Si la pandemia ha provocado que los negacionistas salgan a la calle con un altavoz en la mano, lo mismo ha ocurrido con el oscuro mundo de las sectas. Estos grupos han aprovechado la Covid-19 para tratar de expandirse y captar adeptos. Así lo alertan las autoridades.
Hay un grupo en el seno de la Policía Nacional dedicado exclusivamente a investigar las sectas. Sus miembros nunca salen en los medios. Nadie conoce sus nombres. El éxito de su trabajo depende en buena parte de la discreción.
EL ESPAÑOL ha hablado con la jefa del grupo de Sectas Destructivas de la Comisaría General de Información (CGI), que confirma que las sectas están tratando de captar a sus víctimas por vías distintas a las de antaño.
"Se aprovechan de todo. Si hay negacionistas, se suman a esa corriente. El conglomerado de ideas conspiranoico, negacionista, antivacunas, en el que ellos se mueven, les beneficia", asegura la jefa del grupo.
Tanto para ella como para otros expertos en la materia con los que la Policía mantiene contacto para obtener información, el aislamiento y la soledad que comenzaron durante el confinamiento en marzo del año pasado son herramientas que los líderes de estos grupos clandestinos emplean a su favor.
Internet ha sido un medio utilizado por los gurús. El aumento de horas ante las pantallas de teléfonos y ordenadores, la sensación de inquietud e incertidumbre, el miedo a que la pandemia nunca termine... Todo ello lo aprovechan quienes pretenden atraer a nuevos seguidores.
"Se está incrementando el trabajo y nos llegan más datos", asegura la jefa del grupo de Sectas. "Todavía es pronto, para afirmar numéricamente que haya habido más víctimas. Los que están dentro no van a venir a decírnoslo. No hablan".
La dificultad de investigar
Lo primero que señala la responsable policial es lo complicado que resulta investigar esta clase de delitos. En primer lugar, por la dificultad de probar que una persona ha sido víctima de la manipulación que ejercen los líderes sectarios y no actúa por propia voluntad.
"Un familiar me puede estar diciendo que una persona se ha marchado, que la han manipulado, que ha acabado en una secta; pero si a lo mejor esa víctima te dice que está ahí por su propia voluntad", asegura.
Por eso la Policía analiza en estas investigaciones otros posibles delitos ligados estrechamente a las sectas: los gurús suelen utilizar a sus discípulos para perpetrar estafas, tampoco son infrecuentes los abusos sexuales, los robos y las apropiaciones ilícitas.
Ya en una segunda fase, son fundamentales los informes periciales sobre el estado psicológico de las víctimas, las pruebas para demostrar que esas personas han actuado controladas por la voluntad de los líderes.
Alerta de los expertos
Hace unos meses, varios investigadores y profesores de la Unidad de Análisis de la Conducta Criminal de la Universidad de Salamanca publicaban el libro Crisis pandémicas. Perspectiva criminológica, psicológica y social. En uno de sus capítulos, titulado "Reflexiones sobre el fenómeno sectario y la pandemia del Covid-19", Luis Santamaría, secretario de la Red Iberoamericana para el Estudio de las Sectas (RIES), analiza el fenómeno.
Santamaría sostiene que las sectas, "sin temor a equivocarnos" han proliferado y se han fortalecido durante la crisis del coronavirus. "Hay sectas que han multiplicado su actividad de captación por internet. Ofreciendo charlas, talleres e incluso apoyo en conversaciones a distancia", advierte.
"Si algunos grupos no se habían atrevido antes a dar el salto al proselitismo virtual, con el confinamiento se han visto obligados a realizar actividades en el entorno digital para poder continuar con sus ofertas abiertas al gran público", señala.
El experto, uno de los mayores conocedores de la materia en España, atribuye ese crecimiento en gran parte a la anormalidad de este nuevo tiempo inaugurado por la pandemia. "Ha aumentado el número de situaciones de soledad, alejamiento físico de los familiares y amigos, imposibilidad de una práctica religiosa normal, ausencia de actividades corrientes...".