Durante la entrevista con EL ESPAÑOL, Bernard-Henri Lévy aborda la complejidad del conflicto palestino-israelí, un enfrentamiento que, tras décadas de tensiones y violencia, sigue sin una resolución. Lévy defiende el derecho del pueblo judío a tener un estado propio, subrayando las persecuciones que ha sufrido a lo largo de la historia. Sin embargo, advierte que la creación de Israel no ha logrado sofocar los conflictos en la región, que continúan alimentados por la desconfianza y el odio acumulados durante generaciones.
Lévy es especialmente crítico con la negativa de los dirigentes palestinos en aceptar la solución de los dos estados, una vía que, en su opinión, habría podido evitar el estancamiento actual. También muestra reservas sobre las decisiones estratégicas de Israel, atrapado en una espiral de violencia que ha sido aprovechada por grupos como Hamas. Según el filósofo, el dilema que enfrenta Israel es proteger a su población sin caer en provocaciones. A su juicio, la región está atrapada en un conflicto en el que ambas partes siguen cometiendo errores que impiden avanzar hacia la paz.
Lévy no ahorra críticas hacia la comunidad internacional, y en particular hacia la ONU, a la que acusa de inacción en Líbano frente a la amenaza creciente de Hezbollah."La ONU ha dejado que Hezbollah construya su máquina de guerra en el Líbano", comenta. Según el filósofo, la pasividad de la organización ha permitido que el grupo chií refuerce su capacidad militar sin apenas obstáculos, lo que incrementa el riesgo de una escalada en la región.
En sus conclusiones, Lévy advierte de que, si no se toman medidas urgentes para detener esta dinámica destructiva, la región continuará encaminada hacia un conflicto aún mayor. Con la creciente influencia de potencias como Irán y la falta de una estrategia clara por parte de las potencias occidentales, la resolución del conflicto parece cada vez más lejana, dejando a Oriente Medio en una situación altamente peligrosa.