En 2021 se hicieron en las cárceles 535 radioterapias como las que requiere el cáncer de Griñán
Una excoordinadora de Sanidad Penitenciaria ve "lamentable" pasar esta enfermedad en una cárcel, pero "la ley es igual para todos".
16 enero, 2023 02:21El Informe General de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias correspondiente al año 2021 recoge que en las cárceles españolas, que dependen del Gobierno, se realizaron 576 consultas oncológicas.
En concreto, que precisaran el traslado del interno a distintos hospitales, se llevaron a cabo 535 sesiones de radioterapia como las que tendrá que recibir el expresidente de la Junta José Antonio Griñán, condenado por el caso ERE, para ser tratado del cáncer de próstata que padece.
Estas cifras avalan la tesis de Carmen Hoyos, excoordinadora de Sanidad Penitenciaria de la Organización Médica Colegial y médico en la cárcel de Cáceres durante 25 años, en los que ha visto de todo.
En conversación con EL ESPAÑOL, Hoyos asegura que la realidad de las prisiones es que una persona con un cáncer recién diagnosticado y que requiera un tratamiento de radioterapia "lo puede recibir estando en prisión".
En el caso de Griñán, el comité de tumores le plantea como tratamiento el bloqueo androgénico neoadyuvante y adyuvante con bicalutamida durante 15 días y, con posterioridad, con triptorelina semestral durante dos años. También 23 sesiones totales de radioterapia tras dos o tres meses desde que se ha iniciado el bloqueo, que en el caso de Griñán ya ha comenzado, diariamente, de lunes a viernes.
Padecer esta enfermedad en la cárcel ha vuelto a la palestra desde que el expresidente de la Junta pidiera el aplazamiento de su ingreso en prisión tras ser diagnosticado de un tumor.
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El viernes, la Audiencia Provincial de Sevilla acordó este aplazamiento hasta que el expolítico concluya las sesiones de radioterapia que le han sido recomendadas. Pero también pidió solicitar la valoración de los servicios sanitarios de la cárcel hispalense para saber si la enfermedad que padece Griñán podría tratarse en el recinto penitenciario. Esta última cuestión también ha sido solicitada por la Fiscalía Anticorrupción en su escrito.
Al respecto, Hoyos asegura que una prisión lógicamente no es el lugar más idóneo para pasar un proceso de ese tipo. Sin embargo, "la realidad es que muchos presos lo pasan".
La sanitaria, jubilada desde hace tres años, ve sensato el acuerdo del tribunal sevillano de aplazar su ingreso por sus circunstancias concretas. No obstante, se muestra segura de que si hubiera sido diagnosticado ya estando en prisión hubiese sido tratado en el propio centro. "Tener cáncer nunca ha supuesto una excarcelación sin una complicación grave".
En cualquier caso, Hoyos insiste en que sufrir el tratamiento de esta enfermedad en un centro penitenciario es "lamentable", pero defiende que la sociedad "tiene que ser madura" y saber que "la ley es igual para todos".
"El mismo mimo"
Hoyos recuerda que ha sido "muy doloroso" ver a pacientes en la prisión cacereña que han pasado sus enfermedades en absoluta soledad. De ahí que insista en que una cárcel no es el lugar más idóneo para ello y que crea que todos los presos enfermos deberían recibir "el mismo mimo" con el que está siendo tratado el expolítico.
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No es el caso de Griñán, pero Carmen asegura que una dinámica habitual era solicitar, ante una patología clínica grave, la aplicación del artículo 196.2. Es el mismo permite que un preso con una enfermedad incurable pueda pasar excarcelado la última parte de su vida.
"Ojalá estas reflexiones sirvan para que mejoren las cosas". Hoyos lamenta "el deterioro gravísimo" que ha sufrido la asistencia médica penitenciaria por la falta de médicos.
"Dos de cada tres plazas están sin cubrir y lo han permitido todos los grupos políticos", destaca quien también ha sido vocal en la junta directiva de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria y quien ha pasado por las cárceles de Sevilla I y la de Badajoz.