El primer avión militar enviado por el Gobierno a Kabul para repatriar al personal de la Embajada en Afganistán ha aterrizado este jueves de madrugada en España en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid).
A bordo viajaban 53 personas, incluyendo a seis españoles residentes en Afganistán, personal de la Embajada (tanto españoles como afganos) y 37 integrantes de la misión de la Unión Europea en el país, junto a sus familiares directos.
Sin embargo, ha quedado en tierra la gran mayoría de las 500 personas que el Ministerio de Defensa tenía previsto evacuar, incluyendo a los policías nacionales encargados de garantizar la seguridad de la Embajada y a decenas de traductores afganos (junto a sus familiares) que durante los últimos años han trabajado para las tropas españolas en el país.
Dado que la aeronave, un Airbus de transporte militar 400M, sólo tiene capacidad para transportar a 116 pasajeros, el Ministerio de Asuntos Exteriores sólo habían citado a una parte del personal para que acudiera este miércoles al aeropuerto de Kabul.
Wakil, que trabaja como personal de mantenimiento de la Embajada desde hace nueve años, sigue esperando la llamada de Exteriores, oculto en su casa de Kabul junto a su mujer y sus cuatro hijos de dos a diez años. No puede abandonar su hogar, por miedo a ser identificado por los soldados talibanes como colaborador de un país integrante de la coalición internacional que ha intentado pacificar el país durante los últimos 19 años.
Uno de los traductores afganos del Ejército, con el que ha contactado El ESPAÑOL, permanece desde hace cuatro días alojado en un hotel de Kabul, junto a su familia, también esperando la llamada para tomar el avión de rescate.
Otros han corrido peor suerte. Varios de los traductores y colaboradores afganos habían recibido instrucciones para permanecer en el aeropuerto de Kabul a las 9 de la mañana. Sin embargo, no pudieron tomar el vuelo porque los talibanes, que controlan los accesos al aeródromo, les impidieron acceder a la terminal.
En torno al aeropuerto se habían congregado cientos de afganos, que en algunos momentos han intentado atravesar las alambradas para llegar a la pista en busca de un avión con el que huir del país.
Durante la mañana, los soldados talibanes han abierto fuego y han lanzado disparos al aire, para dispersar a la muchedumbre. Todo ello ha provocado una avalancha humana que ha provocado varios heridos, relatan los testigos presenciales.
El Departamento de Estado de EEUU afirma que los talibanes han violado así el compromiso que habían adquirido de facilitar la evacuación de todo el personal extranjero y sus colaboradores afganos. Lo cierto es que las tropas insurgentes no están permitiendo que los afganos accedan al aeropuerto y hacen uso de las armas, si es preciso, para impedirlo.
Por todo ello, uno de los traductores afganos que habían sido convocados por Exteriores ha permanecido en las inmediaciones del aeropuerto desde las nueve de la mañana hasta pasadas las seis de la tarde, sin poder tomar el primer vuelo de evacuación enviado por España, según ha relatado a este diario.
De este modo, la acción violenta de los talibanes ha frustrado, en buena medida, la primera misión de rescate puesta en marcha por el Gobierno español, que en las próximas horas tiene previsto enviar un segundo vuelo a Kabul.
Para ello permanecen en Dubái en este momento otros dos aviones militares españoles, uno procedente de la base aérea de Zaragoza y otro enviado el viernes desde Torrejón de Ardoz (Madrid).
La operación está condicionada, en todo momento, a que se puedan garantizar las condiciones de seguridad del aeropuerto de Kabul, una ciudad que desde el lunes permanece completamente tomada por las tropas insurgentes de los talibanes.
Como ha informado este diario, el Gobierno español no está en condiciones de organizar un convoy protegido para recoger en sus domicilios a los colaboradores afganos, que deberán atravesar la ciudad por sus propios medios, para llegar al aeropuerto.
No sólo ellos se han quedado en tierra. También permanecen aún en Kabul los policías nacionales (algo más de una docena, miembros de los GEOS y UIP) que han protegido la Embajada durante los últimos meses.
Para facilitar la evacuación, el Ejército ha enviado a Kabul tropas del Batallón de Cooperación Cívico Militar (CIMIC) del Ejército del Aire y del Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA) del Ejército del Aire, que con anterioridad ya han participado en misiones de escolta y protección de autoridades, reconocimiento y desactivación de artefactos explosivos en Afganistán. Su cometido será proteger al personal que debe embargar para ser repatriado a España.
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