Reunión de las delegaciones del PNV y Junts, el pasado noviembre en Bilbao.

Reunión de las delegaciones del PNV y Junts, el pasado noviembre en Bilbao. EFE

España

El PNV, custodio del cupo, recela de la "financiación singular" para Cataluña: "Puede dañar lo nuestro"

Los nacionalistas vascos se resisten a reabrir el debate. "Si cayéramos en el régimen común, sería mortal para las finanzas vascas", dice Anasagasti.

23 junio, 2024 02:53

El origen de las diferencias surge de una discrepancia histórica. Cuenta Iñaki Anasagasti, histórico del PNV, que en una cena en el Palacio Real Adolfo Suárez le confesó a él y a Txiki Benegas, del PSE, que sólo se atrevió a negociar el concierto vasco cuando estaba a punto de dimitir. “No lo hubiera podido hacer en condiciones normales”, admitió.

“Quiero deciros esto a vosotros dos para que lo contéis en el futuro”, les explicó Suárez. Y hoy Anasagasti cumple con ese deseo del presidente de la Transición. 

El concierto económico (y el convenio navarro) estuvo vigente durante todo el franquismo. En la Transición se anuló el decreto q lo suprimía a las "provincias traidoras", es decir Guipúzcoa y Vizcaya , que recuperaron el concierto el concierto económico, una vieja fórmula del siglo XIX, en época carlista; y a Cataluña le ofrecieron algo similar. 

Pero tanto Jordi Pujol, ya presidente de la Generalitat, como Miquel Roca, padre de la Constitución, respondieron que aquello era un anacronismo. “Utilizaron la palabra ‘antigualla’, nos dijeron que no reivindicáramos antiguallas. Y Miquel Roca añadió que era partidario de que fuese Madrid quien recaudara los impuestos porque no hay nada más odioso que la recaudación”, prosigue Anasagasti al teléfono. 

Así, en Euskadi se implantó un sistema por el que la diputación foral recauda todos sus impuestos y después cede una parte al Estado. Y mientras, Cataluña se integró en el régimen común del “café para todos” que le permitía negociar en Madrid nuevas prebendas cada cuatro años, coincidiendo con cada pacto de investidura. 

Jordi Pujol y Adolfo Suárez durante la Transición.

Jordi Pujol y Adolfo Suárez durante la Transición.

Esta situación se ha mantenido hasta ahora, pero podría revertirse con la oferta de ERC de un nuevo modelo tributario para Cataluña. Lo llaman “financiación singular”, aunque en la práctica vendría a ser lo mismo que el concierto vasco. Es decir, un sistema por el que la Generalitat gestionaría la totalidad de los impuestos que se pagan en su comunidad, a cambio de ceder una cantidad pactada al Estado. 

La propuesta ni siquiera es nueva. La planteó hace meses el gobierno de Pere Aragonès y ahora ha vuelto a emerger como posible condición para que ERC apoye una hipotética investidura del socialista Salvador Illa. Pedro Sánchez la ve con buenos ojos, incluso trata de desvincularla de los pactos con Illa, aunque sus socios en el Congreso se le han echado encima. 

Sumar se ha vuelto a resquebrajar con varios diputados radicalmente en contra, también distintas direcciones regionales del PSOE han mostrado su desacuerdo, aunque hay un silencio que resuena por encima de las demás voces discrepantes: el de los partidos vascos, los guardianes del cupo y el concierto económico. 

El partido del cupo

Desde los diferentes órganos del PNV llevan toda la semana esquivando la cuestión. “No es posible pronunciarse sobre unas propuestas que no están negro sobre blanco. En definitiva, no sabemos si se está realizando esta negociación entre el PSC y ERC para escenificar un acuerdo o para escenificar un desacuerdo”, relatan fuentes peneuvistas. 

Los nacionalistas afirman que “Cataluña tiene un problema de financiación que debe afrontarse”, aunque subrayan las grietas que esto supone entre los miembros de la mayoría parlamentaria.

“No se puede dejar pasar el hecho de que formaciones que apoyan al Gobierno se están mostrando en contra de las fórmulas que, de forma genérica, se están dando a conocer para modificar el modelo de financiación en Cataluña”, añaden estas fuentes.

En Bildu también se ponen de perfil ante este asunto, pero es en el PNV donde está la madre de todas las cuestiones. Porque ellos fueron quienes negociaron este arreglo en la Transición, ellos lo han gestionado durante todos estos años y ellos mismos se han afanado desde entonces en defender que se trata de un modelo justo y solidario con el resto de España, con excepción la legislatura de Patxi Lopez.

La propuesta para una "financiación singular" en Cataluña viene de ERC, con quien el PNV mantiene una buena relación en Madrid debido al apoyo que ambos profesan al gobierno de Pedro Sánchez. Y si bien los lazos con Junts se habían enfriado durante los últimos años, los pactos del partido de Carles Puigdemont con el PSOE han acercado de nuevo a poscovergentes y nacionalistas vascos. 

“Después del desprecio que manifestaron por el concierto económico, hace años Artur Mas también empezó a hablar de pacto fiscal y ahora reivindican esto como un gran descubrimiento, lo cual no deja de tener su gracia”, sostiene al teléfono Iñaki Anasagasti. Portavoz en el Congreso durante casi dos décadas y ahora sin cargos institucionales, se permite hablar con más libertad que el resto de compañeros. 

Una delegación del PNV visita el pasado septiembre a Carles Puigdemont en Bélgica.

