El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, ha exhortado este martes al PP a romper los acuerdos que tiene esta formación con Vox en comunidades como Madrid, Murcia y Andalucía para poder hablar de una posible abstención del PSOE en Castilla y León, como reclaman algunos alcaldes socialistas, como los de Valladolid y León, para evitar la entrada del partido de Santiago Abascal.
El presidente del Gobierno ha pedido al PP que ponga un "cordón sanitario" y "rompa" sus acuerdos en varias autonomías con Vox si quiere hablar con el PSOE de una hipotética abstención para facilitar la investidura de Alfonso Fernández Mañueco como presidente de Castilla y León.
"Si quiere pedir la abstención del PSOE, explique el por qué quiere la abstención del PSOE, explique el por qué Vox es un peligro para la democracia y que hay que poner un cordón sanitario, pero haga una cosa previa, con todos aquellos Gobiernos que están pactando con la ultraderecha, díganle que rompan sus acuerdos", ha replicado Sánchez al portavoz del PP.
En ese caso, "a lo mejor nos podemos entender", ha apuntado el líder socialista ante el pleno del Senado, donde ha hecho su primer análisis de los resultados de las elecciones del domingo pasado, según el cual "quien ha salido perdedor ha sido Castilla y León" y quien ha vencido ha sido "la ultraderecha" de Vox, "propiciada" por el PP al anticipar los comicios.
Así se lo ha dicho Sánchez al portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto, durante la sesión de control al Gobierno en la Cámara Alta, después de que el dirigente popular haya pedido al jefe del Ejecutivo que tenga en cuenta la opinión de estos dos alcaldes que están planteando una abstención de los socialistas en la investidura del candidato del PP.
Tal y como ha informado EL ESPAÑOL este martes, la posición inicial de la dirección federal del PSOE es la de rechazar por completo la posibilidad de que los socialistas faciliten un Gobierno del PP en Castilla y León sin Vox. Es decir, la posibilidad de establecer junto a los populares un "cordón sanitario" a la ultraderecha que empiece por Castilla y León.
Sin embargo, el debate abierto públicamente por el alcalde Valladolid, Óscar Puente, muy vinculado a Pedro Sánchez, avanza en el partido. Presenta contraindicaciones y también ventajas para el PSOE en el futuro, pero, según Ferraz, falla la condición previa imprescindible: el PP no está dispuesto a no pactar nunca con Vox.
Para empezar, fuentes de Ferraz y de la Moncloa aseguran que el primer error de la polémica abierta por Puente es poner el foco sobre los socialistas, en lugar de sobre el PP que es quien tiene la responsabilidad de formar Gobierno. Además, quieren subrayar que las elecciones fueron convocadas por Alfonso Fernández Mañueco y Pablo Casado y, por tanto, son ellos los que han creado esta situación y deben buscar salida.
"No pactaría con el 'sanchismo'"
La primera política popular en manifestarse tras las declaraciones del presidente del Ejecutivo en el Senado ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha pedido a Mañueco "no pactar con el 'sanchismo'".
"Yo con el sanchismo no pactaría", ha declarado a los medios que se agolpaban en la entrada del edificio de la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
"Nunca le voy a decir al presidente de Castilla y León lo que tiene que hacer, ni ponerle deberes, pero nunca pactaría con esta izquierda", ha apostillado Ayuso, que ha querido dejar claro en todo momento que no estaría a favor del posible "cordón sanitario" que plantean desde el PSOE.
Las opciones de Mañueco
La dirección nacional del PP está dispuesta a llevar hasta las últimas consecuencias su órdago para impedir la entrada de Vox en el nuevo gobierno regional de Castilla y León, incluso aunque ello pueda desembocar en una repetición de las elecciones autonómicas.
Los estrategas de la calle Génova pretenden que Alfonso Fernández Mañueco negocie el apoyo de las tres plataformas provinciales que han obtenido representación: Soria ¡Ya! (3 procuradores), Unión del Pueblo Leonés (3) y Por Ávila (1).
Si Mañueco logra atar el apoyo de estos siete procuradores, podría presentarse al debate de investidura con un respaldo de 38 escaños, lo que le situaría a tan solo tres de la mayoría absoluta.
Sería el momento de colocar a Vox y al PSOE en la tesitura de facilitar con su abstención un gobierno regional integrado exclusivamente por consejeros del PP. De lo contrario, tanto el partido de Santiago Abascal como el de Pedro Sánchez podrían verse penalizados en unas nuevas elecciones: Vox, por haber hecho inviable un Ejecutivo alternativo al PSOE; los socialistas, por haber impedido cortocircuitar a la "extrema derecha".