Dentro de tan solo un año cumplirá las tres cuartas partes de su condena, y podrá salir de la cárcel de permiso, pero el terreno lleva tiempo preparado. Hace apenas 9 meses, los trabajadores de la prisión de Huelva sabían que no faltaba demasiado para que Francisco Javier García Gaztelu, alias 'Txapote', fuese trasladado al País Vasco por orden del Ministerio del Interior. En aquel entonces, Instituciones Penitenciarias sacó del módulo de aislamiento a uno de los miembros más sanguinarios de la banda terrorista ETA.
Después de aquello Prisiones lo envió la cárcel de Estremera, en Madrid. Era el escalón previo antes de su regreso a su tierra natal, sin pedir perdón a las víctimas y sin mostrar ningún signo de arrepentimiento.
A día de hoy Txapote todavía no ha sido enviado a su nuevo destino en las prisiones vascas, que gestiona el gobierno autonómico. Según ha podido conocer eL ESPAÑOL a través de fuentes penitenciarias, continúa en Estremera, donde goza de un régimen algo más laxo que el de otros compañeros que se encuentran en el mismo presidio. Lo mismo ocurre con su mujer, la también etarra Irantzu Gallastegui Sodupe, 'Amaia'.
Francisco Javier e Irantzu han conseguido el sueño de cualquier preso, más allá de obtener la libertad: estar, al menos, cerca de su familia. Ambos siguen juntos incluso 25 años después de aquel julio de 1997 en el que secuestraron y 48 horas después mataron al concejal del PP Miguel Ángel Blanco.
Ambos permanecían presos en la cárcel de Huelva, en módulos diferentes, a 950 kilómetros de Bilbao, donde viven los dos hijos que tuvieron durante estos años de cautiverio, así como otros familiares de ambos. Hace un año llegaron en furgones diferentes a la prisión de Estremera, en Madrid, situada a menos de 400 kilómetros de la capital de Vizcaya. En apenas unas semanas al menos uno de los dos viajará ya a su tierra natal. Es previsible, aseguran las fuentes consultadas, que muy pronto ella seguirá el mismo camino.
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Esta semana ambos seguían en el módulo polivalente número 3, en régimen de primer grado. Se trata de un módulo terapéutico mixto. Cuenta con celdas individuales y en él conviven hombres y mujeres. Este tipo de módulos, que no existen en todas las prisiones, están diseñados para tratar a internos con problemas de adicciones, con dependencia a alcohol, drogas o sustancias estupefacientes.
Movimiento de reclusos
En él las celdas están abiertas salvo por la noche. En estos últimos años, en los que nunca han pedido perdón a las víctimas, participaban de algunas de las actividades organizadas en el sistema penitenciario. En Estremera, donde apenas llevaban 12 meses, acudían juntos a clases de teatro.
Una vez al mes gozaban de un vis a vis de dos horas. Contaban con una convivencia familiar de otras dos una vez por trimestre. A ella podían asistir hasta 10 miembros de su círculo cercano.
La aproximación de presos etarras al País Vasco forma parte de los acuerdos establecidos entre el PSOE y partidos vascos como Bildu y PNV, que permitieron la elección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno tras las elecciones de noviembre de 2019. Dentro de la letra pequeña de estos acuerdos figuraba la entrega al Gobierno vasco de las cárceles en el País Vasco, algo que se concretó hace apenas un año.
Ahora es el Departamento de Seguridad de esa región el que decide la prisión a la que se envía cada uno de los terroristas de ETA que llegan a cuentagotas a las prisiones de las tres provincias.
Para buscar acomodo a las decenas de etarras que están recibiendo en sus cárceles, el Gobierno vasco ya está moviendo a reclusos de sus centros a otras prisiones del territorio español. En las últimas semanas, varias decenas de condenados a altas penas de prisión fueron enviados a penitenciarías de otras regiones de España. El PNV y EH Bildu buscan así facilitar el regreso a casa de los terroristas.
Siempre juntos
Txapote ingresó en prisión el 15 de diciembre de 2005. Cumple dese entonces una condena acumulada de 30 años por asesinatos, secuestro terrorista, delitos de atentado, de asociación ilícita, depósito de armas, robo, falsificación, estragos, incendios y daños. Durante todos estos años, la pareja Gaztelu-Gallastegui ha disfrutado de todos los beneficios carcelarios establecidos por la Ley Penitenciaria y el Reglamento de Prisiones.
Amaia fue especialmente activa reclamando, vía tribunales, mantener los encuentros íntimos mensuales con su pareja, pese a estar al principio en prisiones distantes a cientos de kilómetros. Por esa razón, se decidió que cumplieran su condena en una prisión como la de Huelva, con una zona para internos y otra para mujeres. El Gobierno vasco notificó en 2007 que los asesinos de Blanco eran pareja de hecho.
Fue precisamente en Madrid, aprovechando diversas estancias carcelarias, donde tuvieron a sus dos hijos. El mayor, varón, nació en septiembre de 2002, en el Hospital Universitario de Getafe. El segundo hijo fue una niña. También nació en Madrid, en marzo de 2007, concretamente en la Maternidad del Hospital Gregorio Marañón. La niña fue probablemente engendrada durante los prolegómenos y el desarrollo del juicio por el asesinato de Miguel Ángel Blanco, celebrado entre mayo y junio de 2006.
Tras la propuesta de la Junta de Tratamiento de la prisión madrileña, se ha resuelto su clasificación inicial hasta progresarlo a segundo grado. Txapote jamás ha pedido perdón por ninguno de sus crímenes. Tampoco Amaia, su mujer. Lo más probable es que el año que viene pisen la calle por primera vez desde hace casi dos décadas.
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