sociales se dirigó la actuación de las misiones de bomberos y de la UME en las residencias. "Estábamos sobre el terreno. Informábamos a la Delegación del Gobierno de las necesidades que la consejería de Sanidad iba indicando. En base a esas necesidades íbamos informando, y la delegación, a su vez, pedía actuar a la UME".
Así fue el operativo
Prueba de que eran Margarita Robles y su equipo quienes impartían las órdenes es que, ya desde mediados de marzo, al comienzo de los despliegues, eran ellos quienes se reunían constantemente con los responsables de las Fuerzas Armadas en el centro de control del Mando de Operaciones, ubicado en el Estado Mayor de la Defensa.
Allí la ministra departía con el entonces jefe del Estado Mayor (JEMAD), Miguel Ángel Villarroya, con el entonces secretario de Estado, Ángel Olivares, con el comandante del Mando de Operaciones (CMOPS), el teniente general Fernando López del Pozo y con el jefe de la Unidad Militar de Emergencias, el general Luis Martínez Meijide.
Cada día, ese círculo reducido coordinaba la respuesta a las necesidades que surgían en diversos puntos de la geografía nacional, enviando a los contingentes necesarios para cada caso. Era allí donde se diseñaba la estrategia a seguir en cada lugar.
Fue a través de esas continuas reuniones como la ministra conocía la evolución de la pandemia y controlaba los avances de la Operación Balmis. En total, 187.000 soldados de todos los regimientos y ejércitos participaron en ella durante 98 días a lo largo y ancho de la geografía española, actuando hasta en 2.300 localidades.
Desde el alto mando del Ministerio de Defensa se planificaron y coordinaron hasta 20.002 intervenciones. Más de la mitad de las mismas corresponden a desinfecciones en residencias de ancianos de todo el país.