La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, ha destacado la relación con Estados Unidos, además de destacar la importancia de los enlaces con China a quien considera un "socio comercial clave". En su intervención en un evento organizado por el Atlantic Council en Washington, en los márgenes de las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, Calviño respondió así a la pregunta de si la relación de los países europeos con Estados Unidos se está poniendo a prueba por los lazos de estos países con China.
Tras destacar la necesidad de "proteger" la "fortaleza" de la relación trasatlántica, Calviño también ha defendido el reciente viaje del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a Pekín, donde tuvo un "franco intercambio" con el presidente de China, Xi Jinping. "No podemos darle la espalda a China ni tratar de ignorarla, es un socio comercial clave y un importante jugador" en la economía mundial, dijo la responsable económica del Gobierno español.
Además, ha considerado que se comparte con China un "interés" y es el de "acabar con la guerra de Ucrania tan pronto como sea posible" y "evitar una fragmentación del mercado mundial que supondría una pérdida para todos, para todo el mundo".
La vicepresidenta primera del Gobierno ha reconocido en cualquier caso que está habiendo un "cambio de dirección masivo de las placas tectónicas en el orden geopolítico" internacional y espera que ese giro no signifique "ir hacia atrás, en lugar de continuar con el progreso" mundial.
Estas declaraciones suceden a la visita oficial de Pedro Sánchez a China a principios del mes de abril, devolución de la visita de Estado del presidente chino, hace ya casi cinco años, a Madrid. En el mismo sentido también han viajado el presidente francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. En su concilio intentaron convencer a Xi para utilizar su influencia sobre Vladimir Putin, con la finalidad de forzar su retirada de Ucrania.
Sin embargo, al contrario de las declaraciones de Calviño, China no manifestó públicamente sus intenciones de presionar a Rusia. Desde Pekín defendieron la necesidad de una "solución política" que tenga en consideración "las preocupaciones de ambas partes".