La Casa Real busca revalorizar el trabajo y la figura de Letizia en un momento en el que casi todo parece estar en contra de la Corona. La realidad es que desde su regreso de vacaciones se ha podido ver a otra Letizia, incluso en cuanto a imagen se refiere.
En sus recientes visitas a la Universidad Complutense y a la isla de La Palma, la Reina ha sido otra persona, más cercana, más próxima a la gente. Y esa imagen ha calado. En la Casa Real ya se plantean potenciar su agenda y animarla a que se mueva con más libertad, después de años de encorsetamiento autoimpuesto por la propia Letizia.
"Me ha parecido encantadora. La he visto muy cercana, muy humana. Parecía que de verdad sentía lo que nos está ocurriendo aquí en La Palma. De fría nada, nos ha resultado mucho más simpática que Felipe, más cariñosa. Se nota que viene del mismo sitio que nosotros y que comprende qué es lo que pasa si te quedas sin nada", manifestaba el jueves María del Carmen Jiménez, una isleña, tras su encuentro con los Reyes en el centro de acogida de El Fuerte, en el que vive desde que la lava de Cumbre Vieja devoró su casa.
Cuando la semana pasada visitó la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense ya había dado muestras de ese cambio. El centro celebraba su 50º aniversario y ella, como antigua alumna, había sido invitada a presidir el acto. La mañana, según los presentes, estaba siendo un verdadero aburrimiento, con las tradicionales palabras de todas las autoridades: rector, decano, catedrático… hasta que Letizia dio su discurso, con el que se cerraba el acto.
La Reina comenzó a contar anécdotas de su etapa universitaria y provocó las carcajadas de un público entregado. El momento cumbre llegó con su relato del catedrático que la llamó "pesada", por hacer muchas preguntas en el aula.
"Le puso la gracia a un acto que estaba siendo un peñazo. La verdad es que se la veía contenta, hacía mucho que no la veíamos así, tan cercana. De hecho, al día siguiente era su cumpleaños, y los habituales de Zarzuela [los periodistas que cubren la Casa Real] quisimos felicitarla. Antes de verano, nos hubieran dicho que no, pero el otro día se acercó, estuvimos charlando con ella animadamente y hasta nos hicimos una foto para la posteridad", cuenta uno de los informadores presentes.
Cumpleaños en Malasaña
Otro buen ejemplo ocurrió al día siguiente. Los Reyes celebraron el cumpleaños de Letizia en un restaurante indio en Malasaña, en el centro de Madrid, acompañados por la Infanta Sofía, ya que la Princesa de Asturias se encuentra en Gales cursando su bachillerato.
El caso es que, después de cenar, los dueños del local quisieron hacerse una foto. Letizia siempre ha puesto muchas objeciones a este tipo de situaciones, pues considera que invaden su intimidad y su vida privada. Esta vez no sólo accedió a hacerse la instantánea, sino que confesó a sus anfitriones que Leonor estaba "feliz en su nuevo colegio" y "trabajando muchísimo, pero muy contenta".
No se trata sólo de algo impostado: desde hace algunas semanas la Reina parece que se siente más cómoda en su papel, menos encorsetada en la palabra "consorte" y más libre para hacer su propio guion.
Los estrenos de ropa han disminuido de forma considerable, la Reina se ha bajado de sus altos tacones y se ha dejado las canas, renunciando a la coquetería de teñirse el cabello.
"La Letizia de hace un año jamás hubiera hecho estos cambios", asegura una amiga de la Reina. "Ahora es más consciente de que debe ganarse el cariño de la gente, como ocurrió en 2003 cuando llegó a Zarzuela. Volver a ser humana, en definitiva, ser un poco más como es en su círculo privado, una persona cercana, amable y cariñosa como la que se encontraron el otro día en La Palma las víctimas del volcán", añade.
La Casa Real está barajando que Letizia ayude a Felipe VI con una una agenda menos cerrada. La obsesión por no pisar charcos le ha impedido una proyección que podría ayudar a mejorar la imagen de la institución ante los españoles.
Letizia tiene una de las agendas internacionales más pobres de todas las mujeres de la realeza europea. Los actos que protagoniza están controlados al milímetro y eso, sumado a su empeño por controlarlo todo, a costa de sacrificar la espontaneidad, ha hecho que no terminara de conectar con la calle.
Una nueva Letizia
"Hace mucho que es consciente de esto y está solucionándolo. No es fácil, porque cada vez que dice o hace algo fuera del guion le dan palos por todos lados. Pero ya estamos viendo una nueva Letizia", añade la misma fuente.
Aunque algunos medios achacan este giro a que Letizia se encuentra más tranquila y más serena a sus recién cumplidos 49 años, lo cierto es que también hay una estrategia de la Casa Real para intentar visibilizar la labor que la Familia Real realiza y acercarla más a la gente, conscientes de que puede ser una buena arma contra las críticas permanentes a la Corona.
"Los partidos independentistas y los que piden la república en su programa llevan meses intentando desprestigiar la labor del Rey. Su obsesión es que la gente asocie a Felipe VI con su padre, Juan Carlos. Que los ciudadanos tengan la sensación de que es más de lo mismo, que nada ha cambiado. Y eso es con lo que se combate cada día desde dentro", revela una fuente cercana al equipo de trabajo de la Reina.
Se trata de un giro silencioso cuyos efectos se notarán con el paso del tiempo. Letizia, con ayuda de sus personas de confianza, entre ellas Jordi Gutiérrez, jefe de Relaciones de la Casa con los Medios de Comunicación, intenta borrar en la medida de lo posible la huella que ha dejado el Emérito, que lo impregna todo.
"Más naturalidad, más cercanía, un mensaje de 'estamos aquí para lo que necesitéis'. No puedes intentar que te te quieran y que te respeten si casi no te conocen; esa es la idea", detalla la misma fuente.