Hace muchos meses que los policías que protegen los edificios del Ministerio del Interior acuden a su lugar de trabajo muy a disgusto. "Se vive un ambiente muy tenso. La gente va a su turno amargada".
Quien habla así para EL ESPAÑOL es uno de los centenares de agentes que recalaron en las instalaciones centrales del departamento de Fernando Grande-Marlaska y a los que, según sostienen, sus superiores les hacen la vida imposible.
Tanto es así que, esta semana, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) lanzaba una alerta sobre las consecuencias de trabajar allí para la salud mental de los agentes. "Hemos solicitado la realización de una evaluación de riesgos psicosociales con carácter de urgencia", señalan.
Hay "menosprecios constantes, amenazas veladas, multitud de expedientes disciplinarios, supresión de las felicitaciones públicas y arbitrariedades de unos mandos que parecen estar más preocupados de la imagen política que de la labor policial a la que deberían prestar atención", dicen desde el sindicato.
La situación, que quienes la sufren califican de "insostenible", se ha traducido en una "fuga" de un número muy alto de agentes hacia otros destinos. Cada vez menos policías quieren trabajar allí.
Según ha podido conocer EL ESPAÑOL, la plantilla destinada a la seguridad en esos edificios es de 157 agentes. A finales de julio se marcharán 34, que han pedido otro destino "porque no aguantan más". Esa cifra, apuntan fuentes policiales, es elevada en comparación con otros departamentos. "Y pasa todos los años", insiste uno de los agentes afectados, que como el resto prefiere no identificarse para evitar represalias.
El SUP ha denunciado ante la Inspección de Trabajo las "pésimas condiciones laborales" a las que se ven sometidos los policías destinados en el servicio de seguridad del edificio ministerial. "Allí la gente va obligada y todo el que puede se va", dicen.
La situación se prolonga desde hace "más de tres años". "He visto sancionar a gente por no devolver el saludo. Uno de los jefes se puso como un energúmeno a gritarle a una compañera por una situación de ese tipo", explica otro agente.
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El ambiente que se vive es de tensión y hay malas formas. El SUP sostiene que es fundamental que se reconozca el papel que desempeñan esos agentes en la protección de las instalaciones. Y por eso, es importante, a su juicio, que se les proporcione un entorno laboral adecuado.
Investigaciones prospectivas
"En más de 20 años de servicio no me ha pasado nunca lo que me ocurrió en la sede del ministerio", señala otro policía, también contrariado por el trato en los Servicios Centrales.
Algunos de los agentes que han pasado por allí relatan además que, en algunos casos, han detectado que se revisan las cámaras para comprobar si alguien ha cometido errores. "Usan las cámaras para perseguir. Sin que ocurra nada, revisan las grabaciones y, si encuentran algo que les parezca digno de mención, te llevan a régimen disciplinario", denuncian.
El gabinete jurídico del SUP sostiene que han tenido que lidiar con numerosos casos de sanciones disciplinarias que ellos consideran arbitrarias. "Muy superiores a la media de otras unidades", incide otro de los agentes afectados.
"Hacemos un llamamiento a las autoridades competentes en materia de Prevención de Riesgos Laborales, para que tomen medidas inmediatas y solucionen esta situación, garanticen la protección de nuestros compañeros como marca la normativa", continúa.
Son numerosas las quejas que recibe este sindicato y que luego transmite al Comité de Seguridad y Salud de Organismos Centrales y a la Comisaría General de Seguridad Ciudadana. "Hasta el momento no hemos recibido una respuesta satisfactoria por parte de la Administración. Es inadmisible que se haga caso omiso a las demandas y necesidades de nuestros compañeros, exigimos una solución inmediata a esta situación".
Otro de los agentes afectados con los que ha hablado EL ESPAÑOL estuvo de baja por un ataque de ansiedad y se ha reincorporado ahora a la Policía tras años de calvario. Pide "que traten a la gente como personas"
Otro agente denuncia: "Sólo yo, conozco a 10 compañeros sancionados que trabajaron en ese edificio. Hay muchísimos más".