Ha sido la imagen más potente de la jornada y la absoluta protagonista de la Fiesta Nacional. La hija de los Reyes llegaba a la parada militar con el uniforme de gala del Ejército de Tierra y ocupaba su lugar en la tribuna Real, a la derecha de su padre.
Con la presencia de la Princesa de Asturias y el papel tan activo que ha mantenido en esta jornada de la Hispanidad, se ha mandado un mensaje alto y claro: la continuidad de la Corona tiene nombre y apellido, Leonor Borbón Ortiz y está preparada para ello.
A 19 días para que en acto solemne del Congreso jure la Constitución Española aceptando así su destino, la heredera ha demostrado que tiene aplomo, ganas e ilusión de asumir el papel que la historia tiene reservado para ella.
Fue una mañana intensa y llena de sorpresas tanto para la Princesa como para el público que esperaba en la calle o estaba viendo la parada militar a través de la televisión de sus casas.
Lo primero que no estaba previsto en el plan que tenían los medios de comunicación para seguir la jornada fue el homenaje a los caídos por España al principio del desfile: tras cantar junto al resto de soldados La muerte no es el final, ha acompañado a su padre a depositar la corona de laurel.
"Es cierto que no estaba en el plan. El Rey le ha preguntado si quería hacerlo y ella ha aceptado orgullosa y sin pensarlo", nos cuenta una persona cercana al equipo de Felipe VI.
Con paso tranquilo y rostro serio, la Princesa caminó junto a su padre, se cuadraron a la vez ante la bandera nacional (momento impresionante y que ambos guardarán para siempre en sus recuerdos) y con respeto hicieron el toque de oración.
"Se ha comentado mucho en la recepción de después en el Palacio Real, ese punto ha sido especialmente significativo para ellos, juntos, padre e hija, Rey y Princesa presentando sus respetos a la enseña nacional", confiesa uno de los 2.500 invitados que ha estado en dicho acto tras la parada militar.
"Hoy era cadete"
Pero este mensaje de continuidad no ha sido el único que ha querido mandar la Casa del Rey. A pesar de que no es el Día de las Fuerzas Armadas, el 12 de Octubre es uno de los momentos más especiales del año para los miles de hombres y mujeres que forman el Ejército español. El Rey es su jefe Supremo, le deben lealtad y viven con honor está obligación. Desde ayer tienen otra figura en la que poner sus ilusiones: la dama cadete Borbón.
"En un mes y medio ha aprendido a ser una más. Su integración en la academia militar está siendo una experiencia vital. Hay gente que se sorprendió el otro día porque la Princesa se sabía todos los himnos y canciones, pero es que ya lo lleva dentro. A nadie que haya estado con ella en los últimos 30 días le ha sorprendido que no se haya querido cambiar del desfile a la recepción", señalan las mismas fuentes próximas a Zarzuela.
"Hoy no era Princesa, era cadete. No ha desfilado porque no le ha dado tiempo a ensayar, si no, hubiera estado la primera junto a sus compañeros. Cualquier otra chica de su edad hubiera preferido vestirse con un look precioso y tacones, ella quería seguir luciendo el uniforme que lleva cinco semanas con honor", añaden las fuentes.
Tras saludar a 2.500 personas, superando la prueba del besamanos, Leonor pasó junto a sus padres a los salones (este año han tenido que habilitar tres por la cantidad de invitados: Columnas, Alabarderos y Comedor) donde le esperaban para ser acosada con preguntas por los invitados, ya que era la novedad.
Incluso ese momento, que resultaría terrorífico para cualquier joven de su edad, lo ha superado con matrícula. Acompañada por su madre, la Reina Letizia, ha contado lo feliz que se siente tras pasar las primeras semanas en la academia y su alegría por cuanto algunos de sus compañeros le han podido acompañar en la recepción.
Leonor se ha hecho mayor y ya es vista por millones de españoles con otros ojos. Este 12 de Octubre ha sido su prueba de fuego. El primer acto conjunto de Rey y Princesa, padre e hija, jefe supremo de las Fuerzas Armadas y cadete ha resultado un éxito.
La Princesa de Asturias ha cumplido con este primer papel institucional, de tanta carga simbólica, como si lo hubiera hecho otras muchas veces, demostrando que está preparada y lista para seguir con su formación y para cumplir con su deber cuando España se lo requiera.