Silvia Intxaurrondo: "Si buscan convertirme en un blanco político, lo llevan crudo, no me hacen ni cosquillas"
- "Muchas veces un magistrado actúa como actúa por interés político, por interés personal o por incompetencia".
- "Por mi programa no pasan los miembros del Partido Popular. No han vuelto después de mi entrevista a Feijóo".
- "El PP y Vox están polarizando clarísimamente como estrategia de oposición. La polarización no es una consecuencia, es estrategia política".
- "Rechazo que lo que hacen algunas páginas web sea periodismo; mienten, vomitan falacias, lo que sea".
- Más información: Silvia Intxaurrondo: "Siempre supimos que jugábamos en la gran liga. La gente gira cada vez más la cabeza"
Los mayores patinazos de los políticos a veces se producen cuando salen de su hábitat y no dominan el espacio, piensa Silvia Intxaurrondo (Baracaldo, Vizcaya, 1979). Ella también está fuera de su entorno por los pasillos de EL ESPAÑOL, pero ha pisado muchas redacciones y en pocos minutos se ha adueñado de la escena.
Su presencia llama la atención. Y Silvia curiosea mientras camina por las secciones del periódico hasta pararnos en la última hora, lo suyo.
Ha llegado una tarde lluviosa en Madrid, cuando todavía resuena la polémica por la ley que ha superado todos los filtros del Congreso y que permitirá que los presos de ETA descuenten las penas que han cumplido en Francia.
Es sólo mitad de la semana, después pasarán muchas más cosas. Pero ella, repite en la entrevista, es sólo una periodista que se encarga de contar lo que ocurre y de sonsacar información a los políticos.
"Quien me quiera atacar tiene que esforzarse un poquitito más", insiste, porque en la clase de preescolar de sus hijos ha visto "estrategias más sofisticadas" para desacreditar a alguien.
A la presentadora de La hora de La 1, realmente, le da igual donde esté. Se expresa igual aquí que en su programa, aquel por el que pasó Alberto Núñez Feijóo en campaña electoral y se heló el ambiente.
Hablamos de ideologías, de periodismo, de desinformación, y cuando la charla ya ha cogido vuelo irrumpe en la sala, contigua a su despacho, Pedro J. Ramírez, director de EL ESPAÑOL.
Se sigue hablando, por supuesto, de periodismo, se cuentan vidas pasadas. Y ella recuerda que su primera beca la hizo en la redacción del diario El Mundo en el año 2000, cuando ETA todavía mataba, incluso a periodistas.
Después Silvia Intxaurrondo terminó la carrera de Periodismo en la Universidad de Navarra y se fue a Madrid a hacer un máster en Estudios Árabes e Islámicos Contemporáneos. Comenzó su carrera profesional en la Cadena SER, al lado de Iñaki Gabilondo, y pasó por Cuatro, CNN+, ETB o Telemadrid, antes de llegar a TVE.
Se levanta todos los días a las 3 de la mañana y no toma café. Y aún así, llega a las 8 cargada de energía para disputar su particular batalla por la audiencia con Ana Terradillos, su rival en Telecinco. Fue compañera en la SER y le desea todo lo mejor en lo personal, pero su empeño es batirla cada día.
Silvia es una mujer competitiva y directa, no lo esconde. Por eso ni nos planteamos la distancia fría del usted. Le intentamos preguntar como le preguntaría Silvia Intxaurrondo a Silvia Intxaurrondo. Veremos si lo conseguimos.
Estoy ante la entrevistadora más implacable que hay ahora mismo en España.
Ahora el entrevistador eres tú. Vamos a probar un cambio de posición.
Ahora me toca a mí… Es raro el día que no hay un vídeo viral o comentarios en redes sociales de gente mostrándose vehementemente a favor o en contra de lo que dices en tu programa. ¿Te sientes cómoda en esa especie de guerra de trincheras que se ha establecido contigo como protagonista?
Las redes sociales las sigo lo justo, y creo que es una costumbre súper sana. Ves la parte que te interesa, la información que buscas y en cuanto lees un comentario tóxico, ciao. Entonces, claro, yo no me siento en ninguna guerra de trincheras.
Haces un programa informativo, de debate político y tertulia. ¿Qué ha pasado en los últimos años para que parezca que no eres nadie si la gente no te ubica claramente en un bando u otro?
