Pedro Sánchez obliga a Podemos a elegir entre Castells y Garzón en la crisis de Gobierno
El presidente le ha comunicado ya a la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, que deberá prescindir de un ministro.
4 junio, 2021 03:10Noticias relacionadas
Pedro Sánchez ya ha comunicado a Unidas Podemos, y en concreto a su máxima responsable en la coalición, la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que debe elegir entre cesar al ministro de Consumo, Alberto Garzón, o al de Universidades, Manuel Castells.
Tal y como EL ESPAÑOL ha informado este jueves en exclusiva, el presidente del Gobierno ha confiado a sus principales colaboradores su intención de remodelar el Ejecutivo en las próximas semanas, eliminando al mismo tiempo varias carteras. La decisión está tomada y supondrá un adelgazamiento de la estructura del Ejecutivo en, al menos, tres ministerios. Uno de ellos es el que deberá suprimir Unidas Podemos.
El presidente del Gobierno obliga a la formación morada a elegir entre uno de sus dos ministros, con la dificultad añadida de que uno de ellos, Garzón, es a su vez el líder de Izquierda Unida, la formación coaligada con Podemos.
La decisión final de qué ministro es el sacrificado tendrá que ser trasladada a los órganos internos de Unidas Podemos, en plena transición tras la salida de Pablo Iglesias, a quien sustituirá la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, como secretaria general.
La crisis en el Ejecutivo tendrá en cuenta el equilibrio con el socio de coalición, Unidas Podemos, y por tanto el reparto de ministerios acordado entre la formación morada y el PSOE a principios de 2020. Por tanto, si el presidente mantiene su actual criterio, al PSOE le correspondería desprenderse de dos ministros.
El pacto de Gobierno dice expresamente que "en caso de reestructuración" del Ejecutivo durante la legislatura, "se mantendrá el número de áreas gestionadas por el PSOE y Unidas Podemos y su peso relativo en el conjunto del Gobierno en los términos acordados al inicio de la coalición".
Tras firmar ese documento con Pablo Iglesias, Sánchez logró la investidura, apoyándose también en otros grupos minoritarios y la abstención de los independentistas.
El presidente del Gobierno esperará para acometer esta primera gran crisis del Gobierno de coalición a que pasen las primarias del PSOE andaluz, que enfrentarán el 13 de junio a Susana Díaz y al alcalde de Sevilla, Juan Espadas. También el 13 de junio se celebra la Asamblea Ciudadana de Podemos, que servirá para nombrar a Belarra como sucesora de Iglesias.
Pero sobre todo, Sánchez quiere esperar, antes de acometer la remodelación, a que hayan sido concedidos los indultos a los presos del procés. La medida de gracia para los líderes independentistas encarcelados se tomará este verano en un Consejo de Ministros, y se baraja incluso que sea a finales de este mismo mes de junio.
Dos mensajes
Con el cambio en su Gobierno Sánchez trata de lanzar de dos mensajes: uno, el de pasar la polémica página del perdón a los sediciosos independentistas, medida que según las encuestas rechaza una mayoría de españoles, incluidos los votantes socialistas. El propio Sánchez ha reconocido que la decisión tiene un coste que piensan asumir.
Pero el presidente también pretende mostrar que su intención es tener un Gabinete fuerte para agotar la legislatura, a finales de 2023, el año en el que España tendrá la presidencia rotatoria de la Unión Europea.
Hasta ahora, Sánchez sólo había tenido que hacer dos ajustes en su equipo, primero tras la salida de Salvador Illa del Ministerio de Sanidad para ser el candidato del PSC a las elecciones catalanas del pasado mes de febrero, y luego tras el abandono de Pablo Iglesias de la vicepresidencia segunda tras el batacazo de su partido en las elecciones madrileñas.
Con esta remodelación, Sánchez llegará al 40º Congreso Federal del PSOE -que tendrá lugar el próximo mes de octubre- pudiendo presumir de haber recuperado la iniciativa política.
Los planes del presidente pasan por afrontar la segunda parte de la legislatura con un Ejecutivo más reducido que el actual, que cuenta con hasta 22 carteras, aunque manteniendo en todo momento la mayoría de mujeres en la mesa del Consejo de Ministros.
Garzón y Castells
Tanto Garzón como Castells ostentan ministerios con competencias desgajadas de otras carteras de mayor peso. En el primer caso, Consumo dependía antes de la llegada del líder de IU de Sanidad, mientras que Universidades lo hacía de Ciencia, la cartera de Pedro Duque e incluso podría estar, como en gobiernos anteriores, dentro del Ministerio de Educación.
Depende de por cuál de los dos se decante Podemos se reforzarían las competencias bien de la ministra Carolina Darias, de Duque o, incluso, puede que de Isabel Celaá, la titular de Educación.
La gestión de Garzón ha estado marcada por su batalla contra el juego, uno de los caballos de batalla electoral de Podemos, que ha puesto mucho énfasis en lo pernicioso que es para los jóvenes y para los barrios más populares.
Sus trabas al juego online le han llevado a confrontar con los medios de comunicación y con los clubes de fútbol, dos de los grandes perjudicados económicamente por la medida. Su afirmación, durante el primer estado de alarma de 2020, de que el confinamiento había hecho crecer exponencialmente las apuestas por internet provocó multitud de comentarios y mofas.
Por lo demás Garzón, que a diferencia de Iglesias adoptó el traje y la corbata como indumentaria habitual desde que juró como ministro, no ha dejado de lado su papel como líder de IU durante su mandato, terciando en debates como los referentes a la monarquía y su futuro o incluso poniendo en duda la "neutralidad" de Felipe VI.
Así ocurrió tras conocerse en septiembre que el monarca había trasladado al presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, su pesar por no haber podido acudir a Barcelona a la entrega de despachos a nuevos jueces.
Un episodio sobre el que tampoco fue parco en palabras Castells, a pesar de su condición de independiente dentro del Gobierno, si bien como parte de la cuota designada por Podemos. El titular de Universidades se atrevió entonces a pedirle "prudencia" al jefe del Estado.
Por lo que se refiere estrictamente a su materia, a Castells le ha tocado gestionar la difícil situación de la educación universitaria en pandemia. Muy contestada ha sido la reforma con la que pretende acabar con las titulaciones de tres años, así como la idea de implantar 17 comités evaluadores. Todo ello dentro de una visión de la Universidad muy influida por el modelo norteamericano, en el que no en vano ha sido profesor muchos años.
Argumentos a favor y en contra de las gestiones de ambos que Podemos deberá tener en cuenta para tomar la decisión que le exige Sánchez de sacrificar a uno de sus representantes en la mesa del Consejo de Ministros. Aunque también podrían pesar los de carácter político. Nada tiene que ver el líder de IU con alguien independiente como Castells. Lo único seguro es que uno de los dos tiene los días contados como ministro del Gobierno de España.