El ingreso en prisión de los seis primeros expolíticos socialistas condenados por el caso ERE marcó un antes y un después en la política andaluza. Fue el símbolo del fin de una época para el partido que fue la fuerza hegemónica en la comunidad durante casi cuatro décadas.
De aquello se cumple un año este martes 2 de enero. Aquella jornada festiva era el último plazo dado por la Audiencia para que ingresaran todos en las cárceles que habían elegido. La mayoría lo hizo unas horas antes de que expirara. La primera en entrar, unos días antes, fue la exconsejera de Hacienda Carmen Martínez Aguayo en la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaíra.
Después hizo lo propio el exconsejero de Empleo Antonio Fernández para cumplir su pena de siete años en la prisión de Puerto III, y en la última jornada prevista ingresaron el que fue consejero socialista de Empleo y Desarrollo Tecnológico José Antonio Viera, en la prisión de Huelva, y los ex altos cargos Francisco Vallejo, Jesús María Rodríguez Román y Miguel Ángel Serrano, en la de Sevilla I.
[La entrada en prisión de seis expolíticos por los ERE marca un fin de época en el PSOE andaluz]
No ingresó, en cambio, el expresidente andaluz José Antonio Griñán, quien finalmente acabó librándose de la cárcel por el cáncer de próstata que padece. Logró la suspensión de su condena durante los próximos cinco años.
Tampoco ingresó en aquel momento el exviceconsejero de Empleo Agustín Barberá, aunque sí lo hizo en abril, cuando la Audiencia aseguró que él, en cambio, sí podía ser tratado de su cáncer en prisión.
En cuanto al ex director general de Trabajo Juan Márquez, el Supremo le rebajó la pena privativa de libertad a tres años, y la Audiencia le dio uno de plazo mientras se tramitaba su solicitud del indulto al Gobierno. Ahora este periodo se ha ampliado hasta la próxima primavera.
Un año después, EL ESPAÑOL ha podido conocer cómo han transcurrido sus respectivas vidas en las prisiones andaluzas donde están cumpliendo condena a la espera de la concesión de una medida de gracia que aguardan todos. Precisamente cuando se cumple este primer aniversario la Audiencia de Sevilla está tramitando los informes preceptivos respecto a los indultos.
El tiempo pasa lento y todos han intentado llenarlo con actividades a las que tienen acceso, como el gimnasio, el uso de la biblioteca, del huerto y la realización de talleres socioeducativos.
Una situación "muy dura"
La situación ha sido "muy dura" para ellos, pero se han adaptado dentro de las circunstancias y su relación es normal con sus compañeros y con los funcionarios. Ninguno de ellos se ha visto afectado por ningún altercado y pasan casi desapercibidos.
Todos conviven con otros presos en módulos considerados de máximo respeto. Estas estancias se caracterizan por no ser tan estrictas para entrar y salir de las celdas, que están abiertas durante el día, y por el bajo perfil criminológico de los internos. Suelen ser reos de edad más avanzada y nada conflictivos, que permiten unos óptimos niveles de convivencia.
"Todos han ido cogiendo confianza y el día a día durante este año se ha hecho más llevadero", señalan estas fuentes. En el caso concreto de la prisión Sevilla I, donde ingresaron Vallejo, Rodríguez Román y Serrano, en ese módulo 102 prevalece un sistema de autogestión. Es decir, las normas de convivencia las establecen los propios presos, que participan en asambleas donde van exponiendo los problemas que puedan surgir. Además, la presencia de técnicos como psicólogos, educadores y trabajadores sociales es constante.
Rutina diaria
La rutina también es diaria. Se levantan a las 7,30 horas, a las 8,15 tienen el desayuno y durante el día no tienen ninguna limitación de salida: pueden transitar entre sus celdas y el patio. Por la mañana, la mayoría accede al gimnasio, a la biblioteca o a distintos talleres educativos.
Por la tarde, tras la siesta, suelen salir de nuevo al patio hasta que oscurece. Normalmente, después pasan a la sala de televisión y al comedor a cenar hasta las 20,30, que es cuando tienen que volver a dormir a las celdas.
Este periódico ha podido constatar que en el caso concreto del exconsejero Antonio Fernández tiene más comunicaciones vis a vis de las "normales" en la prisión de Puerto III.
Por su parte, Carmen Martínez Aguayo, la única mujer condenada por este caso, también está perfectamente adaptada. Incluso, por su profesión -ella es médico de Atención Primaria-, en este año se ha mostrado dispuesta a colaborar para todo lo que se le requiera en materia sanitaria.
De todos ellos, sólo José Antonio Viera ya disfruta de su libertad desde el pasado mes de junio, cuando Instituciones Penitenciarias le concedió el tercer grado por motivos de salud, tal y como publicó este periódico en exclusiva. Tan sólo estuvo en prisión cinco meses de su condena de siete años.
Con 77 años de edad, su petición estaba avalada por un informe médico de la propia prisión, en la que no se preveía un desenlace fatal a corto plazo de acuerdo con su actual estado de salud, pero finalmente fue tramitado.
Los indultos
Los demás están a la espera de la concesión del indulto que solicitaron hace año y medio al Gobierno. Los trámites burocráticos preceptivos arrancaron el pasado mes de octubre.
El último paso lo dio la Audiencia de Sevilla al dictar una providencia en la que acordó librar oficio a la Sala Segunda del Alto Tribunal para que, antes de proceder al traslado para informe del Ministerio Fiscal, determine qué Fiscalía debe pronunciarse finalmente sobre esta medida de gracia.
El pasado mes de octubre, el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, aseguró que el informe que debe aportar este Ministerio aún no había sido emitido precisamente por una disyuntiva competencial, entre la Fiscalía del Tribunal Supremo o la de Anticorrupción, cuyos delegados están en Sevilla.
Mientras tanto, estos seis ex altos cargos continúan a la espera en prisión con una vida normalizada dentro de sus actuales circunstancias.