Un submarinista de la Guardia Civil salva a un bebé: la cara amable de la inmigración en Ceuta
Un voluntario de la Cruz Roja Española ha salvado la vida a otra bebé, de tan solo tres semanas, que se encontraba atrapada en un tumulto de personas.
18 mayo, 2021 19:38Noticias relacionadas
Los casi 8.000 inmigrantes que han cruzado a Ceuta desde este lunes han desatado una crisis entre España y Marruecos sin precedentes en la última década. De todas las personas llegadas, más de 2.000 son menores según la Delegación del Gobierno en la ciudad autónoma, algunos incluso bebés.
Una de las imágenes de la jornada, entrada de marroquíes a parte, es la de un submarinista de la Guardia Civil. De nombre Juan Francisco, el gabinete de comunicación del Instituto Armado ha compartido en redes sociales su imagen rescatando a un crío.
El GEAS fue quien los salvó tras saltar desde el espigón del Tarajal. Varios migrantes cruzaron a nado la frontera de Ceuta con Marruecos, entre ellos la familia de este bebé de apenas dos meses de edad.
#MuyGrandes🎖️
— Guardia Civil 🇪🇸 (@guardiacivil) May 18, 2021
Guardias civiles del #GEAS y la #ARS salvan la vida de decenas de menores que llegaban a #Ceuta por mar junto a sus familias. pic.twitter.com/MyzOaB4hjR
Cruz Roja
Un voluntario de la Cruz Roja Española ha salvado la vida a otra bebé, de tan solo tres semanas, que se encontraba atrapada en el tumulto de personas que estaban junto al vallado del espigón fronterizo de Ceuta a la espera de entrar en la ciudad autónoma.
El suceso se produjo la noche del lunes al martes, cuando el voluntario de la institución humanitaria advirtió que entre el grupo de personas que había junto a la valla se encontraba una mujer que sostenía entre sus brazos a la bebé.
El miembro de la Cruz Roja vio un pequeño hueco en el vallado, por el que consiguió hacerse con la niña mientras que la madre aguardaba una larga cola para entrar en Ceuta, según han informado a Efe fuentes de la institución humanitaria.
Momentos después, la madre consiguió entrar en la ciudad bordeando el espigón fronterizo y se reencontró con su hija, con la que está en la nave industrial del Tarajal pasando la cuarentena obligatoria por la Covid-19.