Una delegación del PNV visita el pasado septiembre a Carles Puigdemont en Bélgica. Junts per Catalunya

Romper el sistema

El histórico dirigente del PNV muestra dos grandes preocupaciones ante la llamada “financiación singular”. Por un lado, duda de la sostenibilidad del sistema: “Nosotros podemos mantener algo así porque somos pocos, pequeñitos y asumibles; pero Cataluña representa el 20% del PIB español”. 

La población de País Vasco y Navarra -también bajo un régimen foral- no llega a los 3 millones por los 7,5 de Cataluña; y la economía de Euskadi simboliza algo menos del 6% del conjunto de España. “Tendrían que hacer muchos números en Madrid, porque si dejas de ingresar lo que recauda el 20% de tu economía, ¿cómo vas a sufragar los gastos corrientes?”, se pregunta Anasagasti. 

“España sin el ingreso catalán está en una situación muy delicada. Pero es que además en Cataluña se tendrían que disciplinar mucho, muchísimo. Tienen que ser más rigurosos, porque lo que la gente no sabe del concierto es que es necesario cumplir a rajatabla no tener más gastos que ingresos, y eso les exigiría un cambio absoluto de mentalidad”, continúa. 

Iñaki Anasagasti en una entrevista con EL ESPAÑOL.

Iñaki Anasagasti en una entrevista con EL ESPAÑOL. Laura Mateo

Asegura que ellos sí que han respetado esa parte del trato. Y eso le lleva a la segunda y, probablemente, fundamental preocupación. “Lo peor es que este debate, que suele estar muy tergiversado, nos llegue a afectar”.

El concierto se empezó a aplicar en las tres provincias vascas en 1981 y quedó renovado en 2002 con “carácter indefinido”, aunque los términos se deben revisar cada cinco años.

“Si se empieza a poner en cuestión absolutamente todo y al final cayéramos todos en el régimen común, sería mortal para las finanzas vascas. Nosotros podemos tener sanidad y un bienestar social porque contamos con la sede de grandes empresas que pagan impuestos aquí y todo eso se redistribuye aquí”, concluye el exdiputado peneuvista. 

La estrategia del silencio

El cupo que debe pagar el País Vasco a las arcas públicas parte de un 6,24% de los gastos del Estado, un porcentaje estimado en función del peso que tenía la economía vasca en España a principios de los ochenta. El cálculo se ajusta después bajo una serie de criterios opacos, aunque el porcentaje se mantiene inalterado desde 1981.

En este tiempo esta comunidad autónoma ha prosperado por encima del resto, lo que no ha conllevado que se cambien los términos del acuerdo.

“El partido de gobierno en Euskadi siempre ha optado por el silencio como mejor estrategia, porque si se abre este debate se pondrían de manifiesto los beneficios que tiene para la parte afectada y las desigualdades que se generan para el resto de España. Es una batalla en la que sólo puedes perder”, opina Ignacio Zubiri, catedrático de Hacienda Pública en la Universidad del País Vasco.

El experto en fiscalidad expone que una “financiación singular” en Cataluña, a imagen y semejanza del concierto vasco, supondría la “ruina económica para el conjunto de España”. “El que recauda es quien decide lo que gasta, de forma que la Generalitat pasaría a tener la sartén por el mango”. 

Vuelta al pragmatismo

Uno de los argumentos recurrentes desde Cataluña es que está infrafinanciada en relación con su aportación al Estado. “Es un argumento falso -refuta el catedrático de la Universidad del País Vasco-, están en un lugar promedio comparado con el resto. Se trata de una comunidad altamente endeudada y con un elevado nivel de impuestos, y esto sólo se debe a una mala gestión de sus recursos”. 

Según el último informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), es cierto que Cataluña percibe una cantidad ligeramente inferior a la que le correspondería. Su financiación autonómica per cápita es de 3.453 euros anuales, 43 por debajo de la media nacional. Si bien se trata de un déficit muy pequeño y hay otras comunidades, como Murcia, Andalucía, Valencia o Baleares, que reciben menos.

El portavoz en el Congreso del PNV, Aitor Esteban, y el de ERC, Gabriel Rufián, en el hemiciclo.

El portavoz en el Congreso del PNV, Aitor Esteban, y el de ERC, Gabriel Rufián, en el hemiciclo. Europa Press

 

“Tiene que quedar claro que cada euro que reciba de más Cataluña lo va a pagar el resto de españoles, bien sea con más impuestos o recibiendo menos prestaciones. Creo que sería letal para el resto de España, se abre una vía hacia la desigualdad terrible y, además, la Generalitat intentaría aportar lo menos posible a las cuentas estatales”, reflexiona Ignacio Zubiri. 

La vía procesista de los últimos años invita a pensar al profesor de Economía Aplicada que la colaboración por parte de la Generalitat sería mínima. Sin embargo, no deja de resultar llamativo que tras la apuesta de la independencia como única estrategia política se haya vuelto a coquetear con los pactos con el Estado para mejorar el bolsillo de los catalanes. Es el regreso del pujolismo

“Yo creo que se han dado cuenta de que el todo o nada ha desembocado en que siete años después su mayor triunfo haya sido la amnistía. Y que para ese viaje no hacían falta estas alforjas”, considera Anasagasti. “Y si antes tenías una mayoría independentista en el Parlamento y ahora no la tienes, algo habrás hecho mal. Así que aspirar a tener autonomía financiera también puede convertirse en una bandera, una política a la que ninguno de los tuyos se va a oponer”.