Es que yo tengo otra opinión. A mí muchas veces me dicen 'uy, la sociedad está polarizada'. ¿Dónde está polarizada? Yo voy al colegio de mis hijos, me tomo un café con mis amigos, me tomo una cerveza los fines de semana, hablo con la gente y no la veo polarizada ni histérica. Entonces, nos están planteando una falacia, nos están creando una realidad que no existe.
¿Y quién polariza? ¿Por qué tenemos esa percepción?
Porque hay partidos políticos en este país que polarizan.
¿Todos? ¿O cuáles son?
Pues el Partido Popular y Vox están polarizando clarísimamente como estrategia de oposición. Las estrategias de oposición son todas respetables. Ahora, la polarización no es una consecuencia; es una estrategia política.
¿No crees que desde los medios de comunicación también alimentamos esa polarización que altera una realidad que dices que no es tal en la calle?
Yo desde mi programa intento poner las cosas en su sitio y ser honesta, y no considero que estemos polarizados. Nos están poniendo en una realidad que no es por un interés político.
Vemos cómo la línea editorial de muchos medios queda remarcada en cada una de sus informaciones, escuchamos expresiones muy fuertes en directo. ¿No tenemos los periodistas una responsabilidad en eso, en crear una sociedad más polarizada de lo que realmente está?
Pues el periodista que contribuya a eso tiene una responsabilidad. Por el interés que sea. Ahí está la hemeroteca y lo veremos todos. Es decir, que de aquí a unos años, como nos ha pasado con muchos asuntos históricos en nuestro país, tendremos la hemeroteca, giraremos la cabeza y veremos quién estaba en cada lugar de la historia.
La hemeroteca a veces también es interpretativa.
La mentira no es especulativa.
Pero sí la interpretación que se hace de determinados hechos.
Una cosa es la opinión y otra cosa es fabricar una realidad, mentir o contar una verdad a medias. Es muy distinto, porque eso es manipular.
De cuando en cuando, salen directores de medios de comunicación quejándose por las presiones que reciben de los gobiernos, de los políticos… No te pregunto si te ha pasado, sino cuándo ha sido la última vez.
A mí un político no me ha llamado en mi vida profesional. No les hace falta. Utilizan redes sociales, ponen mi nombre. Y no tienen problema en cargar contra mí. Cuando saqué la información del novio de Ayuso, el Partido Popular me dedicó un tuit con mi nombre y apellido.
¿Y ni siquiera ahí te llamaron?
Es que este comentario ya es una presión, hecha además delante de toda la sociedad y de todos los periodistas de este país. ¿Qué más hace falta?
La gente piensa que la presión es interna y que los políticos cogen el teléfono y te llaman. Hay 50 preguntas parlamentarias del Partido Popular y Vox en seis meses [en la Comisión de Control Parlamentario de RTVE] sobre mí. Eso es algo inédito en este país.
¿Quieres decir que te has convertido en un blanco político más?
Pero te voy a decir una cosa, tienen que esforzarse un poquitito más. Me parece llamativo que esto se haga delante de todo el mundo y que esas 50 preguntas llegaran en cascada después de que comenzase a dar en mi programa la información del novio de Ayuso.
Fíjate, una de las preguntas parlamentarias que me llegó del Partido Popular es por qué usé la palabra asesinato cuando entrevisté a la embajadora israelí en España. Ellos mismos se retratan con la propia pregunta, cuando todo el mundo ve que lo que pasa en Gaza son asesinatos. Entonces, si esto es una estrategia para hacerme daño, es un fracaso total.
Si quieren convertirme en su blanco político, lo llevan crudo porque no me hacen ni cosquillas. Pero, vamos, ¿que hay una campaña contra mí? Es muy evidente, pero a los ojos de todos. No creas que es algo sútil, es tan zafio que lo hacen en el Congreso de los Diputados.
¿Qué hay una campaña contra mí? Es muy evidente, pero a los ojos de todos. Es tan zafio que lo hacen en el Congreso de los Diputados
Y a nivel mediático, ¿crees también que ha habido una campaña contra ti?
