La privilegiada relación que Pedro Sánchez intenta forjar con el régimen de Rabat le llevó primero a enfrentarse a todos sus socios parlamentarios (desde Podemos a ERC y Bildu) y mueve ahora al PSOE a votar junto con los eurodiputados de Le Pen, para evitar condenar la violación de derechos humanos en Marruecos.
El Parlamento Europeo ha puesto a prueba de este modo la coherencia del discurso del PSOE, que desde hace una semana se empeña en presentar al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, como un extremista entregado a Vox por su pacto de Castilla y León. La luna de miel con Mohamed VI lleva ahora al PSOE a alinearse con la extrema derecha francesa.
La Eurocámara votó ayer una resolución pactada por todos los grandes partidos para condenar el intento de Marruecos de corromper la institución mediante el pago de sobornos a eurodiputados como la socialista griega Eva Kaili, en el escándalo conocido como el Marocgate.
El texto aprobado por una abrumadora mayoría de 356 votos también condena la violación de derechos humanos en Marruecos y su persecución a periodistas como el español Ignacio Cembrero.
Sólo votaron en contra 32 eurodiputados: los 17 del PSOE, 13 de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, otro ex eurodiputado de Le Pen fichado por Zemmour y un euroescéptico holandés.
El PSOE dio a sus 18 eurodiputados la consigna de votar en contra de la resolución, por temor a poner en peligro la cumbre bilateral entre Pedro Sánchez y Mohamed VI que, tras numerosos aplazamientos, ha sido finalmente anunciada para los días 1 y 2 de febrero, y de la que han sido excluidos los ministros de Unidas Podemos.
El encuentro servirá para culminar el acercamiento que el Gobierno español inició el pasado mes de marzo al respaldar las pretensiones del monarca alauí sobre el Sáhara, de espaldas a todo el arco parlamentario.
Pirueta diplomática
Esta pirueta diplomática ha llevado a los socialistas españoles a votar en la Eurocámara junto a la extrema derecha francesa -desmarcándose así del resto de compañeros del Grupo europeo de Socialistas y Demócratas-, para no contrariar a Mohamed VI.
Pero esta alineación resquebraja la línea argumental diseñada por Moncloa para vincular a Feijóo con la "extrema derecha" de Vox, cuyo último episodio ha sido la polémica provocada por protocolo que anunció la Junta de Castilla y León para las mujeres que quieren abortar.
Pedro Sánchez aprovechó este jueves su encuentro con Emmanuel Macron en Barcelona para presentarse como un adalid del centrismo y la moderación, colocando en extremos opuestos a los independentistas que intentaban reventar la cumbre y a los constitucionalistas que el sábado se manifestarán en la plaza de Cibeles de Madrid (con representantes del PP, Cs y Vox)
Entre ambos polos, ha asegurado Sánchez, se sitúa la "amplia mayoría" de los españoles que huye de cualquier extremismo.
[Pedro Sánchez compara la protesta 'indepe' en Barcelona con la de Cibeles por la unidad de España]
Tras concluir la cumbre, Emmanuel Macron se mostró preocupado por el auge de los partidos de extrema derecha en toda Europa que, advirtió, puede poner en peligro la supervivencia de las instituciones democráticas "de la noche a la mañana".
A preguntas de los periodistas, Macron eludió pronunciarse sobre los pactos del PP y Vox, pero consideró que los partidos democráticos deben ofrecer a los ciudadanos "respuestas que aporten un futuro y que tranquilicen, sin dejar a la extrema derecha el monopolio de permanencia que se convierte en nostalgia".
"Si no tenemos soluciones lo suficientemente fuertes y rápidas", abundó, "entonces algunos de nuestros compatriotas se vuelven hacia la extrema derecha, a veces sin una convicción profunda", señaló.
Casi a la misma hora, los 17 eurodiputados del PSOE votaban junto a los representantes de la extrema derecha francesa en la Eurocámara, en contra de condenar la corrupción y la violación de los derechos humanos en Marruecos.
[El Gobierno denuncia la infección con Pegasus del móvil de Pedro Sánchez y Margarita Robles]
La resolución aprobada por una amplia mayoría también denuncia el uso, por parte del régimen de Rabat, del software Pegasus (con el que fueron hackeados los teléfonos móviles del presidente Pedro Sánchez y de los ministros Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles en mayo de 2021, en plena crisis con Marruecos por la entrada en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali).
Durante la votación, se ausentaron de la Cámara los eurodiputados españoles integrados en el Partido Popular Europeo, que tras el estallido del Marocgate anunció que no participará en la negociación y el voto de resoluciones de urgencia hasta que se regulen de forma adecuada para prevenir la interferencia de actores extranjeros.
Ya el pasado miércoles, durante su presencia en el Foro de Davos, el presidente Pedro Sánchez denunció el avance de la "ultraderecha" en varios países europeos, a menudo gracias a su alianza con partidos conservadores tradicionales, dijo en alusión al PP, sin mencionarlo expresamente.
"Les plantaremos cara", anunció, "con la misma determinación con la que los ucranianos luchan contra las fuerzas rusas, aunque con armas diferentes: democracia, transparencia y políticas eficaces".
Sánchez reflexionó finalmente que "la extrema derecha y el populismo solo pueden ser combatidos mediante la política del bien común proporcionando respuestas a los problemas de los ciudadanos".
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