España sueña con la normalidad mientras las UCI siguen colapsadas en cuatro comunidades
El descenso progresivo de la incidencia acumulada en España enmascara una ocupación de las UCI que se reduce mucho más lentamente.
5 mayo, 2021 02:56Noticias relacionadas
El problema son las comparaciones. El horror que se convierte en costumbre ante un horror superior. España sigue en línea descendiente tanto en contagios como en hospitalizaciones, y sobre todo, en fallecidos. Esa es una excelente noticia, pero no puede llevarnos a un "todo quedó atrás" que no es cierto.
Todos soñamos con una normalidad que no sea “nueva” sino que se parezca en todo lo posible a la vieja y el camino más corto, el de la vacunación, parece que nos lleva a buen destino: otras 252.244 dosis administradas el pasado lunes (festivo en Madrid) que se añaden al total. Son ya casi siete millones en las últimas tres semanas y varias decenas de miles pertenecientes a Janssen, que, al ser monodosis, hacen efecto desde el principio.
El hecho de que el 11% de la población española esté inmunizada gracias a la campaña de vacunación y otro 15-20% aproximadamente puede que mantenga aún los anticuerpos de infecciones pasadas, obviamente invita al optimismo. La idea es acabar mayo con todos los mayores de 55 años ya vacunados de al menos una dosis. No es un reto fácil pero tampoco parece imposible.
Si miramos por edades, el 93,3% de los mayores de 80 años ya están completamente inmunizados, mientras el 85,3% de los que están entre 70 y 79 años ya han recibido una dosis y el 57,6% entre 60 y 69 están también a la espera de la segunda de Astra Zeneca, reservada en exclusiva para ellos.
Con todo, esta euforia requiere de vez en cuando de un aguafiestas, y esos aguafiestas tenemos que ser los analistas porque no nos queda otra. Si miramos la incidencia a 14 días publicada este martes, vemos que ha bajado a los 213,90 casos por 100.000 habitantes. Supone el octavo día de descenso y nos deja en niveles imposibles de comparar con lo sufrido en la primera, segunda o tercera ola.
Ahora bien, si dejamos a un lado la abstracción del cálculo y nos vamos a las cifras totales, en las últimas dos semanas se han contagiado en España 101.495 personas, es decir, 7.250 diarias. Sigue siendo una barbaridad. No solo por el porcentaje de ellas que acaben en un hospital o conectadas a un respirador sino por las secuelas que sabemos que deja esta enfermedad a corto y medio plazo.
El levantamiento inminente del Estado de Alarma tampoco ayuda a la hora de crear una cierta concienciación acerca de los peligros aún vigentes del virus y que no se pueden comparar con los de ninguna otra patología contagiosa.
La gripe puede haber matado lo mismo en años anteriores que lo que está matando el coronavirus ahora -unas 60 o 70 personas al día- pero no exigía confinamientos perimetrales para evitar el caos y desde luego no llenaba los hospitales y las unidades de pacientes críticos con gente de 40, 50 o 60 años. Seguimos hablando de enfermedades y urgencias completamente distintas.
Porque el caso es que lo verdaderamente peliagudo de esta pandemia y de su momento actual no se ve en abstracciones ni en números de contagios. No se aprecia ya, afortunadamente, en cifras de muertos dignas de morgues en pistas de patinajes.
Se ve en las UCIs, que siguen colapsadas en buena parte del país, producto de las largas estancias de aquellos que entraron incluso hace meses y que aún siguen luchando por salir. Según los datos del Ministerio de este martes, 2.292 pacientes siguen en estado crítico. Son menos que la semana pasada (2.331), pero la bajada va muy lenta, como ha venido siendo habitual desde marzo del año pasado.
En cuatro comunidades autónomas (Cataluña, País Vasco, Madrid y La Rioja) el porcentaje de ocupación Covid supera el 35% fijado como umbral del colapso. Teniendo en cuenta que este porcentaje se calcula sobre el número de camas no ya disponibles sino ampliables en un momento dado, el 35% de ocupación solo con Covid implica más de un 100% en total sobre las camas disponibles antes de la pandemia.
Todo lo que sobrepase de ese 100% es espacio y recursos que no se están utilizando para otras patologías y otros servicios hospitalarios. Y llevamos catorce meses así. Esta presión hospitalaria irá cediendo conforme avance la vacunación de los grupos de edad que van de los 50 a los 79 años, pero mientras tanto merece la pena un último esfuerzo de responsabilidad individual y prevención institucional incluso sin el paraguas del Estado de Alarma.
Si usted está al límite, agotado de leer noticias e informaciones sobre esta historia, imagínese quien tiene que doblar turnos para salvar vidas mes tras mes tras mes. Necesitamos un descenso más contundente en los casos para frenar a su vez los ingresos, una cosa lleva a la otra. Comunidades como Aragón (con un incremento semanal de la incidencia del 12,93% y 69 hospitalizados en la UCI, un 30% de la ocupación total) llevan unos días complicados, aunque parece que la situación se está enderezando en lo poco que llevamos de semana.
Por desesperante que resulte, puede que, como sociedad, tengamos que retrasar nuestro sueño aún un par de meses más y comportarnos mientras tanto. Insistamos en el dato: más de siete mil personas se levantan cada día sin saber que tienen Covid-19 y lo descubren antes de acostarse.
No es un descubrimiento cualquiera. Todo lo que hagamos por evitar que sean muchos menos, nos ayudará a llegar antes a una situación, al menos, de tregua a la espera de comprobar cuánto tiempo son eficaces las vacunas y si es preciso empezar otra vez de cero. Afortunadamente, para eso aún queda. Ocupémonos ahora de lo importante.