La concesión de los indultos a los nueve líderes independentistas que cumplían condena por el procés pone fin a los tres años de prisión que han cumplido en distintas prisiones catalanas.
Siete de los indultados, entre los cuales figura Oriol Junqueras, permanecían en Lledoners, un centro penitenciario que les ha concedido privilegios extraordinarios desde el mismo momento que llegaron y de los que que no gozan otros internos.
Pese a esas prerrogativas, los líders del procés han reiterado su voluntad de continuar en la senda separatista. Los indultos no les han llevado a moderar su discurso ni a renunciar a una vía que les llevó a prisión.
Según ha podido conocer EL ESPAÑOL en fuentes penitenciarias, mientras el Gobierno llevaba la medida de gracia al Consejo de Ministros, los condenados por el golpe separatista disfrutaban de unos días de permiso.
Que su paso por la cárcel ha sido diferente da cuenta que hayan seguido participando en actos políticos y entrevistas, por lo que han seguido influyendo de forma continuada en la política catalana.
"No se han rehabilitado, no han aprendido nada", explica uno de los funcionarios consultados por EL ESPAÑOL. "Es un escándalo, una vergüenza, un agravio comparativo para otros reclusos", añade.
A lo largo de estos años, no han sido pocas las quejas de sindicatos, funcionarios de prisiones y partidos de la oposición sobre el trato de favor recibido por los independentistas en Lledoners. Informes en los que se relata cómo estos internos celebraron reuniones con pasteles y fruta procedente del exterior.
Acostumbraban a saltarse los arcos de seguridad y permanecer más tiempo en el patio sin motivo aparente. Han gozado de permisos y salidas que fueron denegados a presos condenados a la misma cantidad de años, pero por otras causas.
Hubo incluso trabajadores que resultaron expedientados por denunciar los hechos. "La plantilla trabaja con mucha ansiedad, demasiado estrés, desmotivados, con miedo y carencias, sin seguridad", rezaba una carta enviada hace unas semanas a la recién nombrada consejera de Justicia de la Generalitat de Cataluña, Lourdes Ciuró.
Televisión en la celda
Los beneficios resultaron patentes en el mismo momento de ingresar en prisión. En el llamado 'Hotel Lledoners' llegaron a realizar una limpieza previa antes de su llegada. Les dieron las mejores celdas del módulo 2, situadas en lo que los funcionarios conocen como "Calle Mayor (Carrer Major)".
"Nada más llegar, Junqueras y el resto ya tenían la televisión en la celda, algo que normalmente implica un trámite de dos o tres días", explicaba a EL ESPAÑOL un trabajador del centro.
Junqueras ha llegado a disponer de un despacho personal en el ala de Psiquiatría, la más tranquila de todo el centro penitenciario. Era en ese despacho donde el líder de ERC se reunía con sus subordinados, donde gestionaba sus asuntos y donde transmitía sus órdenes.
Desde que comenzaron a cumplir sus penas, los nueve independentistas han recibido múltiples y constantes visitas en una cantidad que los funcionarios consultados han calificado de "irregular". Muchas de ellas, de representantes políticos, pero otras, según denunciaban los trabajadores, "institucionales" aunque camufladas como personales.
Tan distinto era el trato que recibían que, en octubre de 2018, el PP exigió una comisión de investigación parlamentaria sobre los privilegios de los que venían disfrutando los presos del procés.
Aquella petición surgió a raíz de un informe interno elaborado ese mismo mes por un funcionario de prisiones anónimo en el que se habla de la complicidad de cuatro trabajadores de la prisión de Lledoners. Y entre ellos, la de la responsable del módulo 2.
"Ganamos tranquilidad"
La afluencia de visitantes ha ido aparejada de continuas manifestaciones en apoyo a los líderes encarcelados. Todo ello ha provocado que los funcionarios tuvieran que enfocar buena parte de su atención a los políticos encarcelados en detrimento de los demás.
"La Consejería trabajaba para que tuvieran una serie de comodidades, no para subsanar los problemas que sindicatos como el nuestro venimos denunciando", argumentan desde Acaip. "Por ejemplo, la figura de los interinos. A nosotros eso nos preocupa más que los nueve presos a los que se les da el indulto".
Desde el sindicato APFP critican lo "injusto" de los indultos. "Se ve que hay dos tipos o clases de presos, los presos comunes y los políticos presos, estos no cumplen ni la mitad de la condena. No han pedido perdón, ni se arrepienten, y además lo han dicho abiertamente: que van a seguir desobedeciendo al Estado, todo un ejemplo para la sociedad y para nuestros jóvenes, una vergüenza".
Muchos trabajadores lamentan lo que han tenido que vivir, pero creen también que la salida de los políticos hará que la situación se tranquilice un poco. "Entre concentraciones en la puerta, visitas, y toda la parafernalia, para nosotros va a ser mejor que se marchen. Al menos ganaremos en tranquilidad".