Las vacaciones de Navidad son tiempo para pasar con la familia. Especialmente, para aquellas personas que durante el año viven lejos de su casa o incluso en el extranjero. Además, si estas fechas coinciden con algún acontecimiento importante alrededor de los seres queridos, la vuelta a casa sabe todavía mejor.
Eso es lo que pensó María, una diseñadora de 34 años de origen español que vive con su marido de forma habitual en la localidad de Bedfordshire, en el Reino Unido. Con la llegada de estas fechas festivas, decidió regresar a casa para poder ver a sus familiares. Sin embargo, tras pasar unos días en Málaga, cuando quiso regresar, las autoridades británicas no se lo permitieron.
María confiaba en que este altercado se solucionara en cuestión de unas horas. Pero tras pasar la noche redetenida en el aeropuerto de Luton, le indicaron que definitivamente no podía entrar en el país y que tenía que coger un avión de regreso a España. Así pues, fue devuelta de nuevo a nuestro país sin posibilidad de retornar a su casa con su familia ocasionándole una gran preocupación ya que, como ella misma ha explicado, ella tiene "su vida" en el Reino Unido.
¿Por qué no han dejado a María regresar al Reino Unido?
María viajó desde el Reino Unido hasta España para pasar la Navidad junto a su familia. Su hermana había tenido una niña, por lo que esta diseñadora quería conocerla para después regresar a su casa. Por ello, compró un billete de vuelta al Reino Unido para el 26 de diciembre.
Sin embargo, las autoridades británicas de inmigración le impidieron la entrada en el país donde vive junto a su marido y a sus suegros. Una situación que la dejó totalmente desamparada. Tanto es así que la obligaron a montarse en un avión de vuelta a España cuando ya estaba en el aeropuerto de Luton.
Allí pasó retenida una noche antes de volver a España, donde ahora pelea porque el Reino Unido le abra de nuevo sus puertas ya que, tal y como ella cuenta en una entrevista con el medio The Guardian, allí tiene toda su vida y su día a día. "Me fui a casa porque mi hermana tuvo un bebé y, literalmente, cuatro días después, en el aeropuerto de Luton me llevaron a la sala de detención, se llevaron mis cosas y mi teléfono y me dijeron que esperara allí. Me dejaron allí toda la noche y luego me subieron a un avión".
María considera que había presentado toda la documentación necesaria para poder entrar en el Reino Unido. Sin embargo, ahora no sabe si podrá recuperar su vida. A pesar de ser diseñadora, ahora se encuentra realizando un curso de enfermería veterinaria, el cual está cursando en el Reino Unido. No obstante, parece que por el momento no puede volver.
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"Se suponía que debía volver al trabajo, pero ahora mi vida se ha esfumado. Todas mis cosas están en Reino Unido: mi perro, mi coche... Estaba haciendo una formación de enfermería veterinaria, que era mi sueño. Si intento volver, será aún peor".
Tal y como ha explicado ella misma, la funcionaria de fronteras era una vieja conocida, ya que ya había tenido algún que otro problema con su documentación en agosto. Dicha empleada la había retenido durante unos minutos, pero tras consultarlo con un compañero, ambos observaron que todo estaba en regla y que María podía pisar suelo británico con total normalidad.
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La crispación se apoderó rápidamente de María, quien asegura que si le hubiera dicho a las autoridades de inmigración que se trata de una turista, podría haber entrado sin problemas. Sin embargo, tras tantos contratiempos, está harta de no poder ejercer su derecho a circular entre ambos países con libertad: "Podría haberles dicho que era una turista, pero no lo soy, no tengo nada que ocultar y se lo dije. Estoy esperando la decisión de la apelación y, por ello, sigo trabajando".
El enfado de María es aún mayor porque no es la primera vez que vive una situación de este tipo, aunque esta ha sido la más grave. Esta española vivió en el Reino Unido entre el año 2014 y el 2018. Después, con la llegada de la pandemia, se marchó a Sudáfrica para más tarde regresar al estado británico, donde comenzó su aprendizaje en materias veterinarias.
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Para volver, presentó su solicitud de residencia, conocida como settled status, según las normas que dicta el Brexit entre Londres y la Unión Europea. Sin embargo, expiró el plazo oficial y le fue denegada su solicitud. El Ministerio del Interior aseguró que no podía demostrar que cumplía los requisitos necesarios para que se la concedieran.
Tras apelar, recibió un certificado que dejaba constancia de su gestión y que decía que "podía trabajar en el Reino Unido mientras se tramitaba su recurso". Ahora, tras un nuevo conflicto, intenta resolver su situación para poder regresar cuanto antes a su casa y así recuperar su vida.