El pasado 21 de mayo la incidencia acumulada en España era de 135,77 casos de Covid-19 por cada 100.000 habitantes. Cifra muy similar a la registrada este jueves, 1 de julio, y que pone a todas las autoridades sanitarias en alerta: la desescalada veraniega se está complicando.

Así lo constatan los datos publicados por el Ministerio de Sanidad que muestran cómo en apenas 48 horas han retrocedido los avances y se ha perdido una tendencia positiva de meses.

Bajar de los ansiados 100 casos por cada 100.000 habitantes era el objetivo que se marcó Sanidad a finales de mes de abril, y el reto se ha ido consiguiendo hasta que ha llegado el fin de las restricciones.

La incidencia acumulada ha bajado punto a punto de manera muy lenta durante los últimos dos meses, mientras que se descongestionaban las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).

Ahora, los macrobrotes de jóvenes por todo el territorio hacen peligrar tan ansiado logro. El 28 de junio ya se volvía a registrar una incidencia acumulada de 100 casos por cada 100.000 habitantes. El centenar, una barrera psicológica para muchos, no se había sobrepasado desde mediados del mes.

Consecuencias

Con 134 casos de incidencia acumulada, España inicia julio rompiendo dos meses de descenso continuado y con la cepa india aumentando los contagios.

Según el último informe del laboratorio de Microbiología de Son Espases, la variante Delta produce el 28,6 % de los casos analizados sólo en Baleares, origen del macrobrote estudiantil.

Aunque los expertos aseguran que el incremento de casos no va a suponer una ola epidemiológica que ponga en jaque a los hospitales, avisan de que sí trae otros problemas ligados al seguimiento de casos.

Desde la Sociedad Española de Epidemiología destacan que, aunque los contagios entre los más jóvenes (que suponen en grueso de los nuevos casos) no suelen acarrear complicaciones hospitalarias, sí van a saturar los centros de Atención Primaria.

Esto, a su parecer, puede suponer una complicación a la hora de realizar un buen rastreo de casos y el peligro de volver al inicio de la pandemia, cuando no se conocía el origen de los nuevos focos.

Además, hay que recordar que empieza el verano y, con él, la reducción de muchos servicios sanitarios. Esto podría suponer una posible saturación, sobre todo de los pequeños centros.

Si se reducen las plantillas y se centran sólo en seguimiento de positivos, dejarán de lado otro tipo de atenciones sanitarias, como curas o revisiones.

Todo ello también supone un problema para la vacunación pues, como recuerdan colectivos enfermeros, los mismos que vigilan los brotes son los que vacunan a las personas.

"Si saturas el sistema de rastreo, cuentas con menos manos para pinchar", y eso puede hacer que la campaña de vacunación se ralentice.

La razón

Aunque los macrobrotes entre menores se apuntan como el foco de esta subida de la incidencia acumulada, hay que reconocer la relajación de las medidas y el papel que la variante india y la inglesa tienen en todo esto.

La eliminación de las mascarillas y el toque de queda, el levantamiento de restricciones al ocio nocturno y el fin de curso escolar coinciden con el incremento de los contagios.

La segunda nueva normalidad (la primera ya la anunció Pedro Sánchez hace 12 meses) está suponiendo un incremento de las dinámicas sociales en colectivos que, además, no están vacunados.

Y es que, como reiteraba el propio director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, los nuevos focos se dan en personas no vacunadas. Menores de 40 años que son el colectivo con menor cobertura.

"Son los grupos de no vacunados los que tienen un incremento real en la transmisión. Los vacunados mantienen tendencias descendentes", explicaba.

Todo ello en un contexto en el que la cepa india empieza a ser preocupante para las autoridades españolas.

Un posible escape a la inmunidad de aquellas vacunas que no sean de ARN mensajero pone en jaque la inmunización de los mayores de 50 años, el colectivo que puede tener más complicaciones ante una infección.

Los datos

Según el informe del 1 de julio del Ministerio de Sanidad, la incidencia acumulada entre los grupos de edad de 12 a 19 años es de 345 casos por cada 100.000 habitantes y en los de 20 a 29 de 366,74. Esto supone que los casos entre esos dos grupos de edad duplican a los de 30 a 39 y triplican a los de 40 a 49 años.

El claro ejemplo de que las vacunas están funcionando entre los más mayores es que la incidencia acumulada a 14 días del grupo de más de 50 apenas supera los 40 casos por cada 100.000 habitantes. Cifra que en los mayores de 70 no alcanza el 20.

Volviendo a los menores de 30, sólo hay una comunidad autónoma con una incidencia acumulada menor a 100. Se trata de Castilla-La Mancha entre los grupos de 20 a 29 años. El resto de las regiones, sin excepciones, superan la cifra de los 100.

Las comunidades donde los datos son más preocupantes son Cantabria y Cataluña con más de 600 casos de IA entre los menores de 12 a 19 años y de 800 en el rango de edad de 20 a 29 años.

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