Topos en los Mossos y 'walkie talkies' cifrados: así controló Tsunami Democràtic al Estado
El movimiento contaba con una red de colaboradores en los Mossos d'Esquadra, aseguró sus comunicaciones con tecnología avanzada y se adiestró en labores de espionaje.
22 junio, 2023 03:44El Tsunami Democràtic, que promovió graves altercados como el bloqueo del aeropuerto del Prat, llegó a contar con una red de topos en los Mossos d'Esquadra que colaboraron filtrándoles información, que luego los artífices de este movimiento empleaban para "desestabilizar gravemente las estructuras económicas del Estado".
Así se desprende de los informes elaborados por el Servicio de Información de la Guardia Civil (SIGC), a los que ha podido acceder EL ESPAÑOL y que figuran en la causa que investiga la Audiencia Nacional. Los investigadores han hallado en los dispositivos de los implicados múltiples mensajes, intercambiados entre los agentes de esa red y los colaboradores que tenían infiltrados en la Policía autonómica.
El registro de los teléfonos y ordenadores ha permitido a la Guardia Civil recabar pruebas de cómo los responsables del Tsunami trataban de ocultar sus planes, mediante artículos de avanzada tecnología para asegurar sus comunicaciones ("walkie talkies cifrados"), referencias a artículos de espionaje o incluso un manual para realizar "seguimientos y contravigilancias" a los miembros de seguridad del Estado.
Algunos de estos detalles han aflorado al analizar los dispositivos de Josep Campmajó, alias Ainvar, un empresario de la órbita independentista al que el Instituto Armado atribuye un papel relevante en Tsunami. Fue uno de los responsables de las movilizaciones que causaron graves disturbios en las calles de Cataluña en 2019, tras la publicación de la sentencia del procés.
Su participación, dice la Guardia Civil, era "no solo en términos materiales, sino también intelectuales, operativos y preparativos". Campmajó y sus contactos disponían de una serie de dispositivos tales como walkie talkies cifrados, para su uso en lo que definían como "operaciones especiales". Estos efectos fueron comprados "sin dejar rastro".
En los mensajes intervenidos, Campmajó hace alusión a "su equipo", que estaría integrado por personas con diferentes capacidades entre las que se encuentra, al menos, una persona con amplios conocimientos informáticos que le prestaba servicios como barridos electrónicos o radioeléctricos de dispositivos móviles.
Gracias a las pruebas recabadas, los investigadores advierten que este individuo podría "ser responsable de barridos tanto ambientales, como telefónicos, detección de micrófonos activados, desactivados, analógicos y digitales, y de productos para la seguridad y la vigilancia discreta".
'Topos' en los Mossos
Campmajó ocupaba, a la luz de los informes de la Guardia Civil, "un lugar preeminente en el seno de Tsunami Democràtic, pudiendo ser el responsable de uno de los grupos operativos compuesto por las personas que se encargaban de ejecutar las acciones de la plataforma. También se le atribuyen acciones preparativas y de carácter logístico relacionadas con las acciones".
Quizá por eso tenía tanto empeño en manejar información sensible y trascendental para luego poder emplearla en su favor. Tras analizar estas nuevas evidencias, la Guardia Civil ha descubierto que Campmajó había tejido "una red de colaboradores y contactos, seleccionada para realizar multitud de trabajos de captación de inteligencia y contrainteligencia".
Josep Campmajó, investigado en la causa que instruye el juez Manuel García Castellón, contaba "con la colaboración de agentes de cuerpos policiales entre los que se encuentran Mossos d’Esquadra o policías municipales en activo", señala la Guardia Civil.
Tanto es así que los agentes han logrado identificar a esos colaboradores que le facilitaban "información confidencial de bases de datos policiales", o incluso le llegaban a instruir "sobre técnicas o protocolos policiales de carácter restringido".
La investigación ha encontrado capturas de pantalla en las que Campmajó pregunta a un mosso sobre la propiedad de varias placas de matrícula, y otras en las que terceras personas acuden a Campmajó para solicitar información de una matrícula concreta. De este modo, señala uno de los informes policiales, "se puede colegir que esta información es facilitada para eludir la acción policial o judicial".
Hay al menos tres agentes en activo que figuran con nombre y apellidos en el sumario de la causa como presuntos responsables de ofrecer a los responsables del Tsunami "información policial privilegiada", datos sobre "despliegues y procedimientos operativos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad", e incluso "asesoramiento policial en materia de vigilancia operativa".
"El corona-virus no viene"
En una de esas conversaciones, Campmajó departe con un individuo que los investigadores identifican como mosso d'Esquadra, que escribe bajo el seudónimo de Xuxu Rondinaire".
Rondinaire comienza a explicarle pormenorizadamente diferentes aspectos relativos a los preparativos de seguridad de una comitiva que, por las referencias expresas, se entiende que pudiera tratarse de un dispositivo de seguridad de la Casa Real.
En concreto, la instrucción cree que hace referencia a la visita que el Rey Felipe VI realiza anualmente a la ciudad de Barcelona con motivo de la entrega de los premios "Princesa de Girona". En aquel momento, con las calles a punto de estallar en fuertes disturbios, los Comités de Defensa de la República (CDR) llamaron a boicotear el estreno de la Princesa Leonor.
En ese contexto, el mosso realiza a Campmajó una exposición detallada del despliegue de seguridad estándar realizado en los desplazamientos del monarca Felipe VI, desde el uso de vías rápidas desde el aeropuerto hasta el recinto donde se celebra el acto, incluyendo la composición de la comitiva, con la disposición de los vehículos de Casa Real, mossos y ambulancias. También detalló los reconocimientos realizados de forma permanente sobre el recorrido y la disposición de la fuerza policial en cruces, puentes e intersecciones.
Uno de los mensajes del mosso era este. La conversación se ubica entre los días 12 y 13 de julio de 2020:
—En cada punto o intersección entre el aeropuerto y donde vaya habrá mínimo un mosso o policía local. Nunca evitan el rápido. Nunca. Pero si hay una mani está claro que la evitan. Desde unas horas antes la Guardia R. da pasadas adelante y atrás por todo el recorrido y va informando de novedades. Explícame qué queréis hacer y os diré si vale la pena o es perder el tiempo como en el Camp Nou.
Poco después, el mosso vuelve a escribir tras haber conseguido nueva información.
—Toc, toc. Te confirmo que el 'corona-virus' (sic) no viene. La fuente es un compañero de inteligencia, se lo dijeron el viernes. Aunque a mí me parece muy extraño que la Casa Real anuncie públicamente un viaje y después se venga abajo sin hacerlo público.
Manual de espionaje
Entre los efectos incautados en la causa del Tsunami, la Guardia Civil encontró también un manual de asesoramiento en materia de espionaje y contravigilancia. Una de las máximas de esta especie de decálogo señalaba la importancia de hacer "un estudio" de la persona objetivo del seguimiento, para establecer un primer contacto: "Por redes sociales, analizar por dónde se mueve, su vida social...".
"El arte del disfraz, sin exagerar, es muy útil a la hora de hacer seguimientos. Tenemos que llevar distintos tipos de ropa y poder adecuarnos al entorno. Disponer de algunas pelucas nos ayuda a camuflarnos con facilidad", señala este documento incautado por los investigadores de Tsunami.
Además, es importante contar con "matrículas falsas", "cristales tintados en el coche, móviles con datos, con un número de teléfono de fuera de España", "prismáticos", dinero, pero mejor en efectivo "para tomar cafés". Y total disponibilidad para seguimientos 24 horas.