El protocolo impuso que Juan Carlos se sentara con Letizia para no separar a otras familias reales

De no haber seguido ese procedimiento, la familia real holandesa tendría que haber sido separada. De la casa de Orange estaban presentes los reyes Guillermo y Máxima, y junto a ambos, la madre del monarca, la princesa Beatriz, que renunció a su título de reina para abdicar en favor de su hijo.

Aunque el caso de la reina de Dinamarca es distinto, ella también podría haberse visto afectada si el criterio hubiera sido sentar juntos sólo a los jefes de Estado. Margarita, al estar viuda, acudió a las exequias junto a su hijo, el príncipe heredero Federico. 

Por eso, en el último adiós de la soberana de los ingleses, los cuatro reyes españoles se sentaron juntos, en la segunda fila de la zona destinada a las casas reales. Para el protocolo británico pesó más la Corona que la representación política.

A pesar de que la Constitución Española otorga a Felipe VI el nombramiento de Jefe del Estado, la norma en Westminster fue darle el tratamiento de cabeza de la familia Borbón española. Y dado que la ubicación era por familias, a su lado tenían que sentarse sus padres, Juan Carlos y Sofía.

[La mirada fulminante de Letizia a Juan Carlos y Sofía en pleno funeral de Estado de Isabel II]

"El Rey ya lo tenía asumido, la que estaba muy enfadada y nada conforme era la Reina Letizia. Después de dos años en los que habían conseguido aplicar al Emérito el cordón sanitario, se han topado con el Imperio británico", relata gráficamente una fuente próxima al Emérito.

La expresión de la Reina Letizia durante toda la ceremonia mostraba su disgusto de forma evidente. "Don Felipe tampoco estaba muy feliz, pero él lo lleva por dentro, ella es más visceral, no lo puede evitar. Así que hoy [por este lunes] tenía la cara hasta los pies", añade la misma fuente.

Mala relación de 19 años

La relación entre la Reina y su suegro es complicada. "Ya le dijo a su marido que hicieran lo que hicieran les iba a perjudicar. Está muy preocupada. No por Juan Carlos, por el que no siente ningún cariño, pero sí por su marido y por la institución", afirma una amiga de la Reina.

La mala relación entre Juan Carlos y Letizia viene desde el primer momento en el que la entonces periodista pisa Zarzuela a finales de 2003. Para el Emérito, una mujer divorciada no era "lo mejor" para su hijo, y menos aún para la Corona. Desde entonces, ambos están unidos, además de por Felipe VI, por la animadversión que se profesan el uno al otro.

"Te vas a cargar la Monarquía si te casas con ella", le dijo Juan Carlos a su hijo, entonces príncipe heredero, cuando le anunció su intención de casarse con Letizia Ortiz Rocasolano. Poco podía imaginar entonces que era él, casi dos décadas después, el que iba a hacer tambalearse la institución con sus negocios y sus idas y venidas poco ejemplares.

Las personas cercanas a la consorte reconocen que lo que no le perdona a Juan Carlos por encima de todo es el grave daño que le está causando a la institución, por la que tanto está trabajando ella, su marido y sus hijas. La Reina sufre por el hecho de que Leonor y Sofía estén, en cierto modo, siendo utilizadas como imagen para endulzar y limpiar la imagen de la Corona en estos duros momentos.

"Otra de las cosas que no entiende la Reina es la postura de su suegra, a la que se le ha visto sonreír a Juan Carlos en varias ocasiones durante el funeral. Tampoco comprende que lleve casi dos años pidiéndole a su hijo que le deje volver a España, pese a haberse portado con ella como lo hizo a lo largo de los años", añade la misma amiga de Letizia.