Este sábado finaliza la campaña más disputada de la historia del PSOE andaluz. Cuatro precandidatos, tres candidatos, dos líderes y un solo ganador. Más de un mes de proceso para que el domingo se proclame al candidato de los socialistas a presidir la Junta. Es la primera vez que se celebra ese proceso interno en la federación andaluza.
El cuerpo a cuerpo se ha librado, sobre todo, entre Susana Díaz, expresidenta de la Junta de Andalucía, y Juan Espadas, alcalde de Sevilla. El tercero de los candidatos, Luis Ángel Hierro, profesor universitario, se coló en la recta final y ahora puede resultar decisivo en caso de que haya una segunda vuelta.
Desde que el 6 de mayo se convocara el proceso, el camino ha estado lleno de cruces de declaraciones, de acusaciones más o menos directas y de una lucha intestina por conseguir primero avales y después votos. No obstante, Susana Díaz le llevaba cierta ventaja al llevar meses recorriendo la comunidad como secretaria general para recoger las inquietudes de los andaluces y, de paso, visitar agrupaciones socialistas.
El primer escollo lo salvaron con solvencia Díaz y Espadas. El 25 de mayo presentaron el máximo de avales permitido por los estatutos del PSOE: un 4% de los más de 46.000. Hierro presentó poco más del mínimo, un 2%.
Entonces empezó la campaña en superficie. Después del trabajo agrupación a agrupación para comprometer los avales, ahora había que buscar votos. Los dos candidatos favoritos han sacado músculo allí donde han podido. Está reñido y han apurado hasta el último día para arañar el voto que pueda dar la victoria este domingo.
Cierre de campaña
Espadas ha cerrado este sábado por la tarde su campaña alejado de grandes plazas. Desde su equipo han querido jugar con la sorpresa y ha concluido su tour electoral en la pequeña localidad jiennense de Marmolejo, con sólo 6.000 habitantes.
No muy lejos, en Jaén capital, ha sido Hierro el que ha puesto punto final a una campaña casi inesperada para él y su equipo. Plaza en la que ‘manda’ Paco Reyes, secretario provincial y presidente de la Diputación, que ha apoyado a Espadas.
Díaz ha tirado de éxito seguro para acabar la campaña. lo ha hecho en Sevilla capital, un feudo orgánico donde se ha visto arropada y ha mandado un mensaje de fuerza a Espadas y, de rondón, a Ferraz. Por la mañana estuvo en la provincia de Córdoba.
Mensajes cruzados
A nadie le ha sorprendido el tono de las acusaciones que se han cruzado entre Espadas y Díaz. El alcalde de Sevilla ha ido a por todas desde el inicio de la campaña. El primer día en Dos Hermanas aludió de forma implícita a Díaz: "En política hay que saber llegar, pero también hay que saber irse".
Aquello fue tomado como un ataque personal desde la candidatura de Díaz, pero la expresidenta de la Junta también ha tenido sus momentos en campaña. La idea que ha querido transmitir siempre que hablaba de su principal contrincante era la de una marioneta de Ferraz y de que quien la votara a ella evitaría que Andalucía fuera una sucursal de Madrid. Algo que no sentó muy bien a Espadas, que en el debate a tres celebrado el pasado martes le espetó: "Eso es una falta de respeto al partido y a los militantes".
A este respecto, Espadas respondió a Díaz en una entrevista este sábado en EL ESPAÑOL: "Susana Díaz quiere un partido más autónomo, pero ¿el PSOE autónomo que ella quiere incluye que la militancia no le elija? Ella no es la dueña del partido".
El debate fue el único momento en el que los candidatos han mantenido alguna conversación. No ha existido más interacción que esa. Un debate soso que sirvió a Espadas para poner a Díaz frente a los datos y las cuerdas, aunque ella no quiso entrar en el cuerpo a cuerpo cuando Espadas en el primer envite le soltó: el PSOE en los dos últimos años ha perdido casi un millón de votos en las encuestas.
Díaz se quiso presentar como la nueva Susana que ha construido durante la campaña. Una mujer renovada, con mensaje en todo lo que hace, hasta en cómo viste. En positivo, pero sin dejar de olvidarse de que ha sido una campaña dura. La secretaria general de los socialistas andaluces afeó el "uso fraudulento" de datos de militantes a Juan Espadas.
Aunque habitualmente, ha preferido centrarse en propuestas de gobierno y no tanto en acercarse a la militancia. Su mensaje, de ganadora, se enfocaba a un liderazgo que espera mantener a partir del lunes.
Sin embargo, la construcción del personaje se le fue de las manos en algún momento. El 1 de junio afirmó que querían sustituirla "por ser una mujer". Se pasó de frenada y sus compañeros le recordaron que había ocupado catorce cargos en los últimos 24 años, incluido la Presidencia de la Junta.
Por otro lado, Espadas ha dado varios golpes de efecto con apoyos a nivel regional, pero, sobre todo, cuando Anne Hidalgo, la gaditana alcaldesa de París, le mandó un mensaje de aliento.
Andalucismo
Otro de los caballos de batalla de estas primarias ha estado en el apartado ideológico en torno al andalucismo. En las primeras semanas, Luis Ángel Hierro trató de capitalizar a esta facción de la militancia, pero se desfondó.
El pasado miércoles, en plena resaca del debate, Juan Espadas se sacaba un as de la manga. El máximo representante del andalucismo socialista, Rafael Escuredo, publicaba una carta abierta apoyando al alcalde de Sevilla.
Su "honestidad" y su "buen trato a los rivales" le habían valido su apoyo. Más sentimental que efectivo, tener a Escuredo de su parte unge a Espadas como un candidato andalucista con papeles. El primer presidente de la Junta de Andalucía le daba su plácet en Antequera, un lugar histórico para el andalucismo. Susana parece no haber querido entrar en esta guerra, aunque el segundo presidente andaluz, José Rodríguez de la Borbolla, sí le ha mostrado su apoyo.
Este domingo, con la celebración de los comicios internos, se medirán las fuerzas de los tres candidatos. Si ninguno consigue sumar más del 50% habrá segunda vuelta el próximo 20 de junio. Una semana más de campaña con los ánimos crispados y el partido roto en dos.