El Ministerio de Asuntos Exteriores ha obligado a regresar a su lugar de despegue a un avión del Gobierno de Argelia que venía a España a recoger al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, que se encuentra en un hospital de Logroño desde el 18 de abril, según confirman diversas fuentes conocedoras de los hechos a EL ESPAÑOL.
La aeronave, conocida en la jerga como un jet de Estado, despegó a primera hora de la mañana con un plan de vuelo cuyo destino final de aterrizaje era Logroño, la localidad en la que permanece el mandatario saharaui. La intención no era otra que la de repatriarlo tras su declaración de esta mañana ante el juez Santiago Pedraz. Ya en espacio aéreo español, fue localizado por los controladores del Ejército del Aire a la altura de Ibiza.
En concreto, según ha podido conocer EL ESPAÑOL, fueron los integrantes de la Escuadrilla de Circulación Aérea Operativa (ECAO) de Barcelona los que advirtieron la presencia del avión.
Estos, en coordinación con Exteriores, se pusieron después en contacto con los controladores aéreos civiles destinados en Baleares sobre las ocho de la mañana. Tras consultar a Exteriores, los controladores de ENAIRE se comunicaron con el avión para pedirle que se retirase porque no tenía permiso para sobrevolar el espacio aéreo español.
Desde el avión argelino los pilotos comunican que habían salido esa misma mañana desde Argel con un plan de vuelo aprobado que les concedía permiso para ese viaje. Sin embargo los controladores, siguiendo las informaciones que les llegan desde Exteriores, le replican que no puede aterrizar en su destino. Acto seguido se les indicó a los pilotos que tenían que dar media vuelta.
El jet entonces se da la vuelta a la altura de Ibiza y regresa rumbo a Argelia sin recoger a Ghali.
Al ser un vuelo diplomático, la última palabra sobre su aterrizaje lo ha tenido el departamento que dirige Arancha González Laya, que coordina con el Ministerio de Defensa lo que se denominan "vuelos de nave de Estado".
Las fuentes consultadas no descartan que otro plan de vuelo similar al actual pudiera aprobarse para que Argelia fletase otra aeronave con el objetivo de recoger al líder del Frente Polisario, ingresado desde hace mes y medio en un centro hospitalario de Logroño.
La acogida de Ghali por parte de España desató la peor crisis diplomática con Marruecos, ha declarado este martes desde el centro hospitalario a las preguntas del juez de la Audiencia Nacional.
El magistrado ha rechazado imponerle ninguna medida cautelar como pedían las acusaciones, por lo que podrá salir de España cuando crea oportuno. Pedraz únicamente ha acordado que Ghali aporte un domicilio y teléfono a fin de estar localizado en territorio español, pero no le ha restringido su libertad de movimientos.
Siguiendo con el escrito del juez, "el informe de la acusación no ha suministrado elementos siquiera indiciarios que avalen la existencia de motivos bastantes para creerle responsable de delito alguno".
Sostiene Pedraz que las declaraciones de los testigos en la causa "no tienen prueba corroborativa" y que de ellas no se sigue una participación en los hechos del investigado.
Entrada en España
La llegada de Ghali a España incomodó sobremanera a Marruecos, que lo considera el enemigo número uno del reino alauí. El líder del Polisario llegó al aeropuerto de Zaragoza el 18 de abril bajo una identidad falsa y sin que ningún miembro del Gobierno se lo comunicase al país del norte de África.
La respuesta marroquí se dilató un mes, y el 17 de mayo permitió que más de 8.000 personas cruzaran a Ceuta irregularmente, la mayoría a nado. Cerca de un tercio de los inmigrantes eran menores.
Desde entonces la tensión diplomática, dialéctica y migratoria ha ido en aumento. La embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, fue llamada a consultas primero por el Ministerio de Exteriores Español, y más tarde por su propio Gobierno.
Desde entonces abandonó su residencia en Madrid avisando de que no volvería hasta que Ghali dejase España.
Pero el verdadero objetivo de Marruecos en esta crisis diplomática es arrancar una postura clara al Gobierno español sobre la soberanía del Sáhara Occidental, aseguran a EL ESPAÑOL fuentes de Rabat.
Representantes del Gobierno y la diplomacia marroquí vienen lanzando en los últimos días mensajes de ultimátum dirigidos a la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, y al propio presidente Sánchez, amenazando con que las relaciones diplomáticas penden de un hilo.