Mientras los talibán recorren las calles de Kabul y se disponen a instaurar su nuevo régimen islámico radical, los afganos que durante los últimos años han trabajado para la Embajada y las tropas españolas permanecen ocultos en sus casas, esperando una llamada que les permita huir del país.
"Estamos esperando en casa, nos han dicho que cuando llegue el avión que podrá llevarnos a España nos avisarán para que nos traslademos al aeropuerto", ha explicado a este diario Wakil, que lleva nueve años trabajando en labores de mantenimiento en la Embajada de España en Kabul.
Wakil está casado y es padre de cuatro hijos: tres niños (de diez, ocho y dos años) y una niña de tres años. Espera poder viajar con todos ellos a España, porque sabe que en manos de los talibán su familia correría la misma suerte que el resto de afganos que han colaborado con los países de la coalición internacional liderada por Estados Unidos.
"Las calles están llenas de soldados talibán, yo ahora no puedo salir de casa porque tendría problemas", dice al respecto Wakil en conversación con EL ESPAÑOL. Este lunes por la mañana debían despegar desde el aeropuerto de Zaragoza dos aviones militares A400M, para repatriar al personal de la embajada en Afganistán y sus colaboradores.
Caos en el aeropuerto
Sin embargo, la operación de evacuación puesta en marcha por los ministerios de Defensa y Exteriores se ha visto demorada por el caos en el aeropuerto de Kabul, invadido desde primera hora del lunes por cientos de personas que buscaban desesperadamente subir a cualquier avión para huir del país. Algunos lo intentaron, sin éxito, ocultos en el tren de aterrizaje o incluso sobre las alas de una aeronave lista para despegar.
Después de que Estados Unidos haya logrado despejar las pistas del aeropuerto afgano, anoche despegó desde Zaragoza el primer avión militar con tropas del Batallón de Cooperación Cívico Militar (CIMIC) del Ejército del Aire y del Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) del Ejército del Aire, para llevar a cabo la evacuación.
Está previsto que el segundo avión parta a las 9:00 horas del martes. El primer destino de ambos vuelos será Dubái.
El último contingente de 24 militares españoles integrados en la coalición internacional que combatía en Afganistán abandonó el país el pasado mes de mayo. La operación de evacuación puesta en marcha ahora afecta a cerca de 500 personas: todo el personal de la Embajada, los agentes de Policía Nacional (GEO y UIP) encargados de garantizar su seguridad y colaboradores afganos como Wakil o los traductores que han asistido a las tropas españolas durante su misión internacional.
Todos ellos podrían estar sentenciados a muerte, si caen en manos de los talibán. El lunes por la mañana, tras abandonar la Embajada, los policías españoles permanecían en "un lugar seguro" de Kabul, a la espera de ser trasladados al aeropuerto.
Geos y UIP en Kabul
Los agentes han recibido la consigna de reducir al máximo sus comunicaciones, incluso por mensajería whatsapp, para evitar que sea descubierto su paradero. También por este motivo, para garantizar la seguridad de los miembros de la delegación diplomática española, Defensa y Exteriores han evitado revelar algunos detalles de la operación de rescate.
Wakil explica que también esperan viajar a España, junto a sus familias, otros afganos que trabajan realizando labores de mantenimiento y limpieza en la Embajada española: "Si nos quedamos aquí tendríamos muchos problemas", afirma utilizando un español muy rudimentario, que le ha permitido entenderse con el personal de la misión diplomática.
Todos ellos han recibido la instrucción de esperar la llamada del Ministerio de Asuntos Exteriores, que les avisará de que ya ha llegado el avión procedente de España para llevar a cabo su evacuación. Wakil aún no sabe si él y su familia tendrán que desplazarse al aeropuerto por sus propios medios o irán a recogerles los servicios de la Embajada, pues las calles ya no son seguras.
"Ya no hay nadie en la Embajada, está cerrada, pero nos han dicho que ahora el aeropuerto está más tranquilo", señala Wakil, quien confía poder emprender el viaje junto a su familia en las próximas horas.
Van "casa por casa"
Lo cierto es que el miedo y la angustia se ha apoderado de los afganos que, durante los últimos años, han colaborado con los países de la coalición internacional. Las escenas de desesperación vividas el lunes en el aeropuerto son el mejor reflejo.
La entrada de los talibán en Kabul ha resultado relativamente pacífica, si se tiene en cuenta su sanguinario historial. Pero quienes permanecen en el país aseguran que, tras hacerse con el poder, los soldados ya elaboran listas de "traidores" y buscan, casa por casa, a los colaboradores de la coalición para ajusticiarles. "Haber trabajado con los infieles te convierte en un infiel", dice gráficamente una de estas fuientes.
Todo se ha precipitado durante las dos últimas semanas, en las que el Ejército talibán ha logrado hacerse con el control completo del país. Tras la retirada de las tropas norteamericanas, los principales líderes de tribus locales han abandonado y dejado en una absoluta soledad al presidente Ashraf Ghani, que este mismo lunes abandonó el país.
El fotógrafo Amador Guallar, uno de los periodistas españoles que mejor conoce el país, considera engañosa la imagen de tranquilidad que los talibán intentan proyectar ahora al exterior: "Ahora que han conseguido asegurarse el control del país", señala, "a los talibán les preocupa la legitimidad internacional".
El tráfico de opio
"Afganistán es un país rico en recursos como litio, diamantes, cobre y petróleo", añade Guallar, "los talibán necesitan comerciar con países aliados para financiarse. Tras la marcha de EEUU, muchos de sus contratos serán para China". Los cultivos de opio, con los que se elabora la heroína, también son uno de los recursos más codiciados del país: "Los talibán desconfían del tráfico de opio, porque trae corrupción, aunque seguirán traficando", augura el fotógrafo.
El general Fulgencio Coll, que fue jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra bajo el Gobierno de Zapatero, se muestra desolado ante la "trágica" situación en la que queda Afganistan: "Después de 20 años de grandes sacrificios, han dejado caer Afganistán en manos de los islamistas radicales que impondrán su terror y brutalidad", afirma en declaraciones a EL ESPAÑOL.
A su juicio, "como ocurrió en Vietnam, Estados Unidos no ha sido derrotado militarmente, sino por su propia política doméstica. Es el declive de las aspiraciones de EEUU, nacidas tras la Segunda Guerra Mundial, de llevar la democracia a todo el mundo".
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