El Samuelillo, el Pepe, Saavedra, El Niño Rafita y el Gordo Maya contaban ya con un amplio historial de crímenes a sus espaldas. Eran delincuentes con una ristra interminable de delitos cometidos en los últimos años. Su especialidad era la del alunizaje; en 2021, la banda del Samuelillo cayó tras cometer 50. Sin embargo, estos jóvenes habían encontrado ahora un nuevo pasatiempo: los secuestros a adinerados empresarios y a narcotraficantes de otras bandas organizadas. Y los vuelcos masivos de droga.
Para ello, cuentan a EL ESPAÑOL fuentes de la investigación, seleccionaban cuidadosamente a sus presas. Luego seguían sus pasos, y les interceptaban en plena carretera. Para obligarles a detenerse en el camino se hacían pasar por policías o guardias civiles, luego los encañonaban, les maniataban y les llevaban a un lugar apartado, desde es cual hacían la llamada para exigir 50.000 euros por cada rescate.
Muchas veces empleaban coches de alta gama en los secuestros, modificados para su camuflaje. No dudaban luego en propinar fuertes palizas a sus víctimas para que así suplicaran, y terminasen cediendo al chantaje con la entrega del dinero que exigían los secuestradores. Algunos de ellos recibieron decenas de golpes por todo el cuerpo.
Los nombres de esos jóvenes son solo los de algunos de los arrestados. La Operación Albato, desarrollada por la Policía Nacional y la Guardia Civil, ha terminado desarticulando esta banda de jóvenes de entre 24 y 40 años que había perpetrado el secuestro de 6 personas en la zona de Navalcarnero.
Los detenidos cuentan en su haber con innumerables antecedentes. Solamente en el historial de Samuelillo figuran una veintena, entre ellos un intento de homicidio, robo, hurto de vehículos con violencia, daños, tenencia ilícita de armas, atentados a agentes de la autoridad, entre otros. La droga siempre estaba presente.
A todos ellos se les atribuyen más de medio centenar de delitos, entre los que destacan pertenencia a grupo criminal, secuestro, robo con violencia, robo con fuerza y robo de vehículos.
Secuestros exprés
La operación conjunta ha dejado al descubierto una organización criminal especializada en secuestros exprés y robos con violencia a otros grupos delictivos. Se ha detenido a un total de 13 personas, y en los nueve registros llevados a cabo se han recuperado ocho vehículos sustraídos, piezas mecánicas robadas, un kilogramo de cocaína, dinero en efectivo, material para robar los turismos, inhibidores de frecuencia y varias armas de fuego.
La organización llevaba a cabo los secuestros y los robos en el marco de "vuelcos" de droga y solicitaban grandes cantidades de dinero a cambio de liberar a sus víctimas. Algunas de ellas, sobre todo en los últimos tiempos, pertenecían a organizaciones criminales relacionadas con el narcotráfico.
La investigación se inició el pasado verano. En aquel entonces, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado detectaron varios robos de vehículos en la provincia de Toledo. Poco después tuvieron conocimiento de un secuestro ocurrido en la zona sur de la Comunidad de Madrid.
Continuando con las investigaciones los agentes pudieron identificar un posible vehículo que podría haberse utilizado para dicho secuestro. No tardaron en identificar a un primer sospechoso que resultó, a la postre, ser uno de los integrantes del grupo organizado.
Estudios obsesivos
El clan de Samuelillo se especializó en adquirir vehículos siniestrados para reconstruirlos con piezas de automóviles sustraídos. Para llevar a cabo esta actividad utilizaban una nave en la provincia de Toledo como taller ilegal donde despiezaban y modificaban los turismos. Después empleaban esos coches para cometer los vuelcos y los secuestros.
Continuando con las investigaciones, los agentes pudieron constatar que la organización criminal en un primer lugar elegía su objetivo y, tras decidirse, lo escudriñaban hasta el más mínimo detalle. La vigilancia a la que sometían a sus víctimas era obsesiva, hasta conocer sus horarios, desplazamientos y costumbres antes de planear cualquier tipo de acción. Querían saberlo absolutamente todo de sus víctimas.
Pronto se percataron que tenían ante sí a una organización dedicada al robo de vehículos de alta gama. Todos eran viejos conocidos de los investigadores, ya que eran delincuentes expertos por sus alunizajes, sus huidas espectaculares y por no tener reparos ni dudas en embestir a los vehículos policiales durante la fuga.
Las víctimas eran asaltadas con armas de fuego y sometidas a golpes y amenazas, muchas de ellas lesionadas de gravedad. El historial menciona multitud de datos como quemaduras de primer grado, cortes en extremidades y fracturas óseas, entre otros.
Luego se llevaban a las víctimas a una nave industrial que habían encontrado en Toledo. Era allí donde se producía el secuestro, la extorsión y la tortura, hasta que los secuestrados claudicaban y lograban el pago de 50.000 euros fijos por cada rapto.
Una vez logrado su propósito las víctimas eran puestas en libertad, aunque en algunos casos siguieron recibiendo amenazas de muerte de la banda de Samuelillo. Algo que ha dificultado en extremo las labores de los agentes hasta que finalmente han conseguido, en una operación en do