Paco Cintado acababa de cumplir 60 años. La mitad de su vida, más de 30, transcurrió al frente de su negocio, ubicado en el número 17 de la calle Pablo Neruda en la localidad de Carmona, a 30 kilómetros de Sevilla, de donde él y su familia son naturales.
En agosto de 2018 la tragedia llamó a las puertas de su negocio, donde pasaba gran parte de sus días y donde fue asesinado brutalmente para robarle. Su esposa y su hija mayor, Noelia, descubrieron a última hora del día 6 de agosto su cadáver. Estaba amordazado, con fuertes signos de violencia y atado a una silla en la trastienda de su joyería.
Por estos hechos han sido condenadas dos personas de nacionalidad rumana mientras que un tercer participante se encuentra en paradero desconocido. A uno de ellos, el principal acusado de su asesinato, le impone 33 años de cárcel y al segundo investigado 20 años de prisión por lesiones graves y detención ilegal como medio para cometer un delito de robo con violencia. El juez considera que este segundo era plenamente consciente de lo que le iba a ocurrir y lo permitió.
En noviembre, un jurado popular ya emitió un veredicto de culpabilidad y ahora la Audiencia ha dictado su sentencia, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. Además de los años de prisión, no podrán acercarse a sus familiares durante 35 años. También los tendrán que indemnizar con 390.000 euros por los daños morales y por el botín que se llevaron: 295.372 euros en joyas no recuperadas y 5.850 euros de dinero en metálico.
El plan de los condenados
Según recoge el fallo judicial, los condenados y un tercer participante idearon un plan para robar las joyas a Paco. Lo dividieron en dos fases. Primero, tres días antes, el 3 de agosto, el principal acusado en compañía del no juzgado se personó en el negocio con el pretexto de la reparación de un reloj para ganarse su confianza. Quedaron en que recogería el encargo tres días después, cuando lo mataron.
Estudiaron la joyería, donde se encontraban las joyas y las medidas de seguridad. A las 18,00 horas del 6 de agosto culminaron su plan. Los dos se personaron de nuevo provistos de bridas y de cinta americana, mientras que el otro se quedó vigilando en la puerta.
Paco les abrió la puerta tras reconocerlos por el monitor de la cámara de vigilancia y comenzó su calvario. Tras sacar el reloj reparado, hicieron que entrara de nuevo en la trastienda y el principal acusado se abalanzó sobre él. Comenzaron a golpearlo sin cesar de forma brutalmente expeditiva y le propinaron una brutal paliza hasta darle muerte.
Sin posibilidad de defensa al estar atado de pies y manos, uno de ellos comenzó a registrar la cámara acorazada y sacó varias joyas de su interior. Paco intentó levantarse y fue cuando recibió un fuerte rodillazo en la cabeza que provocó que cayera inconsciente boca abajo.
El joyero fue encontrado sin vida dos horas después por su esposa y una de sus hijas. Los condenados estuvieron huidos hasta que fueron detenidos el 31 de enero de 2019 y el 19 de abril de ese mismo año, respectivamente.
Cintado era un hombre muy querido en Carmona. Además de joyero, era orfebre y el relojero oficial de la iglesia de Santa María de la localidad. En su tiempo libre trabajaba para las cofradías carmonenses.
Pertenecía a una saga familiar de joyeros. Su padre hace unos años también fue víctima de un atraco, pero corrió mejor suerte. Hizo frente a los ladrones con una escopeta. Todo el pueblo lo recuerda, al igual que a Paco.