No es que lo crea, lo sé. Se han publicado informaciones falsas contra mí. De hecho, hay un medio de comunicación, el diario El Mundo, al que yo he llevado a los tribunales por publicar información falsa. Yo pedí el derecho a la rectificación, es decir, que se publique mi opinión y me lo han negado. Presenté la denuncia en marzo y me la acaban de aceptar hace dos semanas. Y cuando la aceptan, lo que hace El Mundo es reaccionar con un cabreo y sacándolo de nuevo en portada.
Han publicado tu sueldo, las cláusulas de tu contrato y la sociedad en la que se supone que ingresas tu salario.
Lo que ellos vincularon era la renovación de mi contrato con la entrevista que hice a Feijóo. Era un titular absolutamente falso y manipulador. No me voy a meter en más detalles porque esto está judicializado y espero que se solucione cuanto antes, tengo esperanza en la Justicia. Lo malo es que se pierde mucho tiempo y dinero.
¿Cómo te marcó esa famosa entrevista con el "no es correcto, señor Feijóo"?
No te lo vas a creer, pero yo hice esa entrevista, regresé a la mesa de debate del plató y por el ambiente tenía la sensación de que había pasado algo, pero no sabía qué era.
Hubo mucha tensión…
Es que yo no la sentí. La gente que sabe cómo trabajo, sabe que lo hago siempre así. Es decir, si yo te quiero sacar una respuesta, te voy a insistir hasta que te la saque. Entonces, cuál es mi sorpresa cuando Feijóo me dice que no a una información que yo tengo y que es una información, por cierto, sobre la que había estado mintiendo durante toda la campaña electoral. O sea, era evidente al 100% que te voy a preguntar por ese dato, que es la revalorización de las pensiones. Pero bueno, yo en ese momento no sentí que había pasado nada raro.
Igual en ese momento no fuiste consciente, pero a partir de ahí, ¿cómo te ha marcado profesionalmente?
Es un antes y un después. Me ha pasado con otros entrevistados que me han dicho años después que les hice una entrevista dura o que tenían respeto a ir conmigo a una segunda entrevista. Pero en este momento, la gente giró la cabeza y dijo, '¿pero esta periodista qué ha hecho?'. Pues hice preguntas, para mí, evidentes. Pero si tú coges las preguntas que he hecho durante toda mi carrera periodística, son las mismas.
Decías que ha habido un antes y un después, y hablábamos antes de las trincheras. Parece claro que, con algún tipo de intencionalidad política, hay un bando de quienes están contigo y otro de los que están contra ti.
Pues si hay quienes crean una trinchera por intencionalidad política contra una periodista que ha hecho su trabajo, es para que nos lo hagamos mirar en este país.
¿Y de alguna manera eso te ha reafirmado más en tus principios? ¿Te ha hecho ser más combativa?
Yo veo el periodismo de la manera en que lo veo y voy a seguir así. Me da igual lo que digan, me dan igual quienes levanten trincheras porque yo a quien me debo es al espectador. Y el espectador tiene que tener una información honesta, para desgracia de algunos.
¿Te consta que te guarden rencor en el Partido Popular? ¿O que lo haga el propio Feijóo?
Pues no ha vuelto después de la entrevista. Por mi programa no pasan los miembros del Partido Popular.
¿Entonces?
Entonces, pues hombre… Desde el momento en que dicen, 'no voy a ir contigo ni te voy a conceder ninguna entrevista'... Molestos deben estar. Pero también te digo una cosa, las puertas de mi programa están, por supuesto, abiertas a todo el mundo. A todos los partidos políticos y cómo no, al Partido Popular, al que llamamos siempre para que esté presente en el programa.
Pero al final el resultado es el mismo una vez más, el de los bandos…
Es que eso creo que es lo que quieren hacer ver. Si tú no quieres estar en un sitio, no quiere decir que ese medio de comunicación esté escorado, sino que tú no quieres participar. Eso no pone en cuestión a los que van al programa, pone en cuestión al que decide no ir. Creo que estamos digiriendo, tragando realidades que nos están poniendo delante sin cuestionarlas.
Feijóo no ha vuelto después de la entrevista. Por mi programa no pasan los miembros del Partido Popular... Molestos deben estar
¿Existe un ecosistema mediático por el que firmaste aquel manifiesto contra la desinformación?
Yo firmo el manifiesto contra la desinformación porque me parece que hay medios de comunicación, a los que muy elegantemente llamamos medios de comunicación, que realmente son páginas web con intereses empresariales y políticos que mienten y desdibujan la realidad.
Entonces, creo que hay que poner una pared y decir que hay páginas web que están mintiendo. Y que reciben muchísima financiación pública, además. Porque, claro, como se les da la validez de un medio de comunicación, reciben información pública y patrocinio a espuertas.
¿Y dónde ponemos los límites, cómo se regula, cómo se combate eso?
Pues tenemos que darle una pensada, porque no estamos al mismo nivel. Yo no estoy al mismo nivel que una página web que ni tan siquiera tiene una sede física desde la que se vomita desinformación y mentiras. Nos separa un abismo. De hecho, rechazo que lo que hacen sea periodismo. Mienten, vomitan falacias, lo que sea.
Sí, pero, ¿cómo se regula eso?
Pues creo que primero habría que empezar por el derecho de rectificación o el del honor. Y si un tribunal le da la razón a un afectado, que haya multas ejemplares. Con las primeras dos multas empieza a calmarse la situación.
En ese manifiesto, que tiene sólo cuatro párrafos, hay frases muy duras. Dice literalmente que hay "un ataque de la ultraderecha mediática y judicial contra la esposa del presidente del Gobierno". Más allá de los medios, ¿crees que hay una ultraderecha judicial que está socavando la democracia en España?
Muchas veces se dice que hay jueces que podrían estar actuando por intereses políticos, cuando a veces son simplemente incompetentes. Tanto como para decir si hay una ultraderecha judicial, pues no tengo ni idea. Muchas veces un magistrado actúa como actúa por interés político, por interés personal o por incompetencia.
¿Y qué hay en el caso de Begoña Gómez?
En el caso de Begoña Gómez hay muchos juristas, como ya ha dicho la Audiencia Provincial de Madrid, que consideran que ciertas investigaciones de este juez son prospectivas. Como investigar a una persona durante un periodo de tiempo asociado a su marido.
Lo que ha hecho la Audiencia Provincial es acotar una pequeña parte del caso. Solo ha dejado fuera el asunto de Globalia, todo lo demás se sigue investigando.
La Audiencia Provincial ya le pidió al juez Peinado que dejara la parte de Globalia. Y ahora se lo vuelve a decir, y veremos si hace caso. Para mí lo más interesante, que es lo que yo le he preguntado a muchos jueces y catedráticos en el programa, es qué sucede cuando un juez no hace caso. Y te dicen que no pasa nada.
El Gobierno ha anunciado un plan de regeneración para la democracia. El problema es que cuando quieres actuar contra la desinformación, tienes que actuar de forma ejemplar.
Esta semana la ministra portavoz, Pilar Alegría, dio una versión equívoca de este caso. Y también dijo que el PP aprobó en 2014 una medida idéntica a la ley que descuenta las penas de los presos de ETA, cuando no es así. ¿Cómo llamamos entonces a esta forma de comunicar?
Con esto yo he dicho en el programa que hay que ser valientes y decirle a la gente lo que está pasando. Se está transponiendo una directiva europea, a la que se le puso un asterisco y se le añadió esa excepción a los presos de ETA. Ahora lo que se hace es transponerla entera, sin ese asterisco.
Yo no sé cuál es el error al que se refiere Feijóo. ¿El error era que no se leyeron el texto o era que lo sabían y hay un medio de comunicación, que es El Confidencial, que ha desvelado este asunto y les ha sorprendido a las víctimas del terrorismo, incomodando al PP porque tienen mucha relación con ellos?
Eso es el PP, pero el Gobierno tampoco ha defendido de forma clara cuál es su postura. Ha insistido, sobre todo, en que se ha aprobado de forma unánime y pacífica.
Es que esto es lo que ha pasado. Precisamente porque el dolor de las víctimas del terrorismo es irremediable y no se va a pasar nunca con el tiempo, no hay nada que lo vaya a aliviar, tenemos que ser honestos con ellos y decirles qué está pasando. Y yo creo que lo mejor es ser claros. Hay que explicarles qué está pasando.
El PP nos ha dicho que hay un error grave, pero no nos ha dicho cuál es. Hasta que no sepamos si el error es que no han dicho nada hasta que no se publicó cómo iba a afectar a los presos de ETA o que no se leyeron el texto, no podemos tener una idea de qué pasó. Y ahí ya piensas que no sé qué es peor, porque estamos hablando de más de 170 personas a sueldo en el Congreso de los Diputados.
Al margen de lo que hizo el PP, ¿al Gobierno le falta algo de pedagogía para explicar qué piensa en este tema?
Insisto que por respeto a las víctimas del terrorismo debemos explicarles lo que ha pasado. Esta sociedad es perfectamente madura y necesita un periodismo libre, que les cuente información honesta. No necesitan nada más.
Mi pregunta original iba por la desinformación. Hace una semana 'The Economist' publicó un artículo en el que afirmaba que "Sánchez se aferra al poder a costa de la democracia". Las críticas decían que se basaba en bulos y seguía la misma estrategia que la extrema derecha. Por eso te preguntaba por los límites, no todo puede ser máquina del fango, ¿no?
No, yo hablo de mentira. Con las críticas, faltaría más. Yo hablo de ofrecer información honesta y luego cada uno que opine lo que quiera, que apueste por una tendencia ideológica o la otra, que vote a quien quiera. Pero tiene que conocer cómo es la realidad. Somos periodistas, llevamos mucho tiempo en esto y sabemos cuándo algo es mentira o cuándo están manipulando la realidad.
Como experta en comunicación, ¿cómo crees que comunica Pedro Sánchez? ¿Te parece natural su estilo?
Conmigo, cuando le he preguntado, siempre me ha respondido. La pregunta sobre la amnistía se la hice yo, si iba a realizar una amnistía o no. Y dijo que no. Cuando vino al programa tiempo después, con su cara pinchada en pantalla, le puse las declaraciones y le pregunté: 'Esto decía usted, ¿qué dice ahora?'. Para mí los políticos son gente a la que le tengo que sacar información.
Y en el caso del PP, ¿les haces alguna enmienda?
Es que yo no me dedico a eso, yo me limito a preguntar. Les doy tres oportunidades, cuatro no. Si ya veo que no responden, pues ya digo 'voy a seguir, no vamos a estar enganchados eternamente en la pregunta'.
A Sánchez le pregunté si iba a realizar una amnistía y dijo que no. Cuando volció tiempo después le puse las declaraciones: 'Esto decía usted ¿qué dice ahora?'
Volviendo a las divisiones ideológicas, en tu casa, en TVE, hemos visto otro episodio de este tipo. Alrededor del programa de Broncano se ha montado otra batalla de este tipo.
Yo, fíjate, veo el programa de Broncano como un producto televisivo. Y desde el principio dije sinceramente que iba a ser un éxito. Es algo nuevo, es un humor que a mí personalmente me gusta.
La clave para mí es que nunca llevan un guión ni una escaleta preestablecida. Es la sorpresa, es como sumarte a una conversación ajena. Y además creo que está uniendo a distintas generaciones delante de la televisión. En ese aspecto, Televisión Española ha recuperado a un público joven que habíamos perdido.
Con esa cuestión generacional te pongo un ejemplo personal. El otro día me decían mis suegros que veían todas las noches a Broncano. Son personas de sesenta y tantos años. Efectivamente, me decían que era algo distinto, pero que lo veían porque al haberse establecido esa división con 'El Hormiguero', pensaban que debían estar ahí. ¡Y ni siquiera antes veían 'El Hormiguero'! Por eso digo que hemos convertido todo en un acto de militancia.
No sé, yo no creo que se aborde así. A mí la gente no me dice, 'como opción ideológica voy a posicionarme por Broncano o por Pablo Motos'. No, me dicen si les gusta o no una broma o un invitado.
¿Y qué te parece cómo han tratado los medios el fenómeno? Porque sí que se ha presentado como una lucha del Gobierno contra un programa que arrastra a un sector más conservador.
¿Y no será que en el fondo había una pelea por la audiencia? Es que igual las cosas son más sencillas.
En ese caso habría que ir a la pregunta de base. ¿Debe la televisión pública marcarse como objetivo prioritario ganar en audiencia?
¿Por qué no? El objetivo de Televisión Española en el caso de los programas de actualidad es ofrecer una información veraz… y que llegue al mayor número de gente posible. Entonces, con lo de Broncano, no nos engañemos. Aquí no hay lucha ideológica ni nada, aquí hay una pelea encarnizada por la audiencia y la está ganando Broncano, porque era evidente que el producto es muy bueno.
Entonces, vamos a dejarnos de intereses ideológicos, son intereses empresariales. ¿No será que hay otras cadenas que cuando vean mermada su audiencia van a ver mermada su publicidad y por tanto sus ingresos? Pero lo que les interesa es plantear una batalla ideológica.
Tú que has trabajado muchos años en otras cadenas privadas, ¿sientes que hay una parte de la sociedad que rechaza TVE simplemente por el hecho de ser pública?
No sé si es eso así, pero en ese caso se están perdiendo un montón de calidad. A mí me consta todo lo contrario. Esa es otra falacia que nos venden, que nos ve sólo determinada audiencia. Mentira, mentira enorme. Llegamos a todo tipo de audiencia y a todo espectro ideológico, y quien diga lo contrario miente.
Con lo de Broncano, no nos engañemos. No hay lucha ideológica, aquí hay una pelea encarnizada por la audiencia. Son intereses empresariales
¿Hasta qué punto crees que un periodista debe implicarse con una causa, por muy justa que sea? Pienso, por el ejemplo, en el tema palestino.
Una cosa es posicionarse y otra cosa es hablar de Derechos Humanos. O sea, no se puede tener una equidistancia con los Derechos Humanos. Si se está perpetrando un genocidio hay que denunciar que se está produciendo.
Ya lo hemos visto en muchos lugares anteriormente, como en Bosnia Herzegovina, y no llegaba a una mínima parte de lo que está pasando en Gaza. Años después fui a Bosnia, a Srebrenica, que lo llaman el pueblo de las viudas, porque aprovecharon que los cascos azules holandeses se retiraron y mataron a todos los hombres. ¿Qué dijimos entonces los periodistas?
¿Cómo crees que juzgará la historia lo que está pasando en Gaza? ¿Cómo lo veremos dentro de 40 o 50 años?
Pero es que ya lo estamos viendo ahora. ¿Cómo vamos a esperar 50 años, cuando ya tengamos un pie en la tumba, para denunciar lo que pasa? No nos vamos a quedar callados para que la hemeroteca nos confirme que asesinar a personas como se está asesinando en Gaza es un genocidio. Yo tengo claro lo que tengo que hacer y es decir lo que está sucediendo ya.
Sé que eres muy celosa de tu vida privada, pero tienes dos hijos. ¿Cómo lo haces? Porque a mí eso me parece lo más difícil…
Tienen 9 y 11 años. Y sí, claro que me gustaría pasar más tiempo con ellos, la verdad. Intento estar siempre que tengo que estar, en los momentos que a ellos les parecen importantes, en sus partidos, en su día a día. Pero, fíjate, eso lo hacemos muchos periodistas en este país, que también esa es otra. La cantidad de tiempo que estamos en el trabajo, que estamos conectados todo el día... no me siento ningún caso aislado.
Por eso te lo pregunto. Además, últimamente cada vez que leo una entrevista a un periodista se desata un debate entre quienes incluso se sienten mal si no están conectados en todo momento y los que piensan que su vida privada es más importante. ¿De qué lado estás tú?
Yo no soy adicta al trabajo, pero el trabajo es verdad que forma parte de mi vida. Es que el periodismo no es para mí un trabajo, ¿sabes? Es una forma de vivir también. Pero si yo estoy en una reunión con el equipo y alguien me dice que no se ha enterado de qué es lo último que ha pasado en Líbano, no se me ocurre hacerle un reproche. No le puedo exigir a la gente que sepa la última hora de todo.
Hace cerca de tres años, Iñaki Gabilondo, que fue, digamos, uno de tus mentores o tu gran mentor…
Sí, Iñaki es mi maestro.
... dijo que se retiraba por un "empacho de actualidad". Es cierto que él lo dijo con 80 años, pero, ¿a ti no te pasa? ¿O crees que te va a pasar?
Ay, ojalá no, ojalá no. Porque a mí me divierte mucho esto. Mira, estamos en un momento especialmente gratificante para los periodistas, porque podemos contar todo en tiempo real y eso provoca un sentimiento extraordinario.
¿Y no crees que esa adrenalina tiene fecha de caducidad, que llegará un momento en el que dejará de tener ese efecto gaseoso?
A mí no me ha pasado. Y no tengo ganas de que me